Toda la calma que Harry trató de acumular se desvaneció, y con la cara roja por la indignación y bochorno, bufó. De nuevo, el filtro de sus palabras desapareció para que sus pensamientos hicieran de las suyas.

—¡¿Me estás llamando enemigo de la corona?!—reclamó, dando un pisotón que alteró al bebé y provocó que comenzara a llorar, a lo que Harry tuvo que dejar de mirar en los oscuros orbes del caballero y mudar el gesto a uno más calmado mientras mecía a Jacob para que su sollozo no pasara al llanto—. Jamás planearía algo contra Louis o lo que él representa—negó, con los labios apretados mientras acariciaba el cabello del bebé—. Soy un extranjero, pero mi hogar está con él. Lo quiero.

—¿Cree que no he notado el comportamiento que tiene conmigo, consorte? La forma en que me repele, las miradas cargadas de reproche—apuntó, impasible—. Estoy habituado a lidiar con la realeza y la manera en que siempre miran por encima del hombro, pero usted no era así. Cambió un día drásticamente, lo he observado. Y su humor es peor siempre que menciono cierto nombre.

—Es suficiente, ahora te demando yo que me contestes—era difícil intentar calmar sus emociones, cargar a Jacob consigo y no alertar a Louis a través del lazo, todo eso lo estaba poniendo de un humor terrible—. ¿Cómo puedo ser un enemigo? ¡Es absurdo!

—Es un enemigo si es incapaz de mantener en secreto algo que podría destruir a una de las coronas aquí, frente a otro lord y guardias desconocidos. En un castillo que fue vulnerado por un intruso—sentenció, apretando ambos puños con fuerza a cada lado del cuerpo—. ¿Quién se lo dijo? ¿Fue el príncipe Louis?

Ahí estaba, totalmente acorralado por alguien que llevaba largo tiempo estudiándolo. Por ningún motivo dejaría que esa responsabilidad recayera en Louis, siendo que éste intentó mantener el secreto alejado de su saber. Y quizá... quizá si confrontaba a Liam podía comprender un poco su situación.

—Nadie tuvo que decirme. En todo tu alarde de discreción y control, me bastó con llegar un poco más temprano a las clases de espada—Se interrumpió un momento puesto que el bebé estaba tirando de sus rizos por encima del hombro—, los escuché discutiendo. Quise irme, lo juro, pero huir implicaría que igual por parte de Luke te enteraras que yo estuve de camino y sacaras tus propias conclusiones—se movió de sitio para mantener a Jacob distraído—. Así que, en efecto, me quedé a escuchar.

Toda la imagen de Liam se derrumbó, su semblante adquirió aquella máscara de derrota que jamás había visto en él, sus hombros cayeron y cuando, cabizbajo, dejó ir un suspiro creyó que estaba mirando a una persona completamente distinta. La confirmación de haber sido descubierto, de estar en el poder de alguien más, parecía devastarlo.

—La herida en la mano cuando llegó a la sesión...

—Resbalé cuando noté que el príncipe Zayn también ocuparía el camino de piedra, así que intenté ocultarme y caí.

Harry hizo una mueca cuando Jacob dio un tirón particularmente fuerte a su cabello, así que tomó la manito ajena y la desenredó de sus rizos con cuidado, evitando que se pudiera lastimar, y besó sus suaves nudillos brevemente. El pequeño se rió y cuando alzó la mirada, halló al beta negando.

—Fui tan descuidado, si alguien se llega a enterar sería un gran problema para la corona. La alianza con los Hadid, y demás familias que vinieron con ellos. Pudieron habernos chantajedo—miró más allá de Harry y luego de unos segundos volvió la vista a él—. No me voy a perdonar si eso ocurre.

—Olvida eso, Liam—reclamó el menor, y se acercó más a él—. Hay personas en juego, Gigi no se merece esto. Está embarazada, dejó su hogar para vivir en Aurea y—bufó todavía en negación—, genuinamente estoy sorprendido de que no sepa, siendo que está marcada, que su esposo desea a alguien más. Que te busca a ti e incluso te desea por encima de ella.

Príncipe. » l.s | YA EN TIENDAS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora