—Ah, vale... Pero, ¿no hubiera sido más fácil abrir de nuevo esa entrada, que hacer un túnel tan largo?

   —Seguramente, sí. Pero llamaríamos demasiado la atención. Piensa que, para el resto del mundo, la Mina sigue siendo inaccesible —Lisa guiñó un ojo, a la vez que me sonreía.

   Después de esa breve conversación, avanzamos por un pasillo ancho y nos detuvimos delante de una puerta doble de acero. Brenda la abrió de par en par y entramos dentro. La habitación era grande y espaciosa. Estaba repleta de ordenadores y otros aparatos que no logré identificar. El único mobiliario constaba de varias mesas de escritorio -con sus respectiva sillas de oficina- y armarios archivadores.

   No nos encontrábamos solos, allí se reunían un grupo numeroso de personas con bata blanca. La mayoría de ellos iban con carpetas y papeles de gráficos en sus manos. Este lugar me recordaba a una especie de mezcla entre hospital y despacho.

   Apenas dedicaron atención a nuestra llegada, estaban ocupados con sus labores. La única persona que se levantó de su asiento y se dirigió a nosotros, era un hombre de mediana edad, las canas cubrían gran parte de su corto pelo. Llevaba gafas y también lucía una bata blanca cómo los demás.

   —Buenos días Lisa y compañía d—ijo con una voz profunda. Ahora su mirada se posó en la mía—. ¿Y tú debes ser Carla, verdad? —dijo a la vez que me extendía su mano—. Yo soy Lucan

   —Encantada —respondí mientras asentía con la cabeza y le estrechaba su firme mano.

   —Lisa me ha hablado mucho de ti. Así que... ¡Tenemos aquí nada más ni menos, que a la mujer del Sheriff de Murcia!

   —Eso parece...

   —Confío en mi hija —dijo mientras le dedicaba una mirada y una sonrisa a Lisa—.Y si ella lo hace contigo, en ese caso, yo también confiaré en ti.

   No sabía que era el padre de Lisa el que dirigía y controlaba la “Resistencia”, ¿porqué ocultármelo?

   —Brad y Brenda —dijo prestando su atención ahora en ellos—. Tomar asiento y acomodaros mientras os explico cómo avanzan las cosas por aquí. Mientras, ¿qué tal Lisa si le enseñas el recinto a tu amiga? —inquirió.

   —Está bien.

  —Bien, déjate la celda en el último lugar. Nos encontramos allí en... —miró su reloj de muñeca—. Media hora o así. Para las doce, ¿te parece bien?

   —Sí, sin problemas —se giró hacía la puerta—. Nos vemos allí pues.

  La seguí sin decir palabra alguna, esperando estar a solas con ella, para preguntarle sobre Lucan. Lo hice justo cuando giramos en una esquina del pasillo.

   —Lisa...¿Por qué no me dijiste que tu padre era el patrocinador y el cabecilla de esto?

   —Bueno... No me gusta hacerlo público... Verás, no quiero que me traten de “otra manera” por ser la hija del “jefe”. Me considero una más en esta misión.

   —¡Ah!, bueno... Te entiendo...

   Seguimos andando y recorriendo todo el recinto. Vi que se trataba de un lugar muy grande y completo. Habían varios laboratorios, oficinas, aseos, un comedor con una especie de cocina. También tenían una sala de descanso, con varios sofás y tumbonas.

   Y luego estaba la salda de ordenadores, que era donde habíamos estado en primer lugar.

   Desde allí se controlaba todo, pues el perímetro estaba infectado de cámaras ocultas y sensores de movimiento.

   Cuando llegamos a la última sala, la cuál se trataba de un laboratorio -dónde varios científicos con bata blanca trabajaban en algún proyecto importante-, vi que al fondo había una puerta de acero con una pequeña ventana de seguridad. Enfrente de ésta se encontraba sólo Lucan, pues Brad y Brenda ya no lo acompañaban.

   —Carla, lo que vas a ver aquí, quizás a primera impresión te impacte... —dijo él—. Pero quiero que sepas que es por nuestro bien y que le tratamos lo mejor que podemos.

   No pude resistirme, cómo siempre, la curiosidad me sobre pasaba. Me acerqué y miré por la estrecha ventanita...

   —¡Dios Santo! —exclamé sorprendida—. ¿Tenéis a un vampiro como prisionero? Pero... ¿porqué?

   Dentro de esa celda había un vampiro joven de cabellos morenos y largos, sujeto con varias cadenas gruesas de plata por los brazos, piernas y cintura.

   —Estamos haciéndole pruebas, de momento hemos logrado descubrir que los de su especie, también se pueden alimentar sólo a base de sangre animal.

   —No dirás que eso no es maravilloso... —dijo esta vez Lisa—. Ellos podrían convivir con nosotros sin la necesidad de utilizarnos cómo su única fuente de alimento...

   —Sí, he de reconocer que eso tiene un punto a nuestro favor —reconocí—. Pensáis dejarlo luego en libertad, ¿no?

   —¡Claro!, no somos animales cómo ellos... —hizo una pequeña pausa mientras se asomaba a mirar también—.  Pero todavía no hemos acabado con él...

   —Cierto hija, aún tenemos que perfeccionar la fórmula. Casi puedo saborear el éxito en mis labios —dijo él aspirando el aire del alrededor—. Estamos tan cerca...

   —¿Fórmula? —pregunté con curiosidad.

 —Bueno, de eso ya hablaremos en otra ocasión, por ahora has recibido demasiada información... —hizo una pausa para mirar su reloj de oro—. Además, ya es hora de recogeros.

  —Así es, todavía nos queda más de una hora de camino por delante...

  Me despedí de Lucan y salí acompañada de Lisa, que iba al lado mío.

  Cuando llegamos a la entra del túnel, Brad y Brenda nos estaban esperando con las linternas ya preparadas.

  Nos pusimos en marcha y en veinte minutos, estábamos de vuelta en el coche, rumbo a Los periquitos. Eran casi las dos del mediodía cuando el Ford Fiesta se detuvo por un momento, en el mismo lugar de encuentro.

   Había pasado casi cuatro horas desde la última vez que había estado en esa gasolinera. A paso ligero recorrí el corto trayecto a mi casa y llegué justo a tiempo para comer.

Saga <<La Era De Los Vampiros>> Libro I: <<Dulce Cautiverio>>Where stories live. Discover now