Única parte.

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Esto será un pequeño corto. Tenía la idea de hacer una historia larga, pero me di cuenta que se vería mejor siendo algo corto.

Espero y lo amen como yo lo hago.

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"Danzando junto a las estrellas."





Si cuerpo pareciera un muñeco de trapo; deshilachado, lleno de polvo y olvidado. Sus ojos se encuentraban apagados, vacíos, como si hubiesen extraído la vida que habitaba en su ser. Mira la vida pasar ante sus esmeraldas notando como poco a poco todo a su alrededor pierde color y suspicacia. La soledad lo mata, lo quema desde adentro; un ardor demoledor lo tumba en esa mugrienta cama por horas. Solo puede sentir la opresión en su estómago, desde hace mucho dejo de escuchar los murmullos que hacía éste llamando la atención solo por un poco de alimento. Todo a su alrededor luce viejo y sin vida, lamenta haber sido un patán sin cojones; lamenta haber apagado a su rayo de luz. Como en una trama de suspenso, la casa que en aquel entonces todos envidiaban y lucia una fachada colorida con varias flores por sus alrededores; ahora luce tetrica, vieja y olvidada como el muñeco que la habita. Hay aún muchas cosas que la estúpida de su mente no logra entender, hay muchas puertas sin cerrar y muchas palabras sin decir. Pero él solo quiere dejar a sus venas probar un poco de felicidad, mientras viaja a un mundo desconocido donde sus promesas si logra cumplirlas, donde nada están doloroso como la realidad; donde su olor aún pueda gozar. Como si fuese un funeral, siempre viste de negro con el cabello enmarañado y una barba de días. Con bolsas bajo sus ojos que alguna vez fueron hermosos y amados por muchas almas, luce patético sentado después del mediodía frente a la ventana que da al vecindario; ha visto a Niall y a sus pequeños hijos pasar, disfrutando una caminata por la tarde en familia. Sonríe,  pues luce diferente a la última vez, la cual fue una desastrosa ruptura de once largos años de amistad, de una hermandad tan única. Que idiota fue. Sonríe mientras las lágrimas escurren de sus ojos, mientras comienza a sentir los efectos de lo que aún lo mantiene atado a la vida.

Retazos de unos ojos cielo y una figura espectacular inundan su mente. Febril y lleno de vida, alegre y amante de apoyar a los que menos tienen. Así es como lo recuerda. Aún puede sentir bajo las palmas de sus manos el dulce movimiento de sus caderas encontrándose al final con las suyas, bailando bajo el manto de la luna; entregándose con pasión llana y pura. Es lo único que llega a su mente caotica, pues es lo único que realmente ha importado en su vida. Aún puede olor su fragancia, la manera en la que se hacía notar al expulsar ese olor a agua fresca del mar, el como su piel pareciese bañada por el mismo astro del universo. Aún después de tanto tiempo, aún después de haber roto completamente el lazo que los conectaba; aún puede sentirlo bajo su piel. Viajando por sus venas hasta llegar a su podrido corazón. 

Todos los días se sienta con solo un poco de la cortina abierta y con la felicidad viajando por sus venas, esperando a que su rayo de luz vuelva a iluminar sus días. Esperando con los brazos abiertos y el corazón al rojo vivo.










Como sube y baja se encuentra su estado de ánimo. Tan catastrófico y a punto de un colapso, su cuerpo poco a poco le avisa que todo está por llegar a su final si no hace nada rápido. Conforme pasan los días puede sentir el cansancio sobre sus hombros, la fatiga de vivir día a día junto al terrible dolor de cabeza. Hace bastante que dejó de llorar, hace bastante tiempo que ya no contempla la luz del día tras la ventana. Y solo se queda pasmado alucinando con un mañana que no llegará.

Trae la misma ropa de hace días, sus manos se encuentran mugrosas junto a la mugre de sus uñas, su fragancia se ha viston deteriorada gracias al contra efecto que la felicidad trae a su cuerpo, el cual dejo de ser tan volátil y frondoso como un fuerte árbol de manzanas.

La soledad poco a poco lo va comiendo, y son más los días que la cama ha sido su única compañera, junto a los murmullos que recorren cada rincón de la casa. Puede que se esté quedando completamente loco, puede que la vida lo haya abandonado. Esta consciente que debe de ser fuerte, nadie más que él  mismo provocó esto, este daño irrebersible.

Oh, como quisiera poder regresar varios años atrás y contrarrestar sus errores. Borrar todas las veces que se porto como un patán, con la felicidad viajando en sus venas; llevándolo a cometer actos bárbaros. Recuerda las veces que utilizo su voz y el como sus grandes pero finas manos dejaron huellas en la piel de porcelana de su pequeño, el como escucho muchas veces que se detuviera más sin embargo eso solo lo incitaba a seguir con lo que le llevaría a perder su más grande añoranza.

Puede que ya sea muy tarde, pero se arrepiente, realmente lo hace. Su alma llora sangre por todo lo ocurrido, su alfa aún a pesar de los años, añora a su alma que lo complementaba. Todo su ser lo pide con gritos, y después de mucho tiempo; un rugido nace de su ser. Es un llamado a su complemento, después de eso viene el sollozo más desgarrador que alguna vez solto, jamás llego a sentirse de esa manera.

Ahora entiende por lo que él tuvo que pasar.













Todo dolía, su cuerpo se encontraba temblando y de su boca solo salía el calor de su cuerpo transformado en bao. 

Su encontraba inerte sobre el suelo que antes fue de un lindo color caoba. Desnudo y balbuceando incoherencias. Con varios cortes en su cuerpo, mientras un charco de lo que pareciese ser orina lo acompaña. Sangre seca hay en su cuerpo como en el suelo, su cabeza da vueltas y él solo quiero cortarla.

Ahora no recuerda nada. Salvo unos ojos azules que nunca lo dejan.

Escucha en su inconsciencia y lo que pareciese ser su lecho de muerte, un ruido. Es ensordecedor. Quiere abrir sus ojos pero no logra llevar a cabo esa simple acción. Escalofríos recorren su ser, mientras solo le pide a la vida que abandone su cuerpo para dejar de sufrir. Y es entonces entre todo ese mar de trabas, que logra escuchar como algo es quebrado, luego varios tintineos.

Algo tan enigmático llena su cuerpo de a poco, él reconoce lo mismo que su alfa, ese olor. Aúlla contento su alfa, mientras da vueltas y se mueve de un lugar a otro. Y no es hasta que un calor característico lo envuelve por completo, que logra moverse. Siente sus brazos rodearlo, brindándole el calor que le privó de sentir hace tiempo; que él se privó. Llora como un recién nacido, apretando la sudadera que huele maravilloso. Llora por haber sido un completo idiota y no haber valorado lo que tenía. Es una explosión de fragancias cuando la puerta de su casa es derribada. Se deja llevar por la sensación tan maravillosa que lo envuelve, llora de gusto al escuchar unas simple palabras pero tan significativas para su persona.

- Aquí mi vida, aquí estoy. No volveré a irme, ya no. Me tienes de nuevo. Siempre me haz tenido.













Después de todo, lo que recorría sus venas no era su felicidad realmente.

Felicidad. (L.S) Pequeño Corto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora