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Martes 7 de Junio, 2016.

He decidido deslizar el bolígrafo por esta nueva libreta con diferentes intenciones, con una perspectiva distinta a la que tenía unos meses antes, pero perdurando el propósito por el que te escribo desde hace tanto.

Francamente no sé si pueda soportar, he estado inhalando más, tratando de contener mayor cantidad de oxígeno en mis pulmones para poder aceptar lo que hace poco acordamos; he estado soñando más para que el tiempo que me pediste pase sin que lo sienta, sin que me pese, sin que lastime con cada movimiento que sus manecillas realizan apuntando los números que más que números son eternidades, y a pesar de que te fui clara y sincera con la cuestión del tiempo, en que pienso que es injusto y que es como no irte pero no quedarte, aquí estoy, intentando sobrevivir.

Y me pierdo, me pierdo sin remedio entre los latidos de mi corazón, entre las sábanas que me ruegan por que no me levante de la cama, que me quede acostada hasta que pueda moverme con seguridad, con confianza, con vida.

Ignoro el fin de la espera, ignoro el momento en el que te acercarás despacio a mi rostro y a la mitad de un beso me dirás que no puedes más, que quieres volver a estar conmigo como desde el principio lo estuvimos, que quieres aprender de mí y ayudarnos mutuamente en todo, porque esta vida es para los vivos, no para personas como yo, que en este momento sólo esperamos que el tiempo corra para que se lleve la incertidumbre con él, que pase sin dejar huella de su estancia entre nosotros. Y el mundo, tan lleno de vidas banales y de caos por doquier, está repleto también de amor, de luz, de pasión, de esperanza y de vida, por mucho que nos rodeen cosas cuyo negativismo nos induce a pensar distinto por unos segundos.

Y ahora viéndolo de esa manera, me retracto; realmente el mundo es para personas como yo;  llenas de ansias por que llegue el mañana, por desatar el amor que por su ser corre y agita, golpeando cada pared que encuentra para romperla y correr a los brazos de quien es provocado. Quizá sólo me haga falta fuerza para levantarme y poder mover montañas, pues mi capacidad es limitada por el dolor que siento los ratos que me atormenta recordarte lejos, pero me siento segura al decir que el universo fue creado para ser habitado por personas como yo, llenas de amor.

El mundo, mi cielo, es para ti y para mí. Para amantes que desesperan por la quietud de sus vibraciones negativas, por la combinación del tiempo que comparten siendo felices, siendo locos y siendo humanos. El mundo es para soñadores cuyos sueños son emprendidos y no se quedan en una nube de caricatura sobre sus cabezas, es para personas que salen de sus hogares en busca de su camino, de su misión, de su meta.

Eres tú mi sueño, el más real que jamás antes había tenido, eres tú mi motivación, mis metas y quien me inspira a quererme, amarme y vivirme.

Sólo espero que el tiempo pase pronto para poder decírtelo y demostrarte lo mucho que te amo compartiéndote lo que me queda, que no es otra cosa más que un sinfín de melodías, besos y abrazos sólo para ti, para nosotros; que aunque suene como si "quedara" poco, "las sobras", no es verdad, pues lo que me queda es justo con lo que empecé, todo el amor, el cariño, la confianza, la vida, sin mencionar todo lo que se le ha ido sumando porque he ido aprendiendo y me he quedado con lo mejor.

Te espero aquí, espero que no tardes y que cuando vuelvas, nunca más te vuelvas a ir.

Con el alma: Alitzel.

Pavel.Where stories live. Discover now