Hubo un tiempo en el que la infancia era el lugar de la alegría y la inocencia, hubo un día en el que la adolescencia se convertía en un remolino de sensaciones y vivencias de un mundo por explorar; hubo un día en el que viste con nostalgia el pasado y decidiste vivir como aquella niña que siempre quisiste ser.
Hubo un tiempo que soñabas con príncipes azules y hojas de color carmesí en una tarde nevada; mientras el tiempo esperaba a que tus recuerdos quedaran grabados en el alma.
Hubo, hay y habrá momentos para recordar; pero son los años los que nos hacen ver cuan lejos estamos de nosotros mismos. Nunca fijos, nunca presentes en un tiempo concreto; simplemente esperando ver caer la hoja de la vida.
Esa que cae en una fría mañana de otoño teñido del más agradable de los rojos, desesperanza en medio de la belleza de la naturaleza. Eso somos nosotros.
Recuerda que aunque el tiempo pase, seguirás siendo tú, seguirás atrapando mariposas al alba mientras tus pensamientos vuelan hacia un azul cielo de sueños y esperanzas.
Olvida el dolor de cada hoja caída y mira atrás sin tener miedo de sentirte perdida; cada año que pasa es una nueva primavera en nuestra vida.
B.Feijoo
