Armas

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Jean Parnell.

Todo era oscuro.-¡Jean! Ven a comer, ya deja eso.- primero escuche una voz, luego la visión se ajustó. Estaba en una habitación pequeña llena de estantes con libros, y otra Jean mas pequeña sentada en el suelo leyendo. Enseguida apareció en la puerta una señora joven vestida con un vestido verde, que resaltaba sus ojos verde mar, zapatos cafe, con su cabello castaño claro recogido.

-Hija vamos a comer, puedes terminar tu libro después de comer.- dijo la señora. Mi madre.

-bueno.- Jean guardo su libro.

-te tengo una sorpresa.- dijo mi madre.

-¿cual es?- pregunto.- dime, por favor, ahora.- dijo abrazando a su madre.

-bien.- se agacho y saco de su bolsillo una cajita pequeña, la abrió y en ella contenía dos pulseras de plata, u oro, en forma de serpientes.

-son para tus brazos, te van a proteger cuando mas lo necesites, o cuando yo no este para ayudarte.- dijo nuestra madre.

-¿son serpientes?- pregunto la mini-yo

-no solo eso, son serpientes marinas, yo se que amas el mar.- dijo ella

-si madre me encanta; el mar y el regalo, gracias.-y la abrazo.- ¿algún día veremos el mar?- pregunto

-si, te lo prometo, tu algún día veras el mar, y nadaras las veces que desees.- ella sonrió y todo se desvaneció.

Desperté recordando a mi madre, sus ojos verdes, la forma en que sonreía en la visón todo tan hermoso y yo no me acordaba de ella, ya estaba muerta y no podía recordarla, me sentía mala hija. Pensando en mis recuerdos perdidos tan lejanos que pareciese otra vida, me puse a llorar en silencio. Todavía era de noche. No se cuanto tiempo estuve así porque me quede dormida entre mis lagrimas.

-Jean.- y sentí una sacudida. Abrí mis ojos y me encontré con unos grises, Annabeth.- levántate, te busque ropa calcule tu talla, creo que esta bien.- me la puso en mis piernas.- yo espero aquí, Percy se esta cambiando luego viene.- dijo con una sonrisa

-si, enseguida salgo.- tome la ropa que consistía en un short de mezclilla y la camisa del Campamento, y me metí al baño. Me duche, lave los dientes y salí.

-bien estoy lista.- dije.- ¿que haré hoy?- pregunte

-iremos al comedor, te damos un recorrido por todo el lugar y tal ves te consigamos un arma.- contesto Annabeth

Solo asentí, salimos de la enfermería.

-¡chicas!- grito una voz conocida, busque a la persona donde provenía el grito, era Percy.- ¿como te encuentras?- me pregunto este cuando ya estaba enfrente de nosotras.

- ya mejor ayer me quede platicando con una chica de Apolo llamada Lily.- le sonreí

-bien, el plan social esta en proceso.- dijo Percy yo solo me reí.

-vamos a desayunar.- dije

-si, me estoy muriendo de hambre.- dijo él. Annabeth río

-¿cuando no?- y nos encaminamos al comedor.

Habían muchos chicos murmurando platicas, masticando, riendo, quemando su comida, etc. Algunos me miraban otros ya no, pero seguía esa mirada de ayer. No voltee, ya sabia quien era y no quería verlo, me traía confusión y desmayos.

-los dejo, yo me encargare de tu recorrido Jean.- dijo la rubia

-si claro, nos vemos.- le dije y me fui a la mesa, Percy se despido a parte y se quedo hablando con ella.

Llene mi plato, y me pare para quemar la ofrenda. <gracias por esto, pero desearía que mis recuerdos volviesen> le pensé a mi padre. Me senté en la mesa Percy estaba ya en ella junto con un sátiro hablando tranquilamente.

-Jean el es Grover mi mejor amigo, Grover ella es Jean como habrás escuchado mi hermana.- dijo Percy

Le extendí la mano a Grover.- un gusto conocerte.- le sonreí y el la tomo

-Igualmente, hueles agradable, aunque ese olor no lo olía desde un tiempo atrás.- dijo

-Oh, gracias... Creo.- le dije el se río, Percy se río y yo igual.

-Bueno me tengo que ir, creo que hay enchiladas.- y se fue volando

-Al parecer le gustan las enchiladas.- comente

-Uff, no sabes cuanto.- se río Percy

Comimos en paz, terminamos y nos encontramos con Annabeth, Percy se despidió porque tenia una clase, sin antes prometerme que nos veríamos para la practica de armas al final. Y ahora estoy en una sala de armas, buscando la indicada junto con Annabeth y Lily, pero no consigo ninguna y eso es frustrante.

-¿Daga?- pregunto la castaña

-No ya lo intentamos es poco para ella.- dijo la rubia.-¿espada?

-No, es demasiado pesada para mi.- conteste y bufé.- ¿arco?

-¡No! Los hijos de Poseidon no son famosos por eso.- dijeron Lily y Annabeth

-¿Un martillo? ¿Cuchillos? ¿Lanzas? Ninguno puedo.- me queje

-Creo que serias buena con la daga.- comento Lily

-Si, tal ves, vamos a probarte.- dijo Annabeth analizándolo.

-Pero, no quiero hacer el ridículo en frente de todo el Campamento.- dije

-No es todo el Campamento, ademas iremos mas atrás para que las personas no te vena demasiado.-dijo Lily

-Bien.- las chicas tomaron una daga y me jalaron para el área de entrenamiento, casi por el lago.

-Mira si alguien se acerca tendrás que ser rápida sacando la daga.- dijo Annabeth.- te enseño.- se puso la daga en el bolsillo, escondida, y luego rápidamente la saco con agilidad.- intentalo.

Y realmente lo intente, pero era lenta, no demasiado, pero tampoco lo suficiente para poder usarla. Luego de varios intentos me frustre.

-No, es un claro no me sale.- dije rindiendo me

-Sí, eso no es lo tuyo.- dijo Annabeth.- traeré a Percy tal ves el pueda ayudarnos.- salió corriendo

-Traeré una espada, tal ves funcione.- y Lily salió corriendo. Dejándome sola.

Voltee para el mar, era hermoso, me acerque. Tenia la tentación de meterme y nadar, pero no sabia lo cual es irónico. Cuando estaba en la orilla vi un destello en la arena y me acerque. Era algo de plateado, lo observe mejor, dos serpientes entrelazadas tal ves de plata pero mas dorado. Cuando las recogí se separaron quedando pulseras... Parecidas a las de mi recuerdo. No, no eran parecidas, eran las de mi recuerdo, las que me regalo mi madre. Me las puse tratando de no llorar, y volví a mi lugar de entrenamiento, ninguna de las dos chicas había regresado.

-¡Hey! Tu ¿eres la hermana de Percy? Cierto.-grito una voz de una chica, mire de donde provenía. La chica tenia como 16 años o más, se miraba demasiado ruda con los cabellos castaños amarrados en una coleta, y la mirada salvaje, le seguían unos chicos parecidos a ella, pero ella daba mas miedo.- Bueno creo que si, porque tienes su retraso mental.- dijo y los demás rieron

Yo no hablaba, no tenia ni idea de que hacer.- ¿Eres muda?- preguntó.- veamos si se te quita lo muda cuando yo te rebane.- saco su espada y fue en dirección a mi, yo deseaba quitarme, pero mis piernas no cedían, ella me empujo y caí al suelo luego levanto su espada y yo sentí frío, y escuche un ruido estridente.

La Hija del Mar. (Nico di Angelo)Where stories live. Discover now