—¡Ja,ja! no James, no le hagas caso —le sonrió aguantándose la risa—. Bueno vámonos.

Habiendo aclarado la situación, los tres se fueron a acampar esa noche en las orillas del bosque, al llegar prepararon la tienda, y encendieron una fogata para sentarse alrededor, allí conversaron un poco, pero James estaba algo incómodo, porque Rosa no paraba de mirarlo fijamente, mientras él no dejaba de mirar a Julia, que estaba especialmente hermosa esa noche, más que nunca, pero al hacerse un poco tarde, pensaron que ya era hora de irse a dormir, así que las chicas decidieron ponerse sus pijamas, para lo cual le pidieron a James respeto y que no mirara mientras ellas se cambiaban de ropa, aunque Rosa tenía otra idea en mente.

—Julia, hermana, ¿te importo si le pido a James qué me acompañe a hacer pipí? Es que no aguanto las ganas y el bosque esta oscuro.

—Por mi está bien, así yo me cambio aquí en privacidad, para cuando regresen ya estaré lista hermana, y espero que tú también.

—Lo estaré hermana, lo estaré.

James cambio su rostro a un gesto desagrado, el esperaba en todo caso quedarse con Julia, y poder verla desnuda tal vez, pero sus planes fueron una vez más arruinados por Rosa, así que fue de muy mala gana.

—Está bien Rosa, yo te acompaño... —musitó con voz queda.

—¡Eres un amor, James! —le dijo Julia—, pero no vayas a mirar a mi hermanita ¿eh?

Él ya estaba molesto de escuchar eso de "No vayas a mirar ¿eh?", y mientras caminaba con Rosa se lo recriminó durante la conversación que mantenían, a lo que ella le dijo: —No te molestes por eso James, nosotras somos así, no nos gusta que nos vean desnudas, creo que a ninguna mujer le gusta que la espíen, y menos mi hermana Julia, que es la fea de la familia, yo que soy la bonita lo puedo tolerar más, en ocasiones claro. — Pero que cosas dices Rosa, tú discúlpame, pero no eres para nada más bonita que Julia, ella es la bonita, la fea eres tú. Rosa se sintió un poco triste por la manera tan grosera en que James le había hablado, así que no dijo nada —mantuvo sus labios apretados y la mirada pérdida —, y se limitó a acomodarse para hacer su necesidad y luego vestirse en ese lugar, por supuesto, no podía faltar la advertencia, aunque esta vez de una forma muy seria, y algo tenebrosa.

—James voltéate, me voy a cambiar, y ¡no vayas a voltearte!.

—¡Por Dios!...has lo que quieras, ¡no me interesa espiarte!

El chico muy molesto por todo lo que pasaba, se volteó para dar privacidad a Rosa, sin embargo, el suave sonido que hacía la ropa al recorrer el cuerpo de Rosa, era algo muy tentador para Eduardo, quien pensó que ya si no podía ver a Julia, pues algún beneficio había que sacarle al paseo, así que intentó ver con el extremo de su ojo, sin lograr nada, giro levemente su cabeza, y fue cuando los sonidos fueron cambiando, era como si escarbara, como si gruñera. James se asustó y volvió a mirar al frente, en ese momento los sonidos raros cesaron, y todo fue un silencio.

—Ya casi termino, ¡no vayas a mirar! James no soportó más y volteó a mirar totalmente en un acto de rebeldía, al hacerlo, tuvo suerte de que su corazón no saliera disparado de su pecho, al ver a Rosa, con su piel en el suelo como si fuera ropa, sus brazos eran largos, huesudos y con un color gris, sus uñas largas y negras, su boca, o más bien su quijada, se estiró hasta llegar al suelo.

Sus ojos cambiaron a blancos, lo poco que quedaba como para describirla era una especie de piel escamosa que lucía vieja y llena de cartílagos, sus dientes también eran ahora colmillos, él cayó de espaldas en el bosque, sus ojos no creían lo que veían, pero logró levantarse para poder salir corriendo allí, no sin antes escuchar a Rosa decirle con una voz gruesa y terrorífica:

—¡Te dije que no fueras a mirar!

Sin dudarlo, él empezó una frenética carrera por su vida de regreso a donde estaba la tienda, mientras Rosa lo perseguía arrastrándose por el suelo a gran velocidad contorsionando su cuerpo su forma tétrica, con una larga lengua con la que intentaba daba darle caza. Los gritos desesperados de James se escuchaban por entre los árboles de todo el bosque, hasta que por fin llegó hasta la tienda donde estaba Julia:

— ¡JULIAAA! ¡JULIAAAAA! ¡AYUDAME T-TU HERMANA...ES UN MONSTRUO!

Julia estaba adentro de la tienda cambiándose también, él se encontraba tan asustado que se olvidó de eso y entró sin avisar, descubriendo a la chica desnuda, la cual lo miró fijamente con unos ojos, cuerpo y rostro totalmente indescriptibles, solo James que la tenía frente a él era capaz de describirla, y lo hacía gritando de terror, más, mucho más que cuando vio a Rosa, luego sus gritos fueron silenciados por un golpe seco, seguido de unos ruidos como cuando un animal salvaje está comiendo una presa.

Rosa también llegó a la tienda, ya con su figura humana normal, y de forma irónica le dice a su hermana quien no paraba de comer:

—¿Lo ves Julia?...siempre es igual, todos corren de mí, y eso que le advertí que la fea eras tú...déjame algo esta vez.

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MelanieLizarazo

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