Vuelve a sonreír | Yuri on Ice | One-shot

~°Vuelve a sonreír°~

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Disclaimer: Los personajes en este escrito pertenecen al anime de Yuri!!! on Ice, producido por el estudio de animación de MAPPA, dirigido y escrito por Sayo Yamamoto junto con Mitsurō Kubo. La historia escrita aquí es lo único que me pertenece.

La imagen usada en la portada y utilizada en multimedia pertenece a yamielsun en Tumblr (dejaré un enlace externo hacia el link de la imagen).

Tipo: AR/AU, y posible OoC. La historia se origina con Viktor de 16 años de edad y Yuuri de 12.

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Para cada corazón roto, siempre habrá alguien dispuesto a recoger todos los pedazos y sanar heridas que alguien más dejó.

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A Viktor le arden los ojos y los primeros signos de querer llorar aparecen. Pestañea unas cuantas veces, en un intento desesperado por ocultar las traidoras que son sus lágrimas, queriendo hacer presencia de lo destrozado que su corazón se encuentra. Es dolor y tristeza acumulado por días lo que guarda en su pecho.

Intenta ser fuerte, son constantes decepciones hacia su persona lo que rompe su corazón.

Yakov gritándole, insultándolo, le hace ver y le dice todas y cada una de las cosas que hace momentos atrás Viktor notó por si mismo. No necesita que su entrenador se lo diga, su peor crítico es él mismo; aún así le duele que sea Yakov, ese hombre que ha considerado su segundo padre, quien le esté empujando al vacío.

—Fue pésimo —vuelve a repetir su entrenador con el ceño fruncido y la peor de las expresiones, esa que grita decepción con la mirada. Palabras fuertes y pesadas cayendo como dagas a su pobre corazón es lo que obtiene del mayor. Quiere que se detenga, que pare de decirle cosas tan horribles—. Parecía que no querías patinar, Viktor. ¿Eso es lo que quieres?

Niega varias veces conteniendo un jadeo, siente que ya no tiene capacidad de hablar sin que su voz suene patética.

—¿No? ¿Entonces por qué patinaste tan mal? ¡Esa fue la peor de tus actuaciones!

—Ya lo sé, Yakov... —murmura, la garganta le arde con tan solo decir esas cuatro palabras. Aprieta con fuerza los puños, se clava sus cortas uñas en las palmas de sus manos y casi puede sentir la sangre salir junto con el ardor, de alguna manera se lo merece.

—Dejaré de entrenarte -declara Yakov con voz firme, y a Viktor se le parte el corazón al escucharlo y las lágrimas que ha estado reteniendo desde hace años por fin hacen acto de presencia, malditas traidoras...

—No, por favor...

Se derrumba, llorando a pleno pulmón, las lágrimas cayendo espesas por sus mejillas, sus sollozos escuchándose en la habitación en la que están hablando. Tiembla, cae de rodillas al suelo, implora entre hipidos al hombre frente a él que lo siga entrenando, que lo hará mejor la próxima vez, que no volverá a fallar.

Que no lo deje, que no le abandone, es lo único bueno que tiene y no quiere perderlo.

Es desesperación lo que acompañan sus sollozos y lamentos, gime como si le estuvieran atravesando el cuerpo con miles de cuchillos clavándose en él y su vista es borrosa cuando trata de enfocar a Yakov para pedirle una y mil veces que no le desampare. No tiene a nadie más, se quedará sólo si ese hombre lo abandona.