Capítulo 1

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Al fin terminaba la maldita clase de Álgebra, recogí mis libros y salí lo más rápido que pude casi olvidándome de Luke quién rápidamente siguió mis pasos. Caminé por los pasillos con mi peculiar cara de odio, recién era la segunda semana de clases y ya deseaba que hubiera vacaciones. No me gusta la gente, menos la que ronda en este maldito instituto. 

Después de caminar por dos pasillos llegué a la taquilla y la abrí.

- No veo la hora de irme de esta mierda - escuché decir a Luke que se encontraba a mi izquierda guardando sus libros en su casillero. 

- Por suerte ya es viernes, cada semana va a ser peor - contesté tomando las llaves de mi automóvil junto a mi teléfono, cerré la puerta y voltee al no obtener respuesta. 

Allí estaba el maldito, asqueroso y popular de mi mejor amigo haciendo "sociales" con Ashley y Tiffany, las populares del Instituto.

"No veo la hora de irme de esta mierda" lo burlé  por mis adentros y comencé a caminar hacia la salida. No pensaba esperarlo.

- ¡Hey! Michael! Esperameeee - gritó, miré de reojo hacia atrás y lo divisé corriéndo entre la gente y decidí disminuir la velocidad de mi caminata.

- Vamos, ya quiero estar en casa. 

Terminé de decir aquello que tras mio se escuchó la repugnante voz chillona de Ashley llamando a Luke, él amaba juntarse con toda esa gente falsa cosa que yo no.

- Aahgg - dije y caminé como si corriera una carrera hacia la salida.

Salí entre la gente lo más rápido que pude y caminé un poco más tranquilo hacia el aparcamiento donde se encontraba mi automóvil.

- Hey, Michael! - escuché la voz de Ashton, uno de los jugadores de Soccer del Instituto quien se encontraba con Calum, jugador de Football Americano. Ambos eran buenas personas y ellos eran las únicas personas aparte de Luke quienes me caían bien.

- Hey, ¿Cómo están? - les pregunté mientras estrechaba las manos con ellos.

- Bien, ¿Ya te estas yendo? - preguntó Calum.

- Si hermano, si este imbécil no viene en 5 minutos me voy - dije y rieron. - Bueno, hablamos luego - les dije y me dirigí a mi automóvil, subí y cuando estaba por arrancar el motor apareció el estúpido de Luke.

Sin decir palabra alguna, le abrí la puerta del acompañante y arranqué el auto tomando camino a nuestro apartamento.

Al llegar Luke se tiró en el sillón a mirar televisión mientras tanto yo tomé un paquete de snacks y un poco de zumo de manzana, me dirigí a mi cuarto en donde cerré la puerta para tener mi amada privacidad. Tiré la mochila y recogí mi ordenador de la almohada de mi cama en donde lo había dejado en la mañana, me senté en la cama y comencé a chequear mis redes sociales. Pasé más de 20 minutos aburriéndome hasta que decidí entrar en la famosa red social "Omegle" en la que contactas a través de video llamada con personas de todo el mundo, pasaron 10 personas con las que hablé pero ninguna era realmente buena como para mantener una charla interesante hasta que apareció una chica.

Ella tenía su cara apoyada en su brazo izquierdo haciendo notar que también se encontraba aburrida, tenía unos ojos claros maquillados de un negro intenso que los hacía lucir como dos faroles de tan llamativos que eran.

- ¿Hola? - dije.

- Hee....AH! - dijo saliendo de su consentración - Hola - contestó con una mini sonrisa, la cual, la hacía ver tierna.

- Soy Michael, ¿Cómo estás? 

- Oh, lindo nombre - dijo moviéndose hacia los costados rápidamente haciendo que notara su color de pelo celeste - Soy Dona y estoy bien, gracias.

- ¿Dona? - le pregunté.

- Si, Dona es mi nombre...como las rosquillas - dijo mostrando sus dientes en una tierna sonrisa, la cual, denotaba sus pómulos. Se me hacía imposible no sonreír al verla.

- Núnca creí llegar a conocer a alguien con ese nombre, es genial! - le dije feliz.

- Eres la primera persona que no se ríe antes de decir que le gusta, Mikey...¿Acaso eres extraterrestre? 

- ¿Mikey? - le pregunté.

- Si, será tu nuevo apodo - dijo tranquilamente.

- Genial y raro.

- Oh vamos! Desde el momento en que me dijiste que te llamas Michael se me vino a la mente Mickey Mouse - dijo y comencé a reír.

- Estás loca - le dije sin parar de reír.

- Puede ser, tal vez... - dijo queriendo sonar misteriosa lo que hizo que siguiera riéndo.

Me caía muy bien a tal punto que si no me hubiera dicho "Oye Mickey, ya vamos 5 horas hablando" puedo jurar, que no me habría dado cuenta.

En toda la charla supe mucho de ella como que se llama "Dona Evans", que vive en Estados Unidos, que tiene 18 años, que vive en Los Angeles y que le gusta y que no.

- Oye, Mikey...me ha encantado hablar contigo pero debo ir a dormir em... - me dijo y sentí como si no quisiera alejarme de ella, era todo raro.

- No se si te parecerá justo pero, ¿Que tal si nos intercambiamos nuestros números de teléfono?

- Claro - dijo con una sonrisa tierna en su delicado rostro. Me pasó su número por el chat de aquella videollamada.

- Adiós Dona, hablaremos luego - le dije sonriendo al terminar de agendar el número.

- Eso espero, adiós Mickey - se despidió. Al terminar la llamada apagué el ordenador y lo dejé en el escritorio y salí del cuarto encontrándome con Luke durmiendo cual morsa en el sillón. Reí por lo bajo y fui hasta mi objetivo, la heladera.

De cena comí un poco de ensalada debido a que los snacks habían llenado casi a un 100% mi estómago. Luke aún dormía en el sillón. "Imbécil" pensé y apagué todo en aquel lugar para ir a mi cuarto y poder descansar.

Recosté mi cabeza en la almohada y entre bostezos comencé a pensar en aquella chica llamada "Dona", ya su nombre la hacía notar especial. Hacía años que no me interesaba en alguien, los últimos años sólo pensaba y veía a todas las chicas en cierta forma, como objetos. 

"Maldito Luke" pensé porque si, él me había arrastrado a ser como había sido los últimos años....como dirían los Españoles, todo un gilipollas.

Se me hacía impresionante la confianza que en tan pocas horas habíamos logrado con Dona, yo no era de esa gente sociable que al instante hacía amigos. PARA NADA.

Entre pensamientos sin darme cuenta la noche consumió las pocas energías que me quedaban y dormí.

Todo lo que buscaba  | Michael Clifford  |Where stories live. Discover now