PRIMERA LÍNEA -De batalla-

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Tienen la tristeza de la mirada del culpable los domingos por la tarde.

Se parecen demasiado a las renuncias, a palabras que se pronuncian con poco que decir, sin energía que las lleve. 

Poseen un cuarto propio en la cabeza del poeta, que los visita y los odia como a su desasosiego tan corrosivo e inspirador.

Quizás el fútbol o un paseo por el centro, quizá un buen libro en el Retiro o la promesa de una semana mejor, pero toda vuelta a casa vuelve a convertirlo en un epílogo, en un tétrico desfile de fantasmas. 

No hay manera, hay que aceptarlo, es imposible salvar a los domingos de la literatura. 

 4. LA CHICA DEL BAR

Sentado al fondo de un bar.

La camarera me sirve con calma.

Levanto los ojos de la sección de deportes de El País.

Una mujer me mira fijamente desde la barra. La evito. 

Vuelvo a leer pensando en si me seguirá mirando. 

Repito movimientos. Ahí sigue vigilando. 

Esta vez decido mantenerle la mirada, agacha la cabeza, se queda pensativa pero vuelve a dirigir sus ojos hacia mí. 

Se establece algún tipo de comunicación. 

Está claro, esa mujer está buscando algo. 

Me sonríe. Yo hago lo propio, como quien celebra una victoria.

Vuelve a bajar la mirada hacia su taza y me va regalando atenciones fugaces, dejando claro que no es solo un coqueteo. 

Pido la cuenta. Me dirijo hacia donde está.

Con la cabeza de nuevo agachada, sin mover nada más que sus ojos, levanta provocadora su vista hacia mí. 

Paso de largo. Salgo del bar. 

La fidelidad tiene sus limitaciones. 

5. RESPONSABILIDAD 

Dime que no te has encontrado en la barra de un bar con alguien con cara de chica triste de aeropuerto. 

Dime que no te has preguntado qué gris desgracia la arrojó hasta este instante, qué golpe la trajo hasta ese puerto de soledad. 

A las dos de la mañana, en el pub de Beni, tras salir del trabajo. Siempre es buen momento para saludarlo y tomar un trago. Allí se encuentra sentada una de esas personas, una de esas mujeres de luz desencantada y ojos marchitos. 

Me recuerda a aquellos púgiles que tuvieron sus días de gloria en el pasado, esas estrellas que después dilapidaron su fortuna por rodearse de la gente equivocada y hoy nadie recuerda. 

 Ciertos bares de madrugada son lugares para los náufragos. Los camareros son los capitanes que conducen los destinos sin rumbo y los sueltan cinco copas más allá. 

Vuelvo a mirar a la mujer. No es angustia lo suyo. Es soledad. Soledad sólida y cruda como una vaca de camino al matadero.

Ojalá pudiera hacer algo por ella. Pero no puedo. Nadie puede. La soledad de otro es demasiada responsabilidad. Le pago la cerveza a Beni y me marcho. 

6. EL ANTES Y EL DESPUÉS

La mirada que precede al amor. 

La copa que precede al beso. 

El beso que precede a la alcoba.

El fuego que precede a la ternura. 

La ternura que va perdiendo fuelle.

Las flores que preceden a la espina.

La desgana que precede a la pregunta. 

los malentendidos que preceden a las ruinas. 

La herida que precede a la ruptura. 

La ruptura que precede al desengaño.

El desengaño que precede al dolor.

El dolor que precede a la madurez.

La madurez abriéndote otras puertas, 

otros corazones,

          y así siempre,

                todo en la vida

                         en un ciclo inagotable, 

                                      amor y desamor

                                                  todo dispuesto -tan solo- 

                                                             para que tú puedas crecer. 

7. SI 

Se conocieron en un chat. Conversaciones, risas, complicidad, la protección que te brinda la pantalla y que da pie a decir ciertas cosas que no nos atreveríamos a soltar cara a cara, el resto del día pensando en encontrarse otra vez por el chat, la complicidad creciente, algunas fotos y finalmente una cita. 

Ya en la cita, los nervios de antes, el saludo extraño, la sonrisa algo forzada, el tic de él que ella observa con disgusto, los incómodos silencios que él salva con su ingenio, el físico de ella que no es como las fotos anunciaban, la conversación tirante que se va aflojando poco a poco, algunos temas comunes que los van haciendo sentir cómodos, el tic que desaparece con la calma, la sonrisa de ella como una invitación que supera todo el resto, ella cada vez más guapa, él cada vez más tierno, la tarde que termina en noche, el vino que también ayuda, la noche cada vez más larga y el deseo que toma el volante y un beso y muchos más y ¿en tu casa o en la mía? y la noche que sigue girando hacia ellos y el sudor y la cama desarmada y la misma pregunta en la cabeza de ambos, ¿me estoy enamorando?, y la misma respuesta en la cabeza de los dos dando título a este poema. 

8. DOS DE ESAS SOLEDADES

                                                                                             Poema reservado a cuatro manos de Blas Martínez 

Una ciudad es, por definición, un enjambre de soledades, y en esa he llegado a contar cuatro millones, de las cuales habrá unas cincuenta mil, contadas a ojo, alas que les apasiona la poesía (soledad arriba, soledad abajo). 

Para todas ellas la vida consiste en juntar su soledad con otra para dejar de pensar en la poesía y empezar a hacerla. 

Me pregunto si en este momento están dos de esas soledades leyendo este poema al mismo tiempo cada una en un lugar. 

Sería maravilloso pensar que estas líneas son el cabo de una cuerda que cada uno tiene entre sus manos, de la cual solo deben ir tirando para dar con el otro, para encontrarse frente a frente y hacerse poesía. 



Todos mis futuros son contigo-MarwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora