Una Venezolana En Estados Unidos.

Start from the beginning
                                    

- Sí, pero yo tengo cuatro maletas y un bolso. Él tres maletas y un bolso, sí no lo quieres ayudar a él, no hay peo, él es fuerte, pero yo soy tu hija.

- ¿A que no te ayuda un coño?- Me dijo Alejandro, montando una maleta de él en otra.

- ¿Tú me ibas a ayudar?- Dije viéndolo bonito.- Tan bello mi primito de mi alma.

Sí soy jalabola.

Monto una de mis maletas en una de las de él en forma horizontal igual que la que había montado antes y subió el verguito pa' jalar las maletas.

- Coño, mamá, no seas tan rata así, aunque sea lleva una.- Metió el teléfono en el bolsillo y agarro una maleta.

- Me vuerves a hablar así y te parto la jeta.- Me susurro y me pellizco el brazo.

- Perdón pues.

Después de diez minutos parados como unos guevones en la vaina esa, llamaron nuestro vuelo.

- Chao Ale, me la cuidas como si fuera tu propia hija.- Le dijo dándole un abrazo, yo volteé los ojos. Ojalá este no se ponga pesado.

Después de que lo abrazo me miro con los ojos aguados, se puso a llorar y me abrazo.

- Mi amor, yo no quiero que te vayas, pero este país esta muy mal y no te veo futuro aquí. Cuando esto se mejore, si es que llega a pasar, te vienes. Yo ahorita no puedo viajar, pero cuando tenga el dinero me voy contigo, hija. Te voy a extañar demasiado, voy a extrañar tus bochinches, tus mamaderas de gallo, tus shows en las colas, tus mariqueras cuando truena, toda tú. Te amo, gorda, cuidate mucho.- Dijo con la voz entre cortada y llorando, se me hizo un nudo en la garganta y cuando quise decirle algo me puse a llorar como Magdalena.

- Ya hija, no llores, allá vas a tener más oportunidades, más amigos, más cosas que aquí no tendrás.- Dijo y llore más.

Dieron el ultimo llamado a nuestro vuelo y nos separamos, tenía los ojos rojos y el maquillaje corrido.

- Bendición mami.- Le dije y me dio un beso en la frente.

- Dios te bendiga, mi amor.- Dijo y comencé a caminar.

Alejandro venía a mi lado con los ojos cristalizados. El marico quiere llorar.

Le dimos el boleto a la chama que estaba ahí y volteé a ver a mi mamá. Me lanzo un beso, yo hice como si lo atrapara con la mano y la puse en mi pecho.

Alejandro puso su brazo en mi hombro.

- Tranquila primita, que este papej te cuida.- Dijo apuntándose con su dedo pulgar.

- No sí.- Los dos nos reímos.

(**)

Llevábamos como diez minutos en el avión y el maricón de mi primo andaba llorando porque no se tiro a los culitos que tenía ayer.

- Telajeta.- Le metí un coñazo pa' que deje la estupidez.

- Coño Maria, tú no entiendes, las tres estaban buenas, nojoda.- Dijo sorbiendo los mocos de su nariz.

- Verga pana, ¿Y esta vaina como pa' cuando arranca?- Cambie de tema.

- No se, pero son como unas nueve o diez horas de vuelo, marica.- Dijo mirando a la caraja que hace señas. La azafata, esa misma.- Esa caraja esta buena.

- Tú no pelas una pana.- Mire la ventana y ya estamos despegando.

Poco a poco el avión se va alejando del suelo. Alejándose de mi país, mi tierra, mis raíces, de mi familia y amigos. De mi Venezuela.

Unas lágrimas se me salieron al recordar el rostro de mis amigos y familia cuando se enteraron.

Luego de unos diez minutos, no aguante el chanceo que tenía mi primo con la caraja esa y me quede dormida.













Cuando escriba así -> "Que lo que." Es normal, osea la narración a lo venezolano e ingles, ya que la caraja sabe ingles. Y así -> "Que lo que." Es cuando a ella se le sarga lo venezolana con los gringos. ¿Ok? Ok.✴

#LaRocs.











Una Venezolana En Estados Unidos. (PAUSADA).Where stories live. Discover now