Por alguna razón me siento mal por hacerle esto.

—B-Bueno... tengo muchas que hacer hoy así que... —me gire para hablarle cara a cara pero le sobresalte al verlo muy cerca de mí.

—¿Sucede algo, Dylan? —dijo serio.

Puse mis labios en una línea. No podía mentirle... era muy frágil ante él. Me era imposible negarle algo y realmente era frustrante.

—Y-Yo... estoy algo... —tosí—. Algo incomoda por lo de ayer...

Me sonroje y agache la mirada, sentí la de Bill posada en mí, agarro un mechón de mi cabello y lo paso detrás de mí oreja. Tomo mi mentón, obligándome a verlo, y se acercó lentamente hacia mí.

Involuntariamente cerré los ojos dispuesta a besarlo...

—Dímelo ya, Dylan —susurró.

Abrí los ojos y note como su mirada estaba fría y seria.

—Ellos quieren vengarse —susurré.

—¿Quiénes son "ellos"?

—Los Pines.

Me quise abofetear, quise tirarme del quinto piso, quise suicidarme. No podía creer lo que había hecho...

No podía creer que con tan solo hacer eso Bill tenga el control absoluto de mí.

Me volvía loca.

Literal.

Me volví a verlo. Una sonrisa satisfactoria se encontraba en su rostro.

—Esa es mi chica, tan mala como su novio —beso mi nariz.

Sentí una punzada en el pecho.

Yo no era mala... tampoco era su...

Esperen...

—¿Qué dijiste? —pregunte incrédula.

—Que eres mala...

Auch.

—No, lo otro.

—¡Ah! Que eres tan mala como tu novio —sonrió de lado.

—¿N-Novio? —tartamudeé

El me miró con una sonrisa.

—¡Claro! Soy tu novio ¿No es obvio?—dijo con sarcasmo, pasando sus brazos por mis hombros.

¿Desde cuándo somos novios Bill y yo?

—Desde ayer, cuando fuiste mía. —habló mordiendo levemente el lóbulo de mi oreja.

Gemí por lo bajo, su respiración en mi oreja me ponía nerviosa.

—N-No lo sigas diciendo. —hablé entrecortada, apartándome de él.

El frunció el ceño.

—Eso no fue lo que dijiste anoche—otro sonrojo se apoderó de mí.

—Bill... —retrocedí.

—Dylan...

Note como sus ojos se habían oscurecido. Me puse detrás de una silla pero él la tiro de un aventón hacia alguna parte de la sala.

Me tomo de las muñecas y me estampo contra la pared para empezar a besar mis labios ferozmente.

—B-Bill no... Ahora no.

Bill se separó de mí y miro.

—Ahora no... Ya será después —sonrió.

Bill sonrió y junto sus labios en un beso, pero esta vez era... dulce.

Forbidden PassionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora