Nail polish

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Llegó tarde a la reunión. Era normal teniendo en cuenta que durante la semana se la pasaba promocionando el único programa que tenía entre sábado y domingo

Al abrir la puerta de la sala de reuniones, un pequeño frasco de esmalte rodó a sus pies, seguido de un camino color azul.

—Ah.

Su vista estuvo sobre el objeto hasta que Shota se interpuso.

—Ay, no... Era el último que tenía —Dijo el muchacho, lastimosamente, mientras levantaba el frasco del suelo—. ¡Ah, Maru-chan! Buenos días.

—Buen día —Dijo el aludido, entrando a la sala—. ¿Y los demás?

—Todavía falta una hora...

Ryuhei levantó la vista para ver la hora marcada en el reloj de pared. Efectivamente, faltaba una hora para la reunión.

—Podría haber dormido un poco más —Dijo el recién llegado, sonriendo mientras cerraba la puerta a su paso.

—Si quieres, puedes juntar un par de sillas y dormir media hora más. Te despierto cuando llegue el resto.

—Gracias —Dijo Ryuhei, haciendo exactamente lo que su amigo le aconsejó. Apenas acomodó su cuerpo sobre las sillas, el morocho giró hacia la pared y con ambas manos debajo de una de sus mejillas, cerró los ojos. Al poco tiempo, ni siquiera fue capaz de oír los leves sonidos hechos por Shota.

—...ru... Maru —Rendido por haber estado llamándolo y meciéndolo varios minutos, terminó por sentarse sobre sus rodillas y mirar a aquel sujeto que parecía que jamás iba a volver a despertar. Incluso le tomó el pulso para comprobar que todavía estaba vivo. Por suerte lo estaba, pero también estaba bastante cansado. Jugó con su cabello, enredando un mechón de cabello en uno de sus dedos—. Maru —Volvió a llamarlo, pero no obtuvo respuesta alguna—. ¿Tendré que despertarse como a una bella durmiente? Si me dices que no, no lo haré. Pero si no me dices nada, entonces, tendré que despertarte con un beso —El tiempo pasó pero Ryuhei no le respondió—. Muy bien —Agregó Shota, acercándose a él—. Entonces, voy a besarte —Lentamente, como si estuviera esperando que Ryuhei despertara, se acercó a su rostro. Podía sentir su corazón latiendo con una fuerza inimaginable. Se agarró el cabello con la palma para evitar que cualquier otro contacto ajeno a sus labios despertara a su pronta víctima. Cerró los ojos. Estaba a milímetros de sus labios. Podía sentir el cálido aliento de Ryuhei escapando de él y haciéndole cosquillas—. Maru-chan...

Un estrepitoso sonido alertó a los presentes. Cuando miró hacia arriba, vio a Shota de pie, mirándolo, sorprendido. Detrás de él, varios de sus compañeros de grupo reían y lo miraban del mismo modo en que lo hacía el rubio.

—¿Estás bien? —Le preguntó Shingo, con los ojos llorosos por estar aguantándose la risa.

—¿Qué pasó? —Repreguntó Ryuhei, recién despierto.

—Creo que... te caíste —Le respondió Shota con su usual sonrisa tierna, antes de levantar las sillas que ahora estaban caídas en el suelo. Acto seguido, se puso de pie y le extendió la mano a Ryuhei, quien se la quedó mirando—. ¿Maru?

—Déjalo, Sho-chan. Seguro se golpeó la cabeza —Dijo Ryo.

—No seas malo con él, Ryo-chan —Le dijo Shota—. Maru, ¿estás bien? —Le preguntó el rubio, arrodillándose frente a él y volviendo a extender una mano para llegar a él, pero apenas Ryuhei sintió un leve cosquilleo por el roce de su piel contra la de Shota, se alejó—. ¿Maru...?

—Maru, ¿estás bien? —Le preguntó You, ya empezando a preocuparse por su reaccionar.

—¿Sigues dormido? —Le preguntó Tadayoshi.

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