3. Para el pastel.

2.7K 207 34
                                    

Heeeeeeeeeeey, pues, creo que de nuevo me he tardado bastantito, pero entre los exámenes y la propia vida está complicado todo esto.

Pues bien, en este tercer capítulo les traigo el tema de la descripción, uno de los ingredientes más importantes para la creación de una novela.

.

.

.

El asunto de la descripción en los libros ha venido cambiando, y lo seguirá haciendo. Hubo un tiempo en los que se describía hasta la forma y color de la ropa interior de Juana, hubo otro en el que apenas se describía un poco sobre las acciones de los personajes.

Y hoy en día, se podría decir que estamos en un punto medio. Nos gustan leer novelas que nos describan las acciones, apariencias y alrededores, pero que los escritores nos dejen un espacio para imaginárnoslo a nuestra manera.

Aunque claro: para gustos, colores, y como no podemos complacer a todos, a lo mejor que podemos apostar es quedarnos en ese punto medio.

No puedo “enseñarles” a describir por muchas razones, dos de ellas son que; primero, yo estoy aprendiendo, y ni siquiera he dominado ese arte completamente; segundo, no estoy segura de que sea algo que se puede enseñar.

Pero si les daré ciertos tips o consejos sobre lo que deben o no hacer, viéndolo desde un punto tanto como lectora como escritora.

Y ahí van:

-Ni demasiado ni muy poco. Trata de describir los paisajes, las acciones, las apariencias, los gestos, la manera de algo, etc; pero intenta que sea sólo lo justo y necesario. No hagas un testamento que sea pura descripción, porque el lector fácilmente se aburrirá, más en estos tiempos que casi no se lee. Procura que la lectura sea fluida y ágil.

-La sutileza es un arte. Procura que, al menos a la hora de describir, no ser demasiado directo. No empieces con algo como:

María tenía ojos azules, labios gruesos, nariz delgada aunque ligeramente larga, dientes como perlas, una tez pálida, pómulos altos, pestañas largas, cabello rizado y hasta la cintura, y una estatura de un pigmeo.

Y en vez de eso, trata con algo como:

María rio, haciendo que alrededor de esos ojos azules tan parecidos a su madre se le formaran pequeñas arrugas, arrugas de tanto sonreír.

O:

El bronceado de Juana era increíble. Y para qué negarlo, María se moría de envidia. Ella siempre con una piel tan pero tan pálida, que una vez que visitó a su padre en el hospital la confundieron con una enferma más.

-Los sinónimos son tus mejores amigos. Trata de ampliar tu vocabulario, si tienes que usar la misma palabra en un párrafo, ve y busca a tus mejores amigos, los sinónimos, para no repetirla. Esto se aplica también para los diálogos. ¿Cuántos dije/dijo hemos usado a la hora de que a nuestros personajes les toca hablar?  Bien, pues hasta para eso hay sinónimos (en la novela, porque no lo son estrictamente): gruñó, gimió, gritó, farfulló, repuso, replicó, contrarió, respondió, preguntó, agregó, etc…

-Las frases también tienen sinónimos. A veces, para que logremos una descripción más rica, tenemos que forzarnos a explicar un poco mejor las cosas de manera sutil, redactar los hechos, demostrarlos. Por ejemplo:

Estaba sufriendo.

Y esto, sinonimearlo(¿?) a: Podía verlo. Sus cejas juntas, sus músculos tensos, su rostro pálido como la cera, sus labios fruncidos, y por último, esos ojos que alguna vez fueron felices, y ahora estaban saliéndosele de sus cuencas a causa del miedo, suplicándole que detuviera el dolor.

-Humanizar. Pues sí, así como nuestros personajes deben ser lo más humanos y reales que se pueda, también lo deben ser sus acciones y demás. Es decir, no puedes situar una escena en donde el queridísimo padre del protagonista acaba de fallecer, y describirlo a él con una sonrisa radiante. Agrega efectos, sensaciones, y trata de aprender a manejar el lenguaje corporal.

Colocó su mano sobre la de él, y un escalofrío recorrió todo su cuerpo.

Juntó mucho las cejas y frunció los labios, aquello no le gustaba en lo absoluto.

Pegó sus brazos a su cuerpo, para abrazarse así misma a manera de consuelo, mientras trataba con todo su esfuerzo de detener las lágrimas.

-Compartir. De acuerdo, esto quizás pueda ser lo más difícil, no para todos, pero sí para algunos. Dejar que otros lean lo que escribes. Como la descripción la hacemos de acuerdo a lo que está en nuestra cabeza, a veces puede que, por más que tratemos de plasmarlo en palabras, las cosas no salen como queremos, y aunque nosotros entendemos lo que hemos escrito, otros no lo tendrán tan claro. Es por eso que lo mejor es compartirlo con alguien cercanamente sincero, para que pueda opinar y decirnos nuestras fallas.

En conclusión, créanme que si la novela fuera un pastel, la descripción sería uno de los ingredientes esenciales.

 .

.

.

Y bueno, pues ahí está el capítulo. Enserio espero que les resulte útil. Es difícil acostumbrarnos a describir, yo lo sigo haciendo, y muchas veces me llego a olvidar de usar sinónimos, o de darle cierto énfasis a las acciones de los personajes.

También espero me puedan dejar sus votos y comentarios. Recuerden que pueden decirme sobre qué les gustaría el siguiente capítulo, por mí no hay problema en leerlos y complacerlos.

¡Muchísimas gracias!

El cajón de sastre. (Consejos)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt