43. Ballet sobre la cancha de baloncesto.

Start from the beginning
                                    

—Necesito que estamos bien —susurró mirándome como un niño al que acababan de quitarle un caramelo.

—Estamos bien —mentí pero no me esforcé en hacer mi respuesta creíble, y él ya sabía que lo que decía no era verdad desde antes de contestarle. Abrió la boca para decir algo pero no le dejé, besando sus labios castamente y alejándome de él aunque sus manos hicieron cierta resistencia cuando comencé a caminar lejos. Antes de salir del gimnasio oí un ruido, girándome para observar como Luke acababa de golpear la canasta.

       (...)

—¿Qué crees que será? —formuló Travis mientras ambos estábamos tumbados en su cama. Mi cabeza apoyada en su estomago mientras me comía una bolsa de patatas fritas, aunque cabe destacar que cada puñado que cogía, Travis ya había cogido dos.

—No quiero pensar en eso, pero realmente me duele que no pueda confiar en mí para contarme algo así, algo que involucra a Mark. —Travis volvió a coger un puñado de patatas fritas.

—Me parece raro, la verdad, hasta donde yo sé, Luke siempre ha confiado en ti para contártelo todo.

—Hasta que me fui de Holmes Chapel, al parecer, las cosas sí que han cambiado entre nosotros aunque él quiera negarlo. —Un silencio fue lo único que hubo en ese momento, y removí mi cabeza sobre el abdomen de Travis, apoyando la barbilla sobre este y mirando desde allí a sus ojos azules.—Pero no hablemos más de esto, hablemos de ti.

—¿Qué hay que hablar de mí? —quiso saber con la boca llena.

—Charlotte —simplemente su nombre le hizo rodar los ojos.

—Tienes una obsesión conmigo y esa chica que comienza a preocuparme. —Arrugó la nariz demostrando su disgusto.

—Solo quiero que alguien te haga feliz —confesé apoyando mi moflete en su piel caliente.

—Tú me haces feliz —simplemente respondió encogiéndose de hombros, y rodé los ojos.

—No me refiero a esa clase de felicidad, Trav.

—Oh, ¿ahora sabes qué clase de felicidad me produces tú? —Elevó una ceja y asentí rápidamente.—No necesito a una pareja para ser feliz, estoy bien teniéndoos a Ashton y a ti, sois lo más cercano a una familia que he tenido alguna vez aunque seáis un total coñazo muchas veces.

—Vaya, gracias por esa última parte.

—Solo estoy siendo sincero.

—¿Y tu familia? Nunca hablas de ellos.

—Te he contado todo lo que debes saber de ellos.

—¿Todo lo que debo saber es que te presionaban demasiado con tu futuro? —Le observé escudriñando mis ojos y asintió como si aquello fuera suficiente.

                                 (...)

Me encontraba sentada en las gradas del gimnasio mientras los chicos entrenaban, el próximo viernes jugarían con uno de los mejores equipos de la liga y el entrenador Lerman realmente les estaba presionando.

—¡Irwin, cuando decidas dejar de practicar ballet en la cancha me gustaría que al menos encestases de una puñetera vez! —gritó el entrenador mientras que mi hermano hacía todo lo posible para no ir hacia él y arrancarle las cejas—. ¿Eso es un triple, Preston? ¡Porque estoy seguro de que mi abuela podría hacerlo mucho mejor! ¡Desde la tumba! —Negué con la cabeza mientras le escuchaba fanfarronear y continué con mis cálculos de matemáticas.—¡Como sigamos así esos paletos de Roch Hills van a patearnos el culo tan fuerte que no permitiré que el sol salga para vosotros al día siguiente! —Levanté los ojos de la libreta y observé como jugaban, aquella liga no lo estaban haciendo realmente bien, mientras que el año pasado habían pasado invictos, esa vez llevaban dos partidos perdidos, y uno que habían ganado fue por la participación de Luke en él. Mordí el lápiz con el que estaba escribiendo, y sabiendo que seguramente solo provocaría mi muerte, bajé de las gradas y caminé hasta el entrenador Lerman que me indicó con la mano que no me moviese mientras su atención no se despegaba de los jugadores.

Rebeldía II. (Luke Hemmings)Where stories live. Discover now