Capitulo 17

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--¿Cuánto tiempo vas a seguir con esto, Héctor?

--Pero...

--¡Solo son nauseas! Está embarazada, por el amor de Dios, es normal. A muchas mujeres nos pasa. Unas más que otras, pero la gran mayoría pasamos por esto.

Héctor enderezo la espalda, bajo la mirada y froto sus muslos con las palmas de las manos.

--Odio verla así.

--Solo es el primer trimestre. En cuanto pasen las doce primeras semanas, se sentirá mucho mejor. Ya lo veras.

Su cuñado respiro hondo, mirándola con el rostro un poco más sereno, asintió despacito. No parecía muy estable en su decisión, pero estaba segura que intentaría relajarse un poco y hacerle el camino más fácil a Anne, ya que no era justo que tuviera que preocuparse porque al hombre le diese algo, mientras ella ofrecía su desayuno, comida o cena, al rey taza.

Arqueando una ceja cuando una idea le vino a la mente, se movió por el salón buscando la última revista sobre embarazo que su madre le había mandado. Lanzándose al regazo, sonrió hacia el hombre y señalo la revista con un dedo.

--Ve a comprar esas banditas azules. Son para las nauseas y mareos. Dicen que son muy efectivas.

Mandarlo a comprar le daría un momento para calmarse y enfocar su mente en otra cosa que no fuese el malestar que invadía a Anne. Eso le daría un poco de paz a la mujer, el cual estaría agradecida de tener.

Héctor se puso en pie con la revista en la mano, besando la cima de su cabeza, salió corriendo de la casa como si aquel artículo fuese a esfumarse si tardaba un par de minutos en ponerse en movimiento. Durante al menos veinte minutos,

--¿Cómo vas?

Le pregunto a su amiga, mojando una toallita pequeña y entregándosela. Ella suspiro, enderezando la espalda, se retiro un poco hacia atrás, apoyándose en la mampara de la ducha, llevándose la toallita al cuello para refrescarse un poco la piel.

--¿Cómo lo soportaste?

--Deje que pasara. La verdad es que no hice mucho. Permanecía quieta, tirada en la cama y comía fruta. Eso fue lo que me alivio.

--Eso no funciona. Ya lo he probado.

Riéndose suavemente, se encogió de hombros.

--Cada una es un mundo, Anne. Tendrás que encontrar tus propios trucos, si no quieres tomar pastillas.

--No quiero.

--Entonces, busca algo que te alivie el malestar.

Su amiga no se atrevió ni asentir, por si acaso la acción activaba una nueva ronda de nauseas. Ella lo paso mal, en el sentido de que los mareos la dejaban para el arrastre, consumiendo una gran parte de su energía y dejándole sin la posibilidad de disfrutar de un día completo, por culpa de ellos, pero fue capaz de sobrepasar esos momentos y poco a poco encontró un modo de ayudarse a sí misma a afrontarlo con más facilidad. La fruta, por ejemplo, fue su gran salvación. Y el Nestie.

Anne tendría que encontrar un modo de paliar con los síntomas del embarazo.

--Tengo galletitas saladas y te ¿Quieres probar?

La mujer le lanzo una muy mala mirada, ante la cual solo pudo reírse. Anne no estaba dispuesta a probar bocado hasta que las nauseas no desaparecieran por ese día. Así que asumía que estaría un buen rato sin probar bocado, con tal de mantener las visitas al sanitario, al mínimo.

--Como quieras. Siéntete como en casa. Si necesitas tumbarte, puedes usar la cama.

Si ella no quería poner un poquito de su parte, por encontrar un modo de aliviar esos síntomas, allá ella. Solo podía esperar que tomase la decisión correcta, y que pese al prueba y error que podía ocurrir, lo mejor era ponerse manos a la obra y encontrar una fórmula que le ayudase. Mientras tanto, ella se tomaría los meses que le quedaban de gestación, muy tranquilamente, a la espera de que Liv creciera y engordara, y así estar lista para su llegada al mundo exterior.

Mi Soldado; Esperando a...Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang