Marionette

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La vida te llena de miles de sorpresas o por lo menos eso era lo que decía la mayoría, los que llenaban tu cabeza y trataban de convencerte, de hacerte creer que si te esforzabas podías rozar la dicha eterna.

Y sí, para él aquello era más que un tonto sueño y sobre todo cuando su día a día se definía en estar sentado frente a un monitor, ese que ya prácticamente se conocía de memoria.

¿Acaso jamás existiría algo que lo liberara de ese mundo? Era lo que se preguntaba siempre y en esa ocasión ocurrió lo mismo, justo cuando se perdía por las calles repleta de personas, esas que eran tan desconocidas como las respuestas que seguía buscando.

Y no lo sabía, desconocía que en su propio andar conseguiría encaminarse a algo diferente, lo que no significaba que fuera a completar sus expectativas, ¿o sí?

Escuchó susurros y luego a pocos metros vio un par de personas que interrumpían el paso, hecho que a MinSeok le sacaba de quicio. Acomodó su castaño cabello y suspiró, negando con suavidad, para así luego mover un poco los anteojos que descansaban en su rostro.

Se observó en un cristal y su traje seguía muy bien, eso era lo primordial, ahora lidiaría con esquivar a los que no le permitían seguir con su andar.

—¿Pueden apartarse? —pareció que lo dicho se desvanecía en el aire y era real, mas cuando sus ojos se movieron hacía la vidriera cercana, la cual tuvo un efecto cautivador y extraño para él.

¿Entonces todos allí hablaban de eso?

Al parecer el alboroto era a causa de una nueva tienda, la cual los otros a su alrededor describían desde su posición y siendo todo nutrido por los comentarios de los que sí pisaron el lugar.

A simple vista no le parecía interesante, ¿qué tenía especial una tienda de antigüedades? Nunca le resultó algo en verdad importante y menos cuando se trataba de objetos ya utilizados por alguien más, como si de mera basura se tratase. No entendía a quienes le podía gustar tales cosas.

Igual, por algún motivo o causa, esos pensamientos se envolvían con suavidad en una capa de curiosidad, de una voz que le susurraba al oído y lo incitaba a lo desconocido, de pasar aquel muro lleno de ignorancia y prejuicio, llegando a dejar la hora a un lado y la campana de la entrada sonó una vez más.

Lo primero que le llamó la atención del lugar era lo pulcro que era todo, hasta siquiera se podía apreciar un ápice de suciedad o simple polvo. Al parecer el encargado de la tienda se preocupaba mucho por las antigüedades, algo que seguía sin verle un fin.

Se percató que era un hombre mayor el encargado de todo y éste siquiera había tenido la molestia de mirarlo, ¿quizá la edad que tenía le impedía hacerlo? Era bastante anciano, en verdad, como si hubiera pasado la edad de jubilarse hace bastante tiempo.

—¿Hola...?

—¡Oh! –exclamó al otro cuando al fin se dedicó a verlo y se acomodó los anteojos, a la par que movía un par de cabellos blancos que cubrían su frente–. ¿Qué desea, joven? ¿Alguna lámpara? ¿Un jarrón de Noruega?

–No, no... en realidad no sé –fue sincero, ¿cómo iba a tener en claro eso si siquiera sabía por qué estaba allí? Él tendría que ir a su trabajo, no pasar el tiempo en una tienda de antigüedades—. Simplemente me dio curiosidad, supongo.

Y claro, ¿qué otra cosa podría decirle sino? No comprendía nada a esas alturas y menos cuando bien sabía que a su alrededor no encontraría nada interesante, algo de que debería de negar luego, pero él aún no lo sabía.

—En ese caso no se preocupe, si deseas puedes seguir buscando, quizá así encuentres algo de tu agrado.

Le iba a decir que no, mas se guardó esas palabras y giró sobre sus talones, empezando así a revisar distintas mesas y estantes, los que contenían un sin fin de artículos que le parecían meras decoraciones, algo que en realidad no le importaba demasiado. En ese sentido era algo descuidado, además del hecho que en su departamento tampoco existía un gran espacio para ser decorado.

{XiuHun} MarionetteWhere stories live. Discover now