Más de dos horas dando vueltas por toda la plaza en Madrid, tratando de encontrar alguna que otra ropa que se me viera bien, aunque siempre fallamos y todas las dependientas nos miraban con las cejas alzadas. Era vergonzoso tener que entrar a las tiendas de mujeres y lo peor de todo, era entrar a los vestidores. Siempre obligaba a Rodrigo a meterse conmigo mientras me cambiaba para que diera su opinión. Pero siempre terminaba pegado al móvil sin prestarme la más mínima atención, para ese entonces yo salía disgustado y a los 7 minutos, ya estábamos dentro de otra tienda ante los absurdos lamentos de mi hermano para que lo perdonara.
—Ya hemos entrado a demasiadas tiendas, Rodrigo—digo—. Ya estoy cansado, yo no soy de estar en plazas, tampoco en tiendas de mujeres—el me mira unos segundos y luego gira su rostro. Sus ojos varean por las tiendas hasta que atina a una donde no habíamos entrado. "ᴘᴜʟʟ&ʙᴇᴀʀ" dice en letras grandes. Apunta con un ligero movimiento de cabeza.
Avanzamos a pasos lentos hasta estar dentro. Había una gran variedad de ropas justas y apretadas, moldeadas o anchas. Con dibujos cutres o con escotes provenientes. Hasta que él se acercó a una pequeña sección, donde casi toda la ropa de aquella sección se podría definir en "Friki". Desde estampados cutres, hasta sudaderas pegadas y anchas. Bambas de diferentes colores y shorts cortos y largos. Jeans al igual.
Rodrigo se acercó a mí y jalando mi brazo me llevo hasta las estanterías.
—Esto sí que vacontigo, sólo qué en versión mujer—dice en un susurro, mientras esconde unapequeña sonrisa al ver mi rostro de embobado total—, escoge y luego te lopruebas en la cabina de allá—apunta al apartado con letras grandes «Probador». Asiento mientras miro la ropa sin importarme lasmiradas curiosas nuevamente de las dependientas. Agarró una gran mayoría deblusas y pantalones ajustados. El se ríe y señala su billetera mientras asiente.Comprendo que sí trae demasiado dinero y me sorprendo. Salgo trotando hasta elvestidor y me deshago de la ropa que llevaba puerta ese día.
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— ¿Vez? Fue fácil, Rubén, sólo tenías que encontrar tu estilo y ya—mi hermano habla devorando de una mordida lo que quedaba de helado en su cono.
—Hablas como si realmente estuviera cambiado a ser un travesti, cabron—se ríe y saca su móvil—. No hemos pensado en un nombre...
El me mira con una sonrisa y encoge los hombros pasando de mí. Suspiro y ruedo los ojos acabando con mi helado.
— ¿Qué te parece Alessa?—pregunto limpiando mis manos y subiendo las bolsas a la mesa. El alza una ceja y bloquea el móvil ante mi atenta mirada—, si ya sabes... Alessa, ese nombre es cool y bueno, original.
—Vaya, si es original mejor ¿No? —Ironizó—, eso no es importante, podría llamarte Devora y a nadie le importaría. Pero si eliges Devora, tu segundo nombre tendría que ser Melanie—se carcajea mirando mi rostro. Aprieto los puños y le suelto un zape.
— ¡Eres un inmaduro! ¡Por eso no tienes novia! —gritoneo tomando las bolsas y levantándome de la mesa. Me molestaba que no me apoyara en esto, es por él que yo hacía estas ridiculeces y no se le ocurre nada más que decirme eso. Es un idiota.
Su mano sostiene mi codo y obliga a mi cuerpo a girar. Su rostro está serio y me empuja hasta la salida. Avanzamos hasta bajar por las escaleras electrónicas.
—Alessa, me gusta—dice en un murmullo. Sonrío y le abrazo con cariño. A pesar de todo, sigue siendo mi hermano, y le quiero como tal—, ya está bien, que luego piensan otra cosa, toda la plaza nos ve desde aquí
—sonrío y asiento alejándome de él.
Tiene razón. Ver a un chico sosteniendo bolsas y bolsas de una tienda de mujeres y de paso mientras abraza a otro chico, podría ser realmente homosexual, ósea, mal visto para la "sociedad".
Bajamos y nos dirigimos hasta su auto. Me sentía estúpido y por unos segundos creí haber estado en un sueño, hasta que desperté al llegar a casa ante los absurdos chillidos de Rodrigo a mi oído. Me sacudí y tome las bolsas de la cajuela entrando a casa. Mamá no estaba y agradecí mentalmente. Rodrigo pasó hasta la cocina sirviéndose un vaso de agua y encendiendo la televisión. Sonríe y me hace una señal para que me acercara. Eso hice.
—Gracias, pequeño—dice en un susurro mientras me abraza con fuerza. Sonrío y lo abrazo más fuerte. No tenía idea de lo que sería ser mujer por una semana. Pero lo haría, por mi hermano—. Ve a guardar las bolsas en tu closet, mañana nos vamos y mamá no tiene que ver eso. Eres su consentido y seguro querrá hacerte las maletas, no la dejes—advierte y yo asiento caminando hasta las escaleras.
—Tú deberías ensayar mi nombre, para que no me vayas a llamar Rubén enfrente de todos—chanceo burlón. Rodrigo sonríe.
—Vale, Alessa—ambos nos reímos y yo corro a la habitación con todo y bolsas.
:v #COMEDIA :v
