2. Un ego de gran magnitud.

317 70 33
                                    



Todo esto se estaba volviendo extraño, y eso que ni siquiera lo conocía. No reacciono a tiempo y él dice:

-Y no lo negaste. Sabes que eso es espeluznante. Acaso tus padres nunca te han dicho que seguir a las personas desconocidas es malo muy malo. -hace un gesto de negación. -Primero chicas que me roban el número, después esto y luego qué, me vas a secuestrar y abusar de mí. Porque nena lo haría con gusto si me lo pidieras.

Me guiña un ojo.

Pongo los ojos en blanco. Claramente tenemos aquí a un idiota egocéntrico.

-En primer lugar, yo no te estaba siguiendo, y en segundo lugar no voy a secuestrarte y abusar de ti, parece que tu ego es muy grande. Y en tercer lugar pero no menos importante, jamás de los jamases te pediría algo así es asqueroso.

Pareció sopesar mis palabras un buen tiempo.

-Entonces eso quiere decir que esperas que yo te lo pida, no crees que es muy pronto para eso. Digo, apena nos conocemos, ni siquiera sé tu nombre y...

- ¿Qué? O claramente eres idiota o estás loco si crees que voy aceptar algo así. No soy una de esas que se pondrán de rodillas para rogar que tengas algo conmigo,
¿quién hace eso? Es deprimente.

Con eso último los ojos del chico comenzaron resplandecer.

Yo no era como él estaba pensando, nunca me pondría a rogar por algo innecesario, no estaba en mi lista de cosas por hacer que, por cierto, eran varias.

Nunca creí poder ser atractiva para un hombre teniendo en cuenta lo que mi anterior novio me hizo. Si, engañar a tu novia era algo cruel y basada en esa experiencia no esperaba en un futuro cercano que me volviesen a romper el corazón. Conservaba mi virtud intacta y lo conservaría hasta la muerte.

-Eres la primera chica con la que me encuentro que no quiere algo conmigo. Es sorprendente y a la vez tentador.

-Voy a ignorar lo primero que dijiste porque tu ego no puede ser de gran magnitud y voy a centrarme en algo que si me inquieta y me aterra preguntar ¿Qué te parece tentador? -inquirí pensando en eso último.

Da otro paso al frente casi cerca de mi rostro -El hecho que una chica hermosa como tú no quiera algo conmigo me tienta a hacer algo al respecto. -Su voz es ronca y sensual.

Doy un paso atrás y me retuerzo la mano.

Ni en un millón de años ocurrirá algo, lo único en lo que podía pensar era en irme de aquí, y nunca volver.

-Yo... se está haciendo tarde y debo volver.

Me doy la vuelta decidida a irme.

-Espera...

Escucho como suelta un suspiro audible.

No me doy la vuelta a responder solo sigo mi rumbo.

-No quise decir eso. Quiero retractarme, ni siquiera sé tu nombre.

-Katy para los amigos, Katherine para ti. Adiós.

Ni siquiera sé su nombre y ya le estoy diciendo el mío. Solo a mí se me ocurriría soltar algo así.

-Al menos te acompaño a tu casa.

Freno en seco. Me doy la vuelta y le lanzo una mirada mata almas. Tiene las manos a los costados y una expresión que no logro descifrar.-

-Ni siquiera sé tu nombre.

-Soy Evan. Si quieres puedes decirme Evan. -se encoge de hombros.

-Vivo cerca, Evan. -Su nombre sabe tan mal en mi boca- No es necesario.

-Al menos déjame pagarte por el celular.

-Estás loco, no voy a aceptar nada de ti.

Me enseñaron a no aceptar nada de extraños, creo que se podía aplicarlo a esto.

-Voy a obligarte.

Era imposible llegar a algo con él.

Gruño por dentro.

-Yo te compraré un nuevo celular. -Soy un genio. Si él puede jugar este juego ¿porque yo no?

-No, no lo harás.

Pongo mis manos en mi cadera. - ¿Es un desafío Evan? Porque si es así me encantan los desafíos. -Levanto una ceja.

El Gruñe, al parecer no le gustaba el juego y lo estaba quemando por dentro.

-Vamos, es tarde. Déjame acompañarte. Podría haber delincuentes sueltos a esta hora.

Era cierto, desde el horizonte se podía ver los últimos rayos del sol desapareciendo. A estas horas era muy arriesgado ir sola por las calles y más por un parque. Había escuchado, hace mucho tiempo, como habían robado y casi asesinado a una mujer mayor solo por su bolso. Me aterraba ir caminando sola y que dos personas me atacaran solo por mi celular que por cierto estaba muerto. Me estremezco y no porque hace frío, como dije, aterrador.

-Soy cinturón negro.

Eso me convenció. Todo en él decía ninja, aunque más bien diría guardaespaldas por su aspecto físico.

-Está bien. -cedí.

Caminamos en un cómodo silencio. El emanaba seguridad y confianza. Me preguntaba si en realidad era un guardaespaldas, miraba por todas partes analizando cada cosa de una manera espontánea. En ocasiones me miraba y yo fingía mirar a otro lado, y así parecíamos turnarnos para observar al otro. Me estaba empezando a doler levemente la cabeza pero lo ignoro, así como ignoro el líquido caliente deslizándose por mi nuca. Ya estábamos saliendo del parque, me di cuenta que me adentré demasiado buscando pokemones, casi perdiéndome ya que nos llevó un buen tiempo volver, a veces no me daba cuenta que pasábamos por el mismo lugar; sus caminos eran interminables casi como un laberinto. Él no se daba cuenta por dónde yo le guiaba, estaba muy concentrado mirando a su alrededor y no por donde iba.

Esporádicamente me detuve y él hizo lo mismo. Puso sus manos en los bolsillos de su pantalón, parecía natural para él pero aun así parecía arrogante e imponente. Cualquier otro parecería tímido, pero él no era otro.

-Desde aquí puedo ir sola. -Me aclaré la garganta -Gracias.

Lo dije entre dientes porque así como no me gustaban los hospitales, no me gustaba agradecerle a este chico.

- Fue un placer.

Asentí.

-Adiós.

-Adiós.

No un hasta luego, ni un hasta pronto. Adiós.

En circunstancias normales me daría la vuelta y me iría, pero esos ojos grises me hipnotizaban provocando un torbellino en mi mente. Era tan violento el tornado en mi interior que se convirtió en un doloroso huracán que arrastraba todo a su paso provocando que mis ojos se cerrasen dejándome en la oscuridad y cayendo hacia delante en una nube que amortiguó mi golpe.

Pr?

Prometo Fingir AmarteWhere stories live. Discover now