5.Me voy a divertir mucho contigo.

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-Muchacha. ¿Porqué no te as comido lo que te trajeron?- Estaba sentado en la cama observándome con la cabeza apoyada en su mano.

Me desperté exaltada al escuchar su voz de la nada y ahí estaba él, agachado a mi lado mirándome esperando mi respuesta.

-Yo... no tenía apetito sólo quería descansar.- Me ponía nerviosa que me mirase y más si era tan cerca...

-Bien, cuando venga quiero ver los platos limpios. -Y más te vale que así sea ¿Me as entendido?- Mientras se levantaba y me tocaba con su dedo mi frente.

-Sí- musité.

-Sí ¿que?- Se cruzó de brazos esperando mi respuesta. Le encantaba humillarme.

-Sí, amo.- Y pude ver como sonreía, esa sonrisa que me enfermaba de rabia quería romperle la cara en ese momento.

-Así me gusta, no me hagas enfadar y todo irá un poquito mejor, me voy tengo cosas que hacer y por tu bien, no salgas de aquí- Me señaló con el dedo, cerrando la puerta tras él.

Suspiré, por fin estaba sola. Miré la bandeja, no iba a comer prefería morir de hambre antes de hacerle caso en algo. Me levanté y estiré mi espalda, esa estérilla iba a acabar con mi columna. Me acerqué al gran ventanal, desde esta habitación se puede ver gran parte del pueblo al menos estaré entretenida mirando que pasa a mi alrededor, deseaba salir tomar un poco el aire no aguantaba más esta prisión.
Pero recordaba como me miraban y maldecían en mi llegada y prefería quedarme aquí, al menos por ahora. Siempre he sido libre no aguantaba mucho rato encerrada en una habitación desde pequeña.

Se escuchó la puerta y me volví, era Lali que me traía una bandeja de comida.

-Buenos días chiquita, le traigo su almuerzo- miró hacia la mesa y vió la primera bandeja sin tocar. Me miró apenada. -Chiquita pero no tocó la bandeja ¿Acaso se sinte indispuesta?.
Me quedé mirandola no sabía que decirle.

-Un poco, fueron muchas horas a caballo y no estoy aconstumbrada, pero seguro se me pasa pronto.- Esbocé una sonrisa forzosa.

-Si te sientes mal chiquita, avíseme y vendré, no me podría permitir que le pasase algo.- Y diciendo esto se fué.

Claro era buena conmigo por miedo a Jason, le habría amenazado porque yo estubiera bien y él pudiese seguir humillándome, todo me encajaba. Nadie sentiría por mi nada que no fuese asco y odio, me tumbé lo que era mi cama y me hice una bola, sentía ganas de llorar, me sentía sola una vez más. No aguantaba más, me fuí para la puerta no podía estar más en esa habitación al tocar el picaporte analicé las consecuencias, recordé lo que me dijo;

-''Por tu bien no salgas de aquí''

Y algo me dijo dentro de mí que hiciese caso, asi que volví a sentarme en aquella esquina que suponía ser mi cama. Al rato escuché pisadas de unas botas subir por las escaleras ''por dios que no fuese él'' decía en mi cabeza, pero sí era él. Al abrir la puerta me buscó con la mirada no le fué difícil encontrarme, se fué para la cama y se empezó a desabrochar los botones mientras me miraba, sentía miedo y si... ¡No, según él le daba asco! ¿o no?. Miró para la mesa, ahí seguía la primera bandeja de comida acompañada de la segunda que trajo Lali. Me miró con el cejo fruncido viniendo hacia mí, mientras yo pegaba más la espalda en la pared.

-¿¡Y esas bandejas que hacen ahí todavía!?¿¡No te dije que quería verlos limpios!? dijo acercándose a mí y cogiéndome de la muñeca levantándome para volverme a tirar contra el suelo haciéndome chillar de dolor.

-¡Para por favor! fué lo unico que pude decir entre lágrimas. Se quedó quieto mirándome.

-¡Come!- gritó mientras apretaba los puños y los dientes. Asentí. Me levanté del suelo con la mano agarrando mi codo me sentía dolorida pero no permitiría que me viese llorar y menos por él me senté junto a la mesa y empecé a comer lentamente mientras él se sentó frente a mí, con esa sonrisa que tanto odiaba...

Pasó un rato.

-¡No puedo más! le supliqué, un bocado más y vomitaré...

-Ya puedes dejar de comer, no quiero que me lo dejes todo perdido, preparame la ropa quiero bañarme.- Me miró observando mi reacción.

Me quedé mirándolo sorprendida, no sabía nada de hombres ni que ropa buscarle nada de nada.

-Y bien, ¿A qué esperas muchacha?-

-Yo... verás- Me sonrojé -No sé nada de hombres no sé que ropas cogerle.

Se echo a reír. Lo miré confusa ¿Qué pasaba había dicho un chiste? pensé.

-Así que nunca as estado con un hombre ¿verdad? interesante. Sonrió mientras se acercaba a mí dándome la vuelta y poniéndome de cara a la pared, comencé a temblar cuando noté su cuerpo detrás de el mío aprisionarme mientras él me hablaba en el oído.

-Me parece que me voy a divertir mucho contigo y qué ganas. Me mordió suavemente el lóbulo de la oreja mientras subía su mano acariciando mi cadera y cintura. Se despegó de golpe maldiciendo algo que no logré escuchar.

Se fue para el baño dejándome toda temblorosa y con la piel erizada. No estaba segura sí era miedo pero estaba acompañado de unas sensaciones que nunca había sentido antes.

Venganza y deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora