Lluvia

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Había sido un hermoso día, si, antes de que esas molestas nubes lo oscurecieran, parecía que iba a llover, el ambiente estaba húmedo y la luz del sol no era capaz de traspasar a las amenazantes nubes.

No había nadie fuera de sus casas, todos se encontraban resguardados esperando a la inminente lluvia, todos menos una pequeña niña que vagaba sola por el bosque, se abrazaba a si misma tratando de curar su frío mientras seguía con su insistente búsqueda, estaba perdida, no sabía hacia donde caminar pero no se daría por vencida, tenía que encontrar a esa joven tan amable...

-Espero que el señor Sesshoumaru no se moleste conmigo... -dijo alzando su vista al cielo, estaba bastante lejos del refugio en donde la habían dejado, seriamente dudaba si podría regresar sin problemas, pero tenía que aprovechar esa oportunidad, mientras se encontrara sola podría ir a buscar a la chica de ropas extrañas, quería hablar con ella, conocerla un poquito más para verificar si ella podría cumplir su deseo de cumpleaños, después de todo la vez anterior le había comentado que estaban acampando cerca de ese sector, no podía ser tan difícil el dar con ella...

La niña caminó minutos interminables, pidiéndole al cielo que no lloviera, no, si empezaba a llover sería mucho más difícil y peligroso el buscarla, "por favor Kamisama..." pidió cerrando sus ojos y juntando sus manos, tenía un poco de miedo y algo de tristeza, pero eso no la detuvo, tenía un objetivo en mente y quería lograrlo, si el señor Sesshoumaru no la ayudaba con su regalo ella misma tendría que esforzarse para hacerlo. Caminó unos metros más y vio humo a lo lejos, sonrió aliviada, no importa si no fuera el campamento de la chica por lo menos podría pedir indicaciones, corrió con todas sus fuerzas recuperando su acostumbrada vitalidad, antes de llegar disminuyó la velocidad y se acercó escondiéndose alternadamente en los arboles a su alrededor, debía ser cautelosa, podrían tratarse de personas malas, como bandidos o algo así...

-¿Qué haces aquí Rin?

La niña se volteó para ver quien le hablaba, sonrió ampliamente al ver a la chica que estaba buscando, estaba cargando unas cuantas ramas secas y la miraba sorprendida.

-¡Señorita Kagome que bueno que es usted! -la saludó animada corriendo a encontrarla.

-Hola Rin ¿Cómo has estado? -Se agachó a la altura de la niña sonriéndole- dime, ¿Cómo está tu brazo?

-¡Muy bien! Ya no me duele, el señor Jaken me dio unas hierbas para que no se me infectara.

-Me alegra escuchar eso -respondió recordando la apariencia del demonio color verde y sonriendo por las palabras de la niña- ¿Qué haces aquí? ¿Sesshoumaru te dejó sola otra vez?

-Si, tuvieron que ir a hacer unas cosas... en realidad la estaba buscando señorita Kagome, me sentía muy sola -respondió jugando con sus dedos y ocultando su verdadero objetivo.

-Ya veo, bueno, si quieres puedes venir conmigo -se levanta y mira al cielo- parece que va a llover, no es bueno que andes por aquí sola.

-¿Me dejaría? ¡Muchas gracias! -Exclamó sonriendo y le extendió sus manos- si quiere puedo ayudarle a llevar algunas ramas.

-¿En serio? Eres una niña muy buena Rin -accedió entregándole unas cuantas ramas, las más livianas claro está- vamos, ¿tienes hambre? Porque estábamos apunto de comer.

-¡Si! -la niña caminó al lado de la joven, sonriendo feliz al poder encontrarla y emocionada por su idea secreta.

Después de tan sólo un minuto llegaron hasta donde la sacerdotisa y sus amigos se estaban refugiando, tenían preparada una fogata y cerca de ellos había una cueva que pensaban utilizar por si empezaba a llover.

QUIERO UNA MAMÁWhere stories live. Discover now