Mi vida con ellos [MSHYY #3]

Capítulo 1: Juntos

-¡YA LLEGAMOS A LA TIERRA DE LOS CANGUROS!

El sonido de las voces de los chicos me llegaba amortiguado a través de los audífonos que tenía puestos, en los cuales sonaba Doomed. Me enderecé en el asiento justo en el momento en el que Jacob se sentaba a mi lado con una enorme sonrisa en la cara. Me quedé viéndolo mientras él me hablaba sin parar con entusiasmo, a pesar de que yo no escuchaba una sola palabra de lo que decía. Cuando finalmente se quedó callado, me quité los audífonos y le dije:

-¿Me estabas hablando a mí?

Su sonrisa se borró enseguida y frunció el ceño. 

-¿Ves? Por esto nunca te hablo.-gruñó y se levantó, marchándose de mi lado. 

De pronto, algo cayó pesadamente sobre mi regazo, sobresaltándome y sacándome el aire de golpe.

-¡Dios, Trent!-le reclamé. 

El castaño rió y se recostó boca arriba, poniendo su cabeza en mis piernas. 

-¿Me amas?-preguntó, infantilmente.

-No.-espeté mientras guardaba mi celular y el libro que estaba leyendo dentro de mi mochila.

Trent se revolvió sobre mí, clavándome el codo en la pierna. Me quejé y le lancé una mirada asesina, pero él pareció no inmutarse y comenzó a enredar mi cabello entre sus dedos.

-Emmy Lou,-alargó la última letra.-¿me amas?

-¡Que no, estúpido!

Se apoyó en el descansabrazos y se impulsó para quedar sentado sobre mis piernas y con los brazos enrollados en mi cuello. Pegó su cara a mi cuello y me lamió hasta la mejilla. Después volvió a mirarme con una sonrisita que pretendía ser adorable.

-¿Me a-mas?-insistió.

-Mmmmta, que no, asqueroso.-mascullé, tomando su mano y pasando la manga de su sudadera por encima del rastro de saliva en mi cara.

-¿Estás segura?

Comenzó a inclinarse, cada vez más cerca. Abrí los ojos como platos cuando su nariz rozó la mía y sentí su aliento contra mis labios.

-¿Y ahora?

-¡Okey, tú ganas!-me rendí.

De inmediato se alejó, riendo escandalosamente. Bufé y lo empujé, pasándolo al asiento de a lado y liberando mis piernas de su peso.

-Ya llegamos, niños. Abróchense los cinturones y enderecen sus asientos porque ya vamos a aterrizar.-habló el piloto por las bocinas.

Quince minutos más tarde, estábamos saliendo por las puertas del avión hacia el pasillo desmontable que nos guiaba al interior del aeropuerto. 

-¡Quiero ver a mi Clark!-exclamó Caleb, corriendo a toda velocidad por el piso alfombrado. 

-Tenemos que recoger las maletas primero.-le dije.

-¡Yo no traje maleta!

En dos segundos, desapareció entre la gente.

-Mau, ¿podrías ir tras él para que no se lo vayan a robar?

Mi hermano asintió y siguió a Caleb.

El resto de nosotros continuamos caminando hacia la sala donde recogimos nuestro equipaje y salimos después de diez minutos. Cruzamos las puertas de cristal y buscamos una cara conocida.

-¡Ya lo vi!-grité y corrí como loca, arrastrando ruidosamente mis maletas detrás de mí.-¡Jace!

El rubio se giró con una radiante sonrisa en la cara y salté sobre él, quedando colgada como un changuito. Lo apreté con fuerza, eufórica de poder abrazarlo de nuevo después de no haberlo visto por seis meses.