Entre Oriente y Occidente

Un verano en STL

4 años atrás en el centro de Estados Unidos estaba teniendo la experiencia por segunda vez de trabajar en verano, de ganar dinero que era difícil obtenerlo en tan poco tiempo en mi país, de comprarme cosas como un computador portátil, ropa, celular, de viajar a Nueva York que era el sitio que más soñaba conocer, me considero una persona muy centrada en mis objetivos, hasta el día de hoy he cumplido las metas que me he propuesto, sin pasar por encima de nadie, pero he realizado el cumplimiento de las mismas sola y con el apoyo de mi familia, hay algunas experiencias que me han llevado a conocer amigos de muchos países que hasta el día de hoy me faltan por ver a muy pocos, Dios me ha dado la oportunidad de conocer otras culturas y otros puntos de vistas de que el mundo no es lo que yo veía todos los días en Bogotá, sino que es más que eso, entre eso he conocido maneras de hablar, de querer, de tener amistades a la distancia, de viajar, de compartir culturas, en esa epoca en Bogota estaba saliendo con un hombre que no me convenia para nada, ya que era mayor, teníamos 14 años de diferencia, era un profesor que conoci en la Universidad, que me enseño muchas cosas como mujer y como persona a la cual le agradezco porque me quito la manera de pensar de una mujer en cuestion de pareja, el me quiso mucho y es la hora que me lo expresa, pero su vida actualmente es totalmente diferente a la mia y tenemos otros rumbos.

Por lo tanto mientras emprendía ese viaje de 2 meses y medio en el que empezaron los cambios abruptos en mi vida, mientras trabajaba hasta 13 horas diarias semanales con un dia de descanso, conoci a una persona que jamás pense que me fuera a llevar donde el oriente se encuentra con el occidente, mientras escucho el album que me regalo en mi visita a su mundo, narro esta historia de como empezo mi camino a lo que soy ahora.

Vivía con una ecuatoriana, una jamaiquina y una colombiana Las cuatro teniamos personalidades y experiencias de vida parecidas y el tema de controversia en nuestras noches de descanso después del trabajo era de tener un amor de verano, lo que todo el mundo quería era compartir con alguien mientras se vivia esa experiencia, pero yo no tenía mucho interés en eso, ya que ese hombre que capturó momento de mi vida, que tenia en mi mente esperandome en Bogotá cumplía todas mis expectativas y lo extrañaba mucho a pesar de que yo sabía que nunca íbamos a estar juntos, una de mis compañera ecuatoriana que le vamos a poner Val termino siendo la celestina de esta historia y paralelo Val empezó a salir con un turco, aunque en el caso de ella todo fue muy claro desde el principio con Hasan ; ella muy directa le expreso su gusto y le dijo que quería pasar el verano con el y Hasan sin embargo sin mas reparos se dejo llevar por esa mujer que según el ha sido la única por la que ha sentido emociones jamas encontradas dentro de su ser, la colombiana tenía su novio en USA en otro estado viviendo la misma experiencia y la jamaiquina salió con un colombiano.

Mientras trabajábamos en el calor exhaustivo del verano hice amistad con una mujer ecuatoriana, en unos capítulos de mi vida fue como una hermana para mí, aprendimos la una de la otra de nuestras vidas, ella sabía cómo iba a ser mi destino, establecimos una amistad muy valiosa e importante que jamás he olvidado y se sigue manteniendo en contacto, no pensé que pudiéramos llegar a ser tan buenas amigas.

Una noche estabamos con mis compañeras de cuarto en un 7 Eleven y en un millar de segundos observo al grupo de chicos también del intercambio y en especial mi mirada se detalla en Hasan el amor de verano de Val, había otro chico y otra chica, cuando vi al otro chico comente lo siguiente:

Aclaro.. que no fue amor a primera ni a segunda ni a ninguna vista, que si sentí ese presentimiento de que podia pasar algo, pero siempre pensé que en relación a esos temas en este tipo de viajes, las cosas se quedan en el sitio donde se vivieron y no continúan en este caso en el regreso a mi vida en Bogotá, sentí algo muy raro dentro de mi ser, como si una señal del destino me estuviera llamando y diciéndome que estaba a punto de encontrarme con una versión de antes, ahora y después, esa señal la ignore por mucho tiempo.