PRÓLOGO

141 6 0
                                    


Los dedos de mis pies se adhieren al frío suelo, noto como mi temperatura aumenta sin remedio, oigo como las gotas de sudor resbalan por mi rostro y caen al suelo con una agónica melodía que acompaña mi condena. Ardo en deseos de girar mi cuello y poder observar una última vez el lugar en el que me encuentro, pero es imposible, todo mi organismo parece seguir las órdenes de mi verdugo, no las mías, así que miro el charco ,que se ha formado a mis pies, de una manera tortuosa, hierática.

Intento respirar, pero mi pecho duele y los quejidos que ofrezco sólo provocan las pesadas carcajadas de la persona que me observa. Lloro, me cuesta reconocerlo pero el terror que siento por las venas provoca que sea totalmente imposible retener el llanto. Tiemblo, es el único movimiento que me ha permitido, y sólo porque le parece divertido, se relame los labios, lo ha conseguido...

Mi decadencia.

Así que eso era lo que me esperaba, mi absoluta e inminente caída. Arrugo mi rostro en una mueca de decepción hacia mí. Todo había salido mal, mi exaltado orgullo ha firmado mi sentencia. ¿No se supone que el destino está escrito? ¡ESTE NO ES EL MÍO!

- Sigue repitiéndote eso, cariño- ni siquiera me sorprende que pueda leer mis pensamientos. Se acerca hacia mí con un ritmo lento, regodeándose en su poder, mirándome fijamente. Puedo ver en sus ojos su inmensa felicidad... Durante todo este tiempo me ha engañado, ha jugado conmigo como si apenas conservara un hálito de razón, de inteligencia... ¿Ahora puede leer mis pensamientos? Me sorprende que no pudiera siempre, magia negra...

Suelta una carcajada.

- ¿Importa realmente lo que sea? Fui, soy y siempre seré mejor que tú- sus palabras caen como un balde de agua fría sobre mí. El miedo se aleja y en cambio aparece una nueva sensación, una especie de resignación que provoca que mi llanto aumente. No puede ser, no quiero aceptarlo, no quiero darle ese placer...

Miro sus pupilas, que destellan veneno, en busca de aunque sea un brillo que me recuerde esos días de confianza, donde sabía que era mi apoyo, que no me traicionaría.

¿Este es el final?

- Mi amor, lo fue desde el principio...

Herederos de SangreWhere stories live. Discover now