capitulo 24 [✔️]

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-No te voy a decir, solo epera 30 minutos mujer- dijo burlón y yo gruñi, rodando los ojos. Me ests¡aba raptando – Es una sorpresa, a ver si adivinas.

Negué con la cabeza. No iba a decir todos los lugares que se me venían a la cabeza, que flojera.

-¿Tienes hambre? – preguntó mirándome.

-Nop – dije. No lo sabia, no tenía hambre. Osea, podía comer, pero no me estaba muriendo.

-Si tienes hambre entonces – dijo completamente lo contrario. Lo miré confundida. Me esta dando miedo que me pueda leer tan rápido. Me conoce muy bien - ¿Has almorzado? – dijo aun mirándome. Íbamos a chocar.

Dude en responder. Por lo que él automáticamente respondio por mi.

-Eso es un no – dijo y yo frunci el ceño.

-Iba a decir que si – dije mientiendo muy bien. Odiaba hacerlo, pero no quería que supiera que sabe leerme.

-¿Por qué no te creo? – pregunto achinando los ojos, como si asi pudiera ver lo que pasaba dentro de mi cabeza.

-No lo se – dije rodando mis ojos. Soy una buena mentirosa, nunca miento, pero cuand lo hago me resulta fácil. No me pongo nerviosa ni nada por el estilo.

-Bueno, vamos a comer un pequeño refrigerio de todas maneras cuando lleguemos a- dijo y se detuvo abruptamente. Casi dice a donde vamos – Casi caigo en tu trampa – dijo sonriéndome.

-Casi – dije mirando por la ventana, cuando de repente, mi celular comenzó a sonar, lo que me llamó la atención. Leí el contacto que me estaba llamando. Era Wren.

-¿No vas a contestar?- dijo sonriendo brulonamente.

-Nop, no quiero hablar ahora – dije y colgué la llamada.

–Si se que mi presencia te deja sin palabras – dijo bromeando y me reí negando con la cabeza. Su arrogancia era parte de su esencia..– Llegamos – dijo estacionando el auto. No sabía dónde estábamos. No había explorado mucho el país desde que había llegado a decir verdad. Me había limitado a estar en el internado y visitar un par de casas de los chicos del grupo.

Solo veía que no había nada después del estacionamiento de tierra. Estábamos en una colina que no permitía ver qué había detrás de ella. Me ganaba la curiosidad por lo que baje del auto y respiré el aire fresco. Olía a sal y coco. Un viento mojado me cayó directamente en el rostro, era la brisa del mar. Estábamos en la playa.

Tyler se paró detrás de mí y puso sus manos en mis hombros.

El sonido de las olas del mar llegaron a mis oídos haciendo que cierre los ojos.

–Esto es muy relajante– dije abriendo mis ojos para ver las olas del mar.

-Si, y nada mejor que un picnic – dijo y voltee a verlo. Sonrió levantando una canasta que suponía que tenia comida adentro. Sonreí al verlo asi de feliz. Cuandl no Tyler tenía una sonrisa.

Bajamos por una rampa que estaba cubierta de arena, hacia la playa. Me saqué las zapatillas y las medias, agarrándolas con las manos y dejando que la arena me haga cosquillas en los pies. Extrañaba esto.

Tyler se me adelantó por unos metros y sacó una mandala de la canasta. La estiró en la arena y puso la canasta en el medio. Teníamos espacio sobrante para los dos así que nos sentamos con las piernas estiradas mirando al mar. Me apoyé en mis codos y cerré mis ojos una vez más para concentrarme en el sonido de las olas y en la brisa en mi rostro.

–Ojalá te gusten los emparedados caprese – dijo interrumpiendo mi paz y sacando dos de la canasta. Volteé a verlo y ví que me estaba extendiendo uno por lo que lo cogí – Iba a hacer uno con salami, pero me acordé que no te gustaba el salami – dijo mientras que abría el suyo. Ese comentario me causó una sonrisa gigante en el rostro. Se había acordado de un detalle tan insignificante. Abrí mi emparedado y le di un mordisco. Estaba muy rico.

CambioWhere stories live. Discover now