Capítulo Segundo

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Victoria se quedó en el sitio, sintió como su cuerpo se tensaba y apretaba los dientes con tanta fuerza que pensó se le romperían, su corazón latió con atronadora fuerza y un malestar se asentó en su estómago. Apretó los puños sin poder evitarlo y fijó su mirada en unos ojos verdes iguales a los suyos. Cristina le devolvió la mirada y enarcó una ceja al reconocer los signos de enojo en su hermana. Victoria pensó con fastidio que ni siquiera los años separadas habían mermado la capacidad de reconocerse mutuamente. Ya Cristina había percibido su rabia y ella comprendía muy bien que había estado coqueteando con el hombre, el mismo que ese día había osado tocarla sin su consentimiento.

- Creí que habías ido a buscar al medico de papá - dijo con voz mas tensa de la que hubiese querido.

- Así fue! - Victoria dirigió su mirada ahora al hombre y el la observó con cuidadosa atención, pero sin poder evitarlo en su rostro apareció una sonrisa que irritó a Victoria, porque su corazón había saltado como respuesta a ese gesto. Victoria casi bufo y rompió el contacto tratando de conservar una expresión indiferente. La doctora Alvarado se acercó y los interrumpió.

- Lo siento yo... Era necesario que tomara la llamada. - De pronto vio a Victoria y su mirada se dirigió a Cristina de nuevo, mostró una sonrisa y extendió una mano a la de Victoria. - Soy la doctorad Alvarado, he estado llevando el caso de su padre.

- Mucho gusto doctora, Victoria Sandoval; puede decirme el estado de salud de mi padre? - La doctora Alvarado asintió y comenzó a hablar, Victoria trataba de concentrarse en lo que decía la doctora, pero su mirada inevitablemente se desviaba hacia el médico que dirigía miradas furtivas a ella y su hermana, quizás comparándolas, y Victoria no pudo evitar sentirse frustrada. - Entonces le haremos un cateterismo y lo mantendremos en observación.

- Cuando le hará el procedimiento?

- Para eso está acá el doctor Heriberto Ríos Bernal, ya lo conoció? - Victoria negó con la cabeza y vio como el enercaba una ceja divertido - Lo lamento, a Cristina ya se lo presenté. El extendió una mano y se presentó con una sonrisa que le provocó a Victoria el deseo de volverlo a abofetear. Sin embargo tomó su mano y el la retuvo más de lo necesario, cosa que irritó a Victoria pero hizo que su piel se erizada. Cristina la observó con los ojos entrecerrados.

- Es un placer conocerla, señora? Señora Sandoval? - Heriberto tuvo el observar su mano en busca de un anillo de casada. Ella levantó la barbilla.

- Señora Sandoval. Así que usted... Es médico.

- El cardiólogo de su papá, a partir de ya.

- No entiendo... Usted no va a seguir el caso de mi padre? - interrogó a la doctora

- Su padre estará en las mejores manos con el doctor Ríos, no se lo recomendaría de no estar segura.

- Así que cuando hará la intervención Dr. Ríos? - Preguntó Cristina y el la miró con una sonrisa.

- Mañana mismo si todo sale bien en los valores de laboratorio del Sr. Maldonado. - Cristina respiró hondo y le regaló una sonrisa triste. El entendió que estaba preocupada y posó su mano sobre la de ella. - Todo saldrá bien.

Victoria tragó con dificultad y miró las manos unidas con el ceño fruncido. El entonces soltó la mano de Cristina y las invitó a pasar a la habitación de su padre para examinarlo. Ambos médicos conversaban y examinaban a Juan Carlos Maldonado mientras Victoria y Cristina solo observaban.

- Soy un roble fuerte doctor... - Dijo Juan Carlos cansado. Heriberto lo miró preocupado, pero le sonrió.

- Estoy seguro que si.

- No me puedo morir... No todavía. Mis joyas aun me necesitan. - Heriberto rió. Y le dirigió una mirada a las mujeres idénticas. - Verdad que están chulas?

- Así es!... Ahora descanse. Mañana le harán unos exámenes tempranos, si todo sale bien, realizaré la intervención.

El teléfono de la doctora Alvarado volvió a sonar y salio a contestar después de dar una disculpa apresurada. Victoria apretó los labios y miro indignada la puerta.

- Que falta de profesionalismo. No solo se deshace de la responsabilidad del caso de mi padre, sino que se la pasa al teléfono. - Heriberto la miró con dureza.

- La doctora Alvarado ha estado muy pendiente de papá, es injusto que hables así sin haber estado acá.

- Pues lo que he visto, no me ha gustado.

- Quizas porque te apresuras a formarte un juicio - Heriberto le habló con frialdad - La doctora Alvarado es una profesional, pero tiene asuntos personales que atender.

- El trabajo no se mezcla con los asuntos personales - Le respondió sin dejarse amilanar. Cristina movió la cabeza con desaprobación

- La doctora Alvarado acaba de perder a su madre, y está aquí cumpliendo la responsabilidad que tiene con su padre, cuando debería estar con su familia. - Victoria abrió la boca pero no dijo nada, se sonrojó levemente. - No cuesta nada ser empático.

- Perdone a mi hija doctor, esta irritable por un viaje largo, esta cansada. - Dijo Juan Carlos disculpando a su hija.

- No disculpes a Victoria, es evidente que no sabe cuando callar. - Victoria entrecerro los ojos al mirar a su hermana.

- A ti Te habría gustado que callara? - Le dijo Victoria sin poder evitarlo y Cristina se puso pálida al comprender la puya de su hermana. Heriberto Entonces intervino.

- Quizás debamos dejar descansar a su padre.

- Me iré... - Dijo Victoria tomando su bolsa con enojo.

- Victoria...

- Vendré esta noche a quedarme contigo.

- No es necesario - Dijo Cristina entre dientes.

- Estoy segura que querrías que me desligara de la salud de papá, tan solo para ser la hija perfecta. Pero vendré esta noche te guste o no. - Victoria se acercó a su padre y besó su mejilla. - No hagas que la enfermera renuncie.

- Dale un beso a Fer. - victoria asintió y salio de la habitación. Heriberto miró a Cristina quien aun estaba tensa. Y carraspeó

- Bueno, esta tarde pasaré a ver como sigue señor Maldonado.

- Llámame Juan Carlos - Heriberto y Cristina sonrieron, el asintió en despedida y salio de la habitación.

Heriberto caminó apresuradamente y alcanzó en el pasillo a Victoria, le gritó para que se detuviera

- Que es lo que quiere? - Dijo Victoria con voz dura. Heriberto se puso tenso.

- Me gustaría disculparme... Creo que comenzamos con mal pie.

- No es necesario.. - Victoria se volteó pero el la retuvo poniendo una mano en su brazo.

- Quiero hacerlo - Ella se paró entonces con los brazos cruzados y mirándolo con fastidio.

- Adelante..

- Esta tarde en el ascensor. . no debí haberme propasado. .. No suelo comportarme asi - Victoria se rió sin alegría.

- Oh vamos! A quien quieres engañar, hace rato te vi coqueteando con Cristina. No finjas aparentar ser un hombre caballero, esta claro que eres una especie de don Juan. - Heriberto puso sus manos en su cintura y la miró con el ceño fruncido.

- Siempre eres así?

- Como?

- Siempre juzgas a los demás con anticipación?

- No estabas coqueteando con mi hermana? - le interrogó como para dejar claro un punto.

- Estaba disculpándome con ella, porque pensé que eras tu... Pero está claro que aunque son idénticas fisicamente, son realmente muy distintas...Cristina es... - Victoria se echó atrás como si la hubiese abofeteado, al percibir que elogiaría a su hermana y la despreciaría a ella, Respiró hondo, levantó la barbilla y lo interrumpió

- No es necesario que me aclare cómo es mi hermana, la conozco mejor que nadie. Ahora si me disculpa me voy - Victoria fue a darse la vuelta pero el piso resbaloso y sus tacones altos hicieron que se derrumbará, afortunadamente Heriberto la sostuvo y su espalda quedó pegada al pecho de él. El brazo de Heriberto la sostenía por la cintura, el la apretó y ella sintió un estremecimiento en su cuerpo. El también lo sintió, e inevitablemente su miembro respondió, ella sintió la dureza de su erección en el trasero y casi gimió. Los labios de Heriberto estaban cerca de su oído y el le susurró con voz ronca.

- Esos tacones son un verdadero peligro.. - Ella tembló al sentir su aliento cerca de su cabello, pero el la soltó con suavidad, ella volteó a verlo y la mirada de Heriberto dejaba claramente expuesto su deseo. Ella se sonrojó y se dio la vuelta al escuchar el ascensor. Se subió a él rápidamente y el la observó irse.


Habitación de Hospital


- Cristina... Querida te lo suplico...

- Trataré! Pero no puedes pedirme que de la noche a la mañana la perdone papá.

- De la noche a la mañana? Han pasado 16 años por Dios! Ese maldito de Alonso no valió la pena nunca. Ustedes son hermanas.

- Ya... Ya basta! Dejemos este tema por la paz.

- Quiero que me prometas que trataras de arreglar las cosas.

- No me pidas eso papá. Victoria me hizo mucho daño.

- Ni siquiera porque tu viejo padre está cerca de la muerte lo harías?

- Deja de chantajearme...

- Tenia que intentarlo - Su padre sonreía y ella negó con la cabeza pero le sonrió en cambio.

- Trataré de llevarme mejor con ella por ti. Pero no me pidas que la perdone. Por favor papá, no todavía.

- Eso me basta! Ahora dame un beso. - Cristina se acerco y lo besó en la mejilla y se recostó en su pecho con cuidado. - Ustedes son todo para mi.

- Lo sé... Tu eres todo para nosotras.



Casa de Victoria

Victoria entró a su casa y subió a la habitación de su hija Fernanda, tocó la puerta con suavidad y escuchó cuando su hija le autorizaba entrar.

- Hola...

- Llegaste!

- Así es... Como estás? - Victoria se acercó a su hija y besó su frente. La joven encogió los hombros y siguió escribiendo. - No vas a preguntarme por qué regresé tan pronto?

- Algún negocio falló?

- No... El abuelo tuvo un infarto. - Fernanda abrió los ojos y la miró fijamente.

- Vas a morir?

- Mañana le harán una intervención en el corazón, esperamos que eso permita que se recupere mas rápido. - Fernanda la miró con tristeza. Amaba a su abuelo.

- Puedo ir a verlo?

- Cuando pueda recibir visitas.

- Pero tu lo viste hoy?

- Así es... Estuve allá y Cristina también.

- Acacia fue? - Victoria negó con la cabeza.

- Ya comiste?

- Si. - Fernanda siguió escribiendo y Victoria de pronto se sintió mas sola que nunca. Suspiró y acarició el cabello de su hija.

- Te extrañé - Fernanda se puso tensa y la miró con incredulidad por encima del hombro. - Que hiciste mientras no estuve?

- Ir al colegio... A casa de papá. - Victoria asintió y le dio una sonrisa a su hija., pero ella fruncio el ceño - hace dos dias estuve con el abuelo, pero el estaba bien. No comprendo!

- Estas cosas pasan... - Victoria se enderezó - Esta noche me quedaré con papá. Así que le pedí a tu padre que te viniera a buscar y pasaras la noche en su departamento.

- Pude haberme quedado aquí...

- Pero me quedaría mas tranquila si estuvieras con el.

- Como si te importara

- Fernanda... No digas eso! Claro que me importas.

- Pasas mas tiempo con tus modelos que conmigo.... Pero igual no me importa..
Quieres que me vaya con papá? Es mucho mejor... El por lo menos si me quiere. - Fernanda se levantó y se encerró en su baño. Victoria suspiro y se masajeo las sienes. Se fue a su habitación y buscó un par de pastillas analgésicas por que empezaba a dolerle la cabeza. Se sentó en la cama y le fue imposible no pensar en Heriberto Ríos.


Consultorio

Heriberto estaba examinando unos expedientes médicos cuando su mente volvió a evocar los ojos verdes de las gemelas Maldonado. Se recostó en su silla y sacudió la cabeza. Era increíble como siendo tan parecidas, sus personalidades fuesen tan diferentes, Cristina se notaba una mujer cálida pero llena de vida, sus ojos se iluminaban cuando sonreía, y su sonrisa podía ponerlo de rodillas. Por otro lado estaba Victoria, ella era un poco arisca, una fiera para describirla mejor, pero algo de su actitud no le cuadraba, además que su cuerpo reaccionaba con poderosa sensualidad cuando estaba con ella. Oh si... Tuvo que contenerse para no besarla en el pasillo del hospital. Pero claro que lo consideró. Su cuerpo pegado al de el, había podido perderlo por completo. Lo cierto era que ambas mujeres causaban estragos en su presión sanguínea.



Casa de Cristina

- Donde está Cristina? - Alonso había llegado a visitar a su hija y miró con disgusto que Cristina no estuviera alli.

- Está en el hospital... - Alonso palideció

- Que le pasó?

- Es el abuelo..! Tuvo un infarto. - Alonso se relajó y suspiró.

- Debería ir con tu madre. - Los ojos de Acacia se iluminaron y sonrió.

- Puedo quedarme un rato mas acá... Y esperó que tu regreses a buscarme.

- Muy bien... Iré a verla. - Alonso se empezaba a retirar.

- Papá... Quizás debas llevarle unas flores.. Eso la contentaría. - Alonso miró a su hija y sonrió.

- Tienes razón... A tu madre le encantarán. Gracias pequeña. - Acacia sonrió y soltó un gritito de alegría. Su madre no se resistiría ante un ramo de flores y la preocupación real de su padre. Sus planes de unir a sus padres había estado fallando, pero quizás está seria una oportunidad de oro para que volvieran a ser una familia.



Habitación de hospital

Cristina estaba recostada en el sillón cuando la puerta se abrió, ella miró y abrió los ojos al ver quien entraba. Se levantó rápidamente y echando una ojeada a su padre para asegurarse que seguía dormido salio de la habitación arrastrando a su exmarido.

- Que rayos haces aquí? - Dijo cuando cerró la puerta.

- Hola cariño... Supe lo de tu padre y vine a ver como estaba. - Alonso se acercó y besó la mejilla se Cristina quien se puso tensa al instante.

- Quiero que te vayas ahora mismo.

- Vamos Cristina... Solo vine a traerte algunas cosas en nombre de nuestra hija - El acarició su cabello y ella se echó hacia atrás y lo miró seriamente. Le habló entre dientes

- No quiero que papá se altere... Así que mejor te vas.

- Esta bien! Me iré... Pero antes ven a tomar un café conmigo.

- No... No me iré de aquí. Papá me necesita. - Alonso la tomó con fuerza del brazo y la pegó a el.

- Yo también te necesitó querida.

- Sueltame... - Cristina forcejeó y una voz gruesa y dura intervino

- La señora quiere que la sueltes... - Alonso se dio la vuelta sin soltarla y miró enojado al intruso. Vio que era un medico, así que sonrió amablemente.

- Tendrá que disculparme, a veces puedo ser un poco insistente cuando extraño a mi esposa. - Cristina aprovechó para soltarse de su agarre. Heriberto lo miró seriamente y volteó a ver a Cristina.

- Estás bien? - Cristina asintió agradecida. Alonso lo miró con desconfianza al ver que tuteaba a Cristina. - Vine a ver a tu padre.

- Esta dormido. Pero pasa por favor. - Heriberto entro y Alonso detuvo a Cristina y cerró la puerta para interrogar a Cristina.

- Por qué demonios ese doctor tiene tantas confianzas contigo? - Le dijo apretando el brazo.

- Ya te dije que me sueltes, Alonso. El doctor Heriberto es el medico de papá, su cardiólogo. Deja tus celos, dejame en paz.

- Nunca... Cuando vas a entender que eres mía Cristina. Nunca desistiré de intentar convencerte de que volvamos a ser una familia. Incluso nuestra hija lo desea. Por Dios... Dame una oportunidad. - Cristina negó con cabeza .

- Jamas... Primero muerta. - Alonso la miró enfurecido.

- Espero no tengamos que llegar a tanto querida.   

"Tu Eres Mi Elección"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora