I.

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Capítulo 1

La primera vez que lo vio fue en casa de su querida amiga Caro. Estaban disfrutando de las vacaciones de verano, y como todos los años, Danna no tenía ninguna oportunidad de ir a los lugares que tanto soñaba; pues sabía que no podía darse lujos innecesarios, como decía su padre, y ya había aceptado que ella siempre sería la única que no tendría ninguna aventura que contar al finalizar el verano. Se limitaría a escuchar y anhelaría todo lo que contaban sus amigas.

–Hola, Danny –la saludo Caro que en esa época tenía diecisiete años como ella–, ¿cómo estás?

–Hola, Caro –fue a abrazarla, ya que desde hacía un mes que no se veían–. Bien, pero no tanto como tú, se nota a leguas que disfrutaste este mes en la playa, ¿no?

–Pero claro que lo disfrute, tu sabes una oportunidad como esta, de ver chicos en bañador con espaldas anchas, diminutas gotitas recorriendo todo su cuerpo y trazando vías que conducirían a...

–Ya, basta amiga, no digas tantas locuras. Mejor cuéntame, ¿qué tal la compañía? Pues me dijeron que te habían visto con un chico bastante aceptable, ¿es cierto?

–Aceptable ¡¡Dios mío!! Que mentira más grande es esa, es un sueño de hombre, tú sabes lo que toda mujer anhela, el príncipe azul... Ah, si no fuera porque estoy de novia con Fernando, yo... Bueno, pero estaba pensado presentártelo a ti, que ya es hora que consigas a alguien, y no me digas que así estás bien, porque verás que con él estarás mejor.

–Aja... está bien, sé que nada de lo que diga te hará desistir de tus intentos de Cupido, así que quiero conocerlo.

–Mira que coincidencia, allí precisamente viene con Fernando.

Efectivamente, los chicos caminaban hacia ellas, que se encontraban en el jardín. Al verlo por primera vez se quedó sin aliento, en verdad, su amiga no había exagerado, era como contemplar a un ángel por la manera como el sol iluminaba su cabello un tanto largo haciendo que pareciera de oro, sus rizos alborotados por la suave brisa hacía que a cada paso diera la impresión de flotar hacia ella, era un tanto más alto que Danny y tenía ya un cuerpo que anticipaba conforme madurara se haría más y más exquisito. Poco a poco su rostro se fue haciendo más claro y lo qué de inmediato captó su atención fueron sus ojos celestes que parecían una profunda laguna en la que se sentía sumergida, eran tan expresivos, los podía ver sonriendo al igual que lo estaba haciendo su boca en ese momento.

–Hola, Caro –saludó Fernando dándole un beso–. Hola Danny, te presento a mi amigo...

–Stefano –interrumpió a Fernando el guapísimo chico que venía junto a él–. Soy Stefano Ferraz y tú eres...

–Soy Danna –contestó casi sin aliento–, pero todos me dicen Danny.

–Mucho gusto, Danny –dijo pronunciando su nombre con increíble dulzura y un lindo acento. Ella le parecía una chica interesante, pues a pesar de no ser hermosa, se destacaba porque era muy atractiva. No podía precisar que era exactamente lo que lo atraía, si sus ojos que tenían un destello de inocencia, su dulce rostro o la forma cómo lo miraba, no lo sabía... pero lo que no le pasó desapercibido fue la mutua atracción que surgió entre ellos de manera inmediata.

Danny y Stefano se miraron largamente, sonriendo porque de pronto todo había desaparecido, solo estaban los dos, conscientes uno del otro.

–Bueno, chicos– dijo Caro agitando las manos frente a sus caras–. Ya se conocieron. Ahora vamos a tomar un helado, ¿qué les parece?

–Vamos– asintieron todos y disfrutaron el resto del día en su mutua compañía.

Así, transcurrió el resto del mes que faltaba para que finalizara el verano. Se encontraban ya sea para ir a caminar, hacer deporte, lo que fuera.

Encuentro con el destino (Italia #1)Where stories live. Discover now