safety

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(ya había subido esto hace un tiempo y sigo sin saber qué pienso de él, pero anyways, disfruten [o no])

Las zapatillas del chico resonaban por el pasillo mientras corría, dejando detrás largas hileras de casilleros gris oscuro. Paredes blancas impecables y aroma a desinfectante caro decoraban el ambiente. Antes de que su figura apareciera allí, todo había estado en perfecto orden y silencio. No había ni un alma; todo el mundo estaba en clase, como era de esperar. Él debería estarlo también.

Y, en cambio, estaba siguiendo a su mejor amigo por el pasillo desierto de la escuela como si de ello dependiera su vida.

En cuanto lo había visto levantarse y salir de la clase, no se había molestado siquiera en preguntar al profesor de Química si podía seguirlo. Porque sabía que la respuesta iba a ser no. Y él habría terminado haciéndolo de todos modos.

Lo había perdido de vista hacía ya unos cuántos segundos, pero los lugares a los que podría ir su amigo allí eran casi nulos, así que sabía dónde encontrarlo. Hizo los diez metros que lo separaban del baño en menos de cinco segundos, agitado. Empujó la puerta con ganas y se metió dentro. El olor a productos químicos se acentuaba ahí dentro, y nada en el perfecto orden evidenciaba que grupos enormes de adolescentes entraban y salían de allí con frecuencia. El lugar parecía estar tan vacío como limpio, pero tres de las diez puertas de los pequeños cubículos estaban cerradas.

—¿Gee? —murmuró.

Silencio.

—Gee, ¿dónde estás?

A sus palabras le siguió un sonido quedo. Uno que no había producido él, y Frank estuvo seguro de que era un sollozo. Se acalló al segundo siguiente, sin brindarle el tiempo suficiente para descubrir de dónde provenía. Luego, de nuevo silencio. De cualquier manera, no había esperado que su amigo contestara a su llamado, así que se decidió por lo práctico y se agachó en cada una de las puertas cerradas, hasta que llegó a sus ojos la visión de las converse negras del muchacho.

Se acercó allí, apoyando la frente sobre la fría superficie de la puerta. Soltó un suspiro. No le apetecía para nada ver a Gerard en aquella situación. Podrían estar ahora mismo bromeando en plena clase, pasándola bien, Gerard habría estado riéndose, y se habrían terminado ganando un sermón de parte del malhumorado profesor Jullians. Habría sido así. Podría haber sido así. Pero, en cambio, Gerard estaba siendo miserable encerrado en el baño de la escuela. Vaya vida.

—Oye —tanteó Frank, con la voz más calma y dulce que pudo—, ¿puedo entrar?

Le respondió el sonido del seguro abriéndose un par de milisegundos después, y Frank exhaló profundo, más relajado. Entró al pequeño espacio en cuanto la abertura de la puerta fue lo suficientemente grande para dejarlo pasar. No pudo evitar esbozar una sonrisa al ver a su amigo en el suelo, con las rodillas recargadas contra su pecho y el delineador corrido.

—Pareces un mapache —murmuró, y luego se sentó en el suelo, frente al otro, mirando cómo Gerard se pasaba los puños por debajo de los ojos, intentando arreglar el desastre de maquillaje sin ningún resultado positivo. Entonces, se puso serio—. ¿Estás bien?

—No. —Frank apretó los labios; debería haberse esperado esa respuesta.

—Lo siento —dijo, bajando la cabeza y sintiéndose realmente culpable. Se suponía que era él quien debía ocuparse de esas cosas. Era un acuerdo tácito consigo mismo que se había puesto hacía mucho—. Lo siento. Estaba hablando con Ray y no los oí. ¿Qué dijeron?

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⏰ Senast uppdaterad: Oct 16, 2016 ⏰

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