Parte 2: Superficial.

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El camino estaba adornado por grandes prados y montañas espléndidas, el sol brillaba radiante y las nubes blancas y esponjosas hacían perfecto aquel día de primavera, el aire acondicionado del automóvil se sentía agradable y mientras avanzaba suavemente Kumi terminaba de arreglar su maquillaje. Tooru miraba por la ventana como un niño de primaria en un viaje escolar, sorprendido por aquella parte de Miyagi que no había visto jamás. La voz de la rubia sacó de sus pensamientos al levantador de Seijo y este la miró confundido.

—Explicaré lo que debes hacer —Kumi puso una pequeña revista en manos de Tooru, por un segundo el contacto de la cálida piel de la chica, envío una corriente por sus dedos, pero aquella sensación quiso olvidarla de inmediato. —Éste es el lugar donde vamos, es un hotel a las afueras de la ciudad, entenderás que no es cualquier sitio, este hotel es casi de cinco estrellas por ende las personas que acuden también lo son.

Oikawa ojeó el papel sobre sus manos.

—A lo que quiero llegar, debes actuar con mucha precaución; educado, amable y sobretodo tranquilo, no quiero que hagas tus estúpidos e infantiles berrinches —Tooru se dispuso a protestar, pero la miraba afilada de Kumi sólo lo hizo asentir —No te dejaré en ningún momento así que cualquier pregunta la responderé yo, sólo debes seguir mi juego.

—Mejor dicho, la mentira. —añadió el castaño.

—Sí.

Terminando aquello, Kumi se apoyó sobre su brazo y observaba el paisaje privilegiado, Oikawa seguía pensando cómo aquella chica podía ser tan distinta; cómo, después de años siendo compañeros de clases, nunca notó algo... y entonces, mientras esas preguntas escarbaban en su memoria, se dio cuenta del porqué, jamás había visto que esa chica estuvo allí, en todos esos años.

Sintió un frío en el estómago y se llevó una mano a la cabeza. Deseaba preguntar tantas cosas, dejar tantas dudas aclaradas, pero ¿Con qué derecho? Kumi y él eran solo compañeros de clases, y ahora pagaba un favor que le debía...

"¿Siempre he sido tan superficial?"

Oikawa no esperaba dicho recibimiento, cuando un mayordomo abrió la puerta del automóvil para Kumi y luego para él, se oía de fondo el sonido de un violín y pudo observar lo decorado del lugar. Aunque era un espacio abierto; lleno de pasto bien mantenido, árboles altos a los costados, y una piscina enterrada, habían mesas y sillas dispuestas por el lugar, con manteles blancos y la vajilla de cerámica sobre las mesas. Todo perfecto y sofisticado.

La voz de una fémina captó la atención de los recién llegados, Kumi al girar notó a una alta mujer con los brazos extendidos, esperando que la rubia aceptara su abrazo, mientras que Tooru se quedó observando aquel saludo desde un par de metros.

—Hija, estas toda una mujer —los ojos del chico se abrieron a toda su capacidad, observó atento cada detalle en la mujer y solo tuvo una palabra para describirla; "Preciosa"

Su cabello era rubio al igual que Kumi y por el descendía una trenza en cascada, era alta y delgada, su figura se delineaba gracias a un vestido largo y negro, con tiras de color rojo y pequeñas decoraciones también del mismo tono. Parecida joven, en su rostro no había ningún rastro de arrugas; pómulos cálidos y prominentes, sus labios eran gruesos, pero no al extremo y sus ojos de un color pardo hipnotizaban, fue entonces cuando notó algo familiar, más bien, conocido.

—He escuchado que has tenido muchas portadas en las revistas, la última semana fue en Seven ¿verdad?

—¿Hemos venido a hablar de trabajo? —soltó Kumi algo incomoda, pero dulce.

Miserable [Haikyuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora