Just Hold On

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Es siete de diciembre, la lluvia cae sin cesar mientras las gotas repiquetean una a una en una de las ventanas, a pesar del clima se siente una paz cálida atravesando las paredes y cada una de las habitaciones. En el sofá principal se encuentra Phoebe haciéndolo una trenza en el cabello a su hermana gemela Daisy, una forma de entretención debido a que ambas están en la época de empezar a embellecerse. En el sofá se encuentra Jay, la madre de las pequeñas bebiendo una taza de chocolate caliente que su hija Lottie, su segundo retoño, le hizo con todo el amor.

Las ojeras están presentes en su rostro, su piel a perdido poco a poco el color pero sin duda alguna, no puede dejar de estar feliz y sonriendo, sabiendo que su familia está junto a ella.

Dan entra en la estancia unos minutos después captando la atención de las gemelas y su madre. El rostro de su esposo luce exhausto, Jay quiere decirle cuánto lo ama, cuan feliz la ha hecho en estos años en los que han podido hacer crecer su amor, cuan bendecida se siente de que le regalara dos adiciones más a su familia. Sus pequeños Ernest y Doris.

Él se sienta con mucho cuidado a su lado, besando su frente con cariño y abrazándola con extrema delicadeza. Ella no puede evitar obsequiarle su sonrisa personal, una sonrisa de pareja. Y es que Jay, la alegre y maravillosa Jay tiene una sonrisa para todos los que ama. Está la sonrisa para su amado Dan, su esposo y el padre de sus dos bebés. Está su sonrisa para Louis, su bebé mayor, su mejor amigo. Está la sonrisa para Lottie, su preciosa hija que cada día la hace sentir más y más orgullosa, la sonrisa para Fizzy, una suave para su tercera bella hija. Su sonrisa especial para sus dos nenas Phoebe y Daisy, quienes la han dado el privilegio de seguir siendo una mamá a tiempo completo. Y por supuesto, la sonrisa para sus bebés Ernest y Doris, para sus dos chiquitos amados.

—¿Necesitas algo? —Dan pregunta, él es tan fuerte. Ha estado para ella desde el principio en el que su mundo tomó un rumbo diferente. Una noticia dolorosa contra la que ha luchado por un largo tiempo, agradecida de tener una familia apoyándola fuertemente.

Jay sonríe una vez más, pero niega con la cabeza, dándole un nuevo sorbo al chocolate caliente.

—Gracias—expresa con suavidad mientras recuesta su cabeza contra el pecho de Dan, cuyo corazón late desbocado. Ella sabe bien que una cosa es la apariencia, sabe que Dan no se ha derrumbado aún por sus hijos. Sabe que sigue ahí por ella, para demostrarle que contra viento y marea pueden sobrellevar esta dura situación.

Lottie se acerca a donde se encuentran ambos, su eléctrico cabello blanco llamando la atención.

—¿Tienes frío? ¿te traigo algo para cubrirte más? —todos se quedan mirándola, si bien son precavidos y tratan de aligerar su preocupación; tanto Dan como Lottie lucen impotentes. Jay suspira.

—Estoy bien, cariño, ¿por qué no te sientas? —Lottie la mira por unos segundos más antes de asentir y besar su frente, Jay puede sentir todo el amor que su hija le transmite a través de ese beso y sus ojos se cristalizan antes de que mantenga la compostura.

Fizzy no demora en llegar, su celular en mano y una sonrisa pequeña abarcando su rostro.

—Louis ha llamado, dice que ha tomado un vuelo hace unas horas, viene en camino—y eso es todo lo que Jay necesita para que su sonrisa se convierta en una deslumbrante y revitalizadora. Todos sus seres queridos reunidos; Dan se ha parado para ir por Ernest y Doris que se encuentran cerca al comedor con sus juguetes.

El dolor es latente, Jay no puede negar que se siente físicamente agotada, toda esta batalla la ha dejado fuera de combate, no es que no se sienta capaz de seguir luchando; lova a hacer, lo seguirá haciendo por su familia. Pero en este instante solo quiere pasar tiempo con quienes ama, solo eso. Es todo lo que necesita para estar feliz, es su mejor antídoto contra el dolor.

Just Hold OnWhere stories live. Discover now