Capítulo 10

7.5K 733 57
                                    

Unos segundos después fue Dareh quien abrió los ojos y miró a Styan furioso.

—Nunca vuelvas a tocarme— gruñó.

—¿O qué, gatito? ¿Me vas a arañar?— Styan se rió, pero antes de que pudiera parpadear, Dareh estaba en pie empujándole y haciéndole colisionar contra la pared.

—No tienes ni idea de nada, así que cierra de una vez la boca, maldito necio— su voz sonaba grave, con ira contenida. Era como si el resentimiento hacia Styan fuera más allá de lo que habíamos visto hasta ahora. Incluso Styan parecía sorprendido por la reacción del híbrido.

—Eh, calma...— masculló desconcertado.

Dareh tomó aire y lo soltó despacio, calmándose y dejándose caer al suelo.

—¿Estás loco o qué te pasa, adefesio?— Styan se sacudió la ropa en un acto desesperado por conservar parte de su dignidad pisoteada por la velocidad y la fuerza de Dareh. —Sólo intentaba despertaros. Os habéis dormido sin cenar y ya es hora de salir a buscar al enano.

—¿Qué?—pregunté todavía aletargada.

—Que nos vamos a buscar al hermano de Tristan. Estabais tan ocupados cogiditos de la mano que no os habéis enterado del plan— su tono parecía burlón, pero a la vez resentido.

Me sentí culpable. A sus ojos debía parecer eso mismo: Dareh y yo buscando cualquier oportunidad para estar cogidos de la mano.

—Styan, no es lo que crees...— intenté explicarme, pero Dareh alzó una mano con discreción indicándome que no siguiera hablando.

—¿Qué es lo que creo? Yo no creo nada, lo único que hace falta es tener ojos en la cara para darse cuenta de lo que está pasando.

—¿Estás celoso?— preguntó Dareh con una sonrisa socarrona.

—¿Celoso? ¿De qué? ¿De una mojigata atolondrada y soñadora que tiene la cabeza en las nubes? No, estoy mejor solo que mal acompañado, gracias.

—¿A qué vienen esos insultos?— protesté ofendida.

—¡Vienen a que me da la gana decirlos!— Styan había empezado a alzar la voz por encima de los decibelios acústicamente confortables.

—¿Quieres calmarte?— le apremié.

—¿Que me calme? ¿Cómo voy a calmarme? Estoy harto de todo esto... estoy...— las palabras no querían salir de su boca. Me miró a mí, luego a Dareh y luego bufó impotente.— Os espero fuera.

Dicho eso, salió de la casa y cerró la puerta con un sonoro golpe.

Tristan se asomó alarmado cargando unos papeles.

—¿Qué le pasa a ese? ¿Quiere llamar la atención para que muramos a manos de los bandidos antes de poder hacer nada?

—No hagas caso, ya se le pasará— lo defendí, pero estaba preocupada. Nunca había sido él quien se había marchado a mitad de la discusión. Siempre era yo la que perdía los papeles y acababa por dejarlo hablando solo, pero esta vez había sido él. ¿Estaría demasiado enfadado?

—Pues espero que no haga mucho ruido ahí fuera— dijo Tristan mientras extendía unos papeles sobre la mesa de la cocina.—Este es un mapa de la cuidad, y aquí se ve el lugar donde tienen a mi hermano, Aarón— señaló un pequeño recuadro—. Exactamente aquí. Tenemos que pensar un plan para poder hacerlo lo más rápido y discretamente posible.

—Pues yo opino que lo mejor será aprovechar el factor sorpresa, asustarlos, y llevarnos a tu hermano en medio de la confusión— sugirió Dana con una sonrisa maliciosa.

Engel (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora