Acto 2

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RANMA NO ME PERTENECE, SOLO HAGO ESTO POR DIVERSIÓN

Cuando las palabras sobran

Acto 2

Akane tampoco podía seguir enojada con Ranma, luego de ese beso, aunque por causa de eso tampoco pudo hablarle claramente sobre cual habia sido el motivo de tanto enfado.

Ella ya estaba acostumbrada a la insensibilidad de él, así que más daba. Ya no valía la pena hablarle de que la última burla del trio de locas hacia ella la habia hecho quedar muy mal.

Echó un vistazo a algunas de las bolsas de telas que todavía estaban en el suelo, y que justamente habia ido a comprar con Ranma. Más bien se dedicaría a empezar a coser su vestido de graduación.

Lamentaba no tener mucho dinero para comprarse uno ya hecho, y tampoco quería importunarlo pidiéndoselo. El muchacho trabajaba toda la tarde luego de las clases en el dojo de la familia en el gimnasio.

Hasta viéndolo así, la chica se sintió un poco culpable por la escena del día anterior. Aunque luego recordó esa escena del beso que se suscitó después, haciendo que las mejillas de Akane se arrebolaran a límites insospechados.

―De todas maneras, le debo una disculpa, me porté muy exagerada con él. Pobre, se seguro estaba muy cansado y yo lo obligué a salir afuera anoche―se decía la joven al tiempo que quitaba las telas de las bolsas

Aunque eso sí, habían sido fieles a su tontera, y no habían hablado de su acercamiento de la noche anterior. Tanto que esta mañana, Ranma se levantó muy temprano a correr, antes de que ella despertara, y cuando por fin estuvieron solos camino al colegio, Ranma le habló de cualquier cosa menos de eso. Era evidente que no quería hablar de ese tema. Probablemente morirían de la vergüenza primero.

Quizá esta noche podrían conversar.

#

Ranma habia salido de su turno en el gimnasio donde daba clases básicas de artes marciales. No le gustaba pero ese trabajo era necesario para mantener la casa donde vivía con los Tendo y Akane, así como también para ayudar a su madre que ya se habia mudado con su padre en la casa cuya reconstrucción él habia pagado.

―! Maldición!, ya me comí todo el almuerzo, y no tengo mucho dinero conmigo, y todavía tengo mucha hambre. Creo que la siguiente vez haré que me doblen la ración―salió el muchacho afuera estirando los brazos. Aunque al rato recordó lo que habia intentado olvidar desde la madrugada.

Akane...el beso...ese abrazo

Aunque al rato el ruido de su estómago le hacía pisar tierra. Aunque ahí mismo tuvo una idea arriesgada. El único sitio donde le darían de comer con descuento era el Ucchans, y a él se le antojaba el okonomiyaki con camarones. La otra opción era el Nekohanten, pero Shampoo era un poco loca, y no quería arriesgarse. Además el Ucchans no quedaba lejos.

No lo pensó más y fue. También le compraría algo a Akane de ida. ¡Eso mismo, le llevaría comida de regalo y le pediría para hablar a solas!

Era un genio. Mejor idea no le podía salir. Sonrió ante la perspectiva, aunque se moría de miedo en pensar en lo que debería decirle.

Cuando entró al Ucchans, una afable y sonriente Ukyo le recibió, con pala en mano, y ese olor delicioso que salía de la plancha.

―! Oh, Ran-chan!, mi querido Ran-chan, sabía que vendrías hoy.

―Hola Ukyo ¿Cómo andas?, supongo que el hambre me trajo ¿podrías darme dos para llevar, de camarones?.

―Pero si comes aquí, el otro te sale gratis. Además que te doy un descuento si pides la que tiene pescado ¿Qué te parece, Ran-chan?―insistió la chica, afable, con su enorme pala en una mano.

Cuando las palabras sobranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora