—Bueno, pero, ¿cómo lo consiguió si no?

—No le preguntaré, haré como si eso nunca llegó.—dije, no quería volver a pensar en aquello.—Simplemente lo dejaré pasar.

—¿Estás seguro?—ambos preguntaron con asombro.

—Lo estoy, no diré nada de esto y espero ustedes tampoco.

—No lo haremos.—contestó Greg.—Me tengo que ir, quedé de ir con Alfred a ver las nuevas tierras que compró.

—Bien.—dije simplemente.

—Adiós.—se despidió de Robert.

—Adiós, nos vemos mañana en la casa de los Jeffrey.

—Allí estaré.—se encaminó a la puerta y abrió, para cerrarla detrás de él.

—No creo que sea coincidencia.—dijo Robert, dejando el anillo en el escritorio.—Deberías de investigar.

Levanté mi mirada y lo miré cansado.—A qué te refieres?

—Vamos Damien, abre los ojos.

—No puedo pensar en más, con lo ocurrido.

Escuché su risa.—Oh, vamos, no es tan malo casarse.

—¿Qué no lo es? Entonces, ¿por qué no estás casado?

—Simplemente no ha llegado la indicada.

Me reí.—¿Enserio crees en eso? Pareces mujer.

—Sí y no me me cambies de tema.

—No quiero hablar de eso, Robert, tú más que nadie sabes los malos recuerdos que me trae pensar en ello.

—Lo siento pero tú sabes que eso no es coincidencia.

Rodé mis ojos.—¿Por qué siempre debes de pensar mal de Shannon?

—¿Por qué siempre debes de pensar que es una blanca palomita?

—Robert, por favor. Ya te he dicho que ella no tiene nada que ver en lo que ocurrió con... Bueno, no tiene nada que ver. ¿Comprendes? Ella estaba en Bath con su familia, no estaba en el campo.

—¿Y si te mintió?—y volvemos a lo mismo.—¿Qué tal si te hizo pensar eso?

—Sus padres me lo confirmaron.

—Bueno, yo sólo te digo que ella no podía haber tenido el anillo a menos de que...

—¡Por favor Robert!—exploté al recordar.—No me hagas recordar más.

—Lo siento.—dijo.—Pero recapacita acerca de. Te veo luego.—Se encaminó a la puerta.

Suspiré y me dejé caer hacia atrás en mi silla.—¿Por qué? ¿Qué se me pasa?

Por mi mente pasó todos los sucesos de aquel día y una pequeña lágrima amenazó con salir, pero rápidamente la quité.

Abrí los ojos y volví a tomar el pequeño anillo.

"... Espero se lo des a tu futura esposa..."

¿Dárselo? No, jamás.

Lo miré una vez más y abrí un cajón del escritorio, donde lo metí hasta el fondo, bajo cartas y documentos que allí había.

Suspiré pesadamente y llevé mis manos a mi rostro mientras me ponía a pensar en otras cosas para distraerme.

***

Ok, mil disculpas pero estoy pensando en terminar Defender mi honor y avanzar de inmediato esta o dejar de publicar en Defender mi honor mientras emparejó esta con la otra, ¿qué dicen?

Estephania 🌸

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Editado el 5/junio/2020

Defendiendo Tu Honor (D.M.H. 1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora