Extra VI - Problemas en el paraíso

Magsimula sa umpisa
                                    

—Te amo. Hablaremos cuando vuelva —informé. Me alejé un paso de ella y suspiré con fuerza.

Salí de la habitación cerrando la puerta con cuidado tras de mí y me quedé un minuto ahí de pie; el corazón se me rompió al escuchar que comenzaba a llorar, creyendo que yo ya no estaba cerca para escucharla.

Apreté los párpados cerrados y me obligué a salir de casa, aunque mi primer y mayor impulso fuera volver a entrar, tomar a Jan entre mis brazos y asegurarle que todo estaría bien.

Algunas horas después llamé a Jan antes de dirigirme a una reunión importante.

—Hola —contestó con voz suave. Sonreí imaginando que se encontraba mejor y me recargué en el respaldo de mi silla.

—Hola, amor. Te llamo para preguntar si no quieres que lleve algo para comer cuando salga de aquí. ¿Tienes antojo de algo en específico?

Su risa se hizo presente y me sentí mil veces mejor al darme cuenta de que ya no se hallaba molesta conmigo. Un toque en la puerta captó mi atención e hizo que me perdiera la respuesta de mi esposa.

Mi secretaría, Beth, estaba de pie tras la puerta cerrada de cristal, las cejas elevadas con impaciencia y su dedo señalando su muñeca, como diciendo que íbamos tarde para la reunión. Elevé mi mano al aire y junté mis dedos índice y pulgar hasta dejar muy poco espacio entre ellos para indicarle que iba en un momento más.

—¿Derek? —La voz de Jan me trajo de vuelta.

—Oh, lo siento Jany, no escuché. ¿Qué dijiste?

La puerta se abrió en ese instante y Beth colocó las manos sobre sus caderas.

—Derek, se nos hace tarde, en serio. Debemos irnos ya. Solo faltamos tú y yo.

Le lancé una mirada molesta por no haberme hecho caso y noté el silencio que se había instalado al otro lado de la línea.

—No, nada —dijo Jan en voz baja después de algunos segundos—. Ve a tu reunión con Beth, Derek. —Entonces colgó y yo no pude hacer nada más que pasar las manos por mi rostro molesto y frustrado.

—Oh Dios, lo siento mucho. ¿Era una llamada importante? —cuestiono la morena frente a mí. Me puse de pie evitando mirarla y no contesté.

Estaba seguro de que Jan había escuchado su voz y se había apresurado a sacar conclusiones erróneas. Beth no era santo de su devoción desde que vino una vez a visitarme al trabajo y la encontró demasiado cerca de mí para su gusto. No había importado cuánto le dije que solo había estado señalándome unos datos en los folios que le había pedido que redactara, Jan la había detestado. Fue odio a primera vista y no había ayudado que Beth fuera bonita.

—Vamos —dije abriendo la puerta. Beth se detuvo frente a mí, pero ni siquiera le dirigí una mirada—. Se nos hace tarde.

—Lo siento —repitió en un susurro. Ella sabía lo celosa que Jan podía llegar a ser a veces, pero no era consciente de que durante el embarazo se había vuelto todo peor.

Salimos de la oficina sin decir nada y nos dirigimos a la reunión donde ya nos esperaban.

***

Cuando llegué a casa lo primero que noté fue a la novia de Dean sentada en el sofá. El frío clima no se sentía aquí dentro, por lo que me quité el abrigo y lo colgué en el perchero antes de acercarme.

—Hola, Sam —saludé extendiendo mi mano. Su rostro se volvió de un rosa suave, pero de igual manera tomó mi mano y murmuró un saludo. Vi a Dean a mi lado y sonreí—. Hey, Dean.

Naabot mo na ang dulo ng mga na-publish na parte.

⏰ Huling update: Aug 19, 2021 ⏰

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Rendirse jamás [PQY #1] ✔ versión 2014Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon