Esta vez yo misma me interrumpí mientras miraba al piso, abriendo los ojos al pasar las manos delicadamente por mi lastimado torso. ¿¡Un  accidente!? ¡Eso no había sido un accidente! Mire con cierta rapidez a quien dejaba la bandeja en la cómoda. En mis ojos se podía leer perfectamente el miedo y la incertidumbre.

—Fueron dos balas perdidas —Trato de explicarme quien no había estado en la escena—. Ya han sido extirpadas, más aún corres peligro por alguna infección

Guardé silencio, sabiendo que realmente eso no había pasado. A mí me habían intentado asesinar. Karla me había intentado matar por su colérico amor ciego. Lo recordaba ya bien… sus palabras, su rostro molesto, los celos floreciendo. Ella había sacado una pistola y tras dispararme, me había empujado contra la ventana.

                        Pero, ¿cómo es que ahora estaba ahí… viva?

—Mi señor la ha traído aquí —Soltó de pronto Bryant, obligándome a voltear a verlo—. Yo solo acudo a curarla

—¿Liam me ha… traído?

Parpadee sin creerlo todavía pero al bajar la cabeza, pude evocar entonces mis agonizantes pero supuestos últimos suspiros bajo el césped mojado. Mis manos se fueron sin control hacía mis labios, aún sin creer lo que había pasado. Si bien recordaba, Liam me había encontrado casi muerta en los jardines traseros e increíblemente, me había salvado de la muerte.

       ¿Por qué me había ofrecido su sangre si me odiaba tanto?

Aquel pensamiento me hizo paralizarme. Si su esencia rojiza había entrado en mi cuerpo, ¿eso significaba que era una de ellos? Abrí los ojos de par en par, preocupada por la respuesta a aquella pregunta. Entre los habitantes de Bloody Town era bien conocido que si ellos te mordían y te dejaban sin una sola gota de sangre, terminabas convirtiéndote en uno más; pero ¿qué pasaba si nunca me habían mordido y la sangre de quien debería de haberme vaciado, yacía en mis venas? ¿Me había contagiado de igual forma?

Temblé del miedo e intentando levantarme, me senté sobre la cama. Necesitaba ir a preguntarle, necesitaba escucharle decir que solo eran ideas locas mías y que simplemente, me había hecho un favor. Pero Bryant se puso en mi contra y, con su mano, me empujo de nuevo contra la almohada.

—No puedes moverte, Caroline —El pelinegro habló seriamente—. Estas mal herida y si te agitas, la lesión puede reabrirse

—Necesito ir a verle, Bryant —Hable ciertamente contrariada de lo que decía. Era extraño que yo quisiese verlo, a ese hombre de cabello de fuego—. Necesito preguntarle algo, es importante

—Yo… se lo haré saber —Soltó indeciso—, solo no te muevas

Asentí con un débil gesto mientras, observándole levantarse, le vi partir de la habitación. Era probable que él no quisiese que viese a Liam por obvias razones, pero mi corazón ya estaba preparado para todo. Sabía que cuando le viese me iría muy mal, pero era cien veces más importante el saber si me había pasado algo, hablando genéticamente claro estaba.

Y es que el saber que posiblemente era un vampiro, me ponía el cabello de punta. ¿Qué pasaría si realmente era alguien como ellos? El simple pensamiento me hizo temblar, sabiendo que tal vez podía ser posible. Quizá yo ya era un ser de la noche y aún no lo sabía. Así como Volker o como Leonard.

Era vampiricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora