cap. 7 Y llegó el gran día (PARTE I)

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-Gracias. Esta situación me tenía un tanto...

-Pues olvídalo. Y dile a Ron de mi parte que no se lo tenga tan creído que no es el centro de mi universo.

-Es que como no vas a ir al baile....

-¿Quién dice que no voy a ir? -me encanta la cara que a puesto la chica-lapa- Lo que pasa que necesito un monton de encantamientos para domar esta mata de pelo, por lo que bajaré cuando la fiesta ya haya comenzado.

-¡Que alegria! -Lavender me ha dado un abrazo y se ha ido. Ginny me estaba mirando con ojo crítico- ¿Qué?

-Tienes razón. Si yo fuera tú me iria enseguida a peinarme y empezar a prepararme. Creo que el Huroncito no es de las personas a las que le gusta esperar. 

He salido pitando a mi cuarto. Después de darme una ducha rápida he comenzado con el encantamiento para alisarme el pelo. Me ha llevado mis buenos cuarenta minutos. Una vez liso, me he recogido una parte en complicados rizos y he dejado la otra suelta por encima de uno de mis hombros. Luego me he maquillado con mucho cuidado: tonos plateados y dorados muy suaves, sutiles. Después de ponerme el vestido, las sandalias y la gargantilla, me he sentado sobre la cama a esperar a Malfoy. Espero que  no tarde. La sala común ya está vacia desde hace un buen rato.

DRACO P.V.O

La Señora Gorda debía de haber comenzado la fiesta por la mañana porque ni me ha pedido la contraseña. Con un "pasa guapo" lo ha resuelto todo. Dumbledore tendría que llevarla a una terapia para cuadros a los que les gusta demasiado empinar el codo. No da muy buena imagen. He pasado a la sala común de los leones con mucho cuidado. Menudo marrón si me llego a encontrar con alguno. Pero no. Ya están todos en el Gran Salón. Mientras le daba un tiempecito a Granger para que terminara, he paseado por allí. Tanto dorado y rojo marea, pero por lo menos es más acojedora que mi sala común, en las mazmorras y bajo el lago. Y luego se extrañan de que tengamos unas personalidades tan sombrías. Si parecemos gusanos bajo tierra. Junto a la chimenea hay un tablero de ajedrez. Las negras daran el mate a las blancas en dos movimientos. Ese jugador es bastante bueno.  ¡Basta de curiosear! Cuando he llegado a las escaleras de las chicas, éstas se han transformado en un tobogán. Buena medida, pero inutil. En mi casa hace años que ese encantamiento dejó de funcionar. Murmuré el contrahechizo y subí despacio. En el primer rellano hay cinco puertas, pero la que me interesa es la primera. "Hermione Granger. Prefecta". He entrado sin llamar.

-Creí que me habías dado plantón, Huroncito.

Me he quedado sin habla. Literalmente. Ahí, enfrente mío, estaba la chica más guapa que he visto en mi vida. He tardado tres minutos en darme cuenta de que se trataba de Granger. ¡Cielos! El vestido le queda perfecto, como si hubiese sido confeccionado exclusivamente para ella. Las sandalias la han hecho ganar unos quince centímetros. Mejor, porque sin tacones apenas me llega al hombro. La gargantilla de mi tatarabuela queda impecable en su largo cuello. Cuando he llegado a la cara me he vuelto a quedar sin aliento. Granger se ha maquillado de la manera más sutil que he visto nunca. Toques de oro y plata en los ojos, un leve rojo en los labios.... Y un peinado de impresión.

-¿Sabes como se respira, Malfoy? 

-Lo siento. -Le he tendido el brazo, pero ella se ha limitado a girar la mano, para que de una vuelta sobre mí mismo. Creo que es justo, pues yo la he examinado como si fuese una pieza de museo.

-No está nada mal, Huroncito. Pantalones negros, camisa negra, chaleco dorado y... ¡mira que bien, corbata roja y dorada! Parece que hemos cambiado de casas. Espera, tengo algo para tí.

Me ha tendido una caja pequeña. Cuando la he abierto, me he encontrado con unos gemelos de plata con una pequeña piedra verde y un alfiler de corbata con forma de serpiente.

¿Quién conoce realmente a Draco Malfoy?Where stories live. Discover now