I.

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— Vaya, hay un poco de suciedad —  Dijo al ver la pocilga en la que vivía.

— Sí.

— ¿No tienes asistenta?

— No, la despedí.

— ¿Cuanto tiempo llevas viviendo así?

— Una semana — Respondí secamente para que notara como su improvisado interrogatorio me estaba molestando.

— Bueno, ¿me ayudarías a recoger?

— Creo que la casa está bien así, no me molesta.

— Yo no lo creo, hay basura tirada por todo el suelo y empieza a oler...

— Es mi casa — La corté mientras la miraba desafiante — Yo haré lo que yo quiera, si te molesta a ti, es tu problema, lo limpias tu pero no cuentes con mi ayuda.

Ella suspiró y se pasó las manos por el pelo.

— ¿Dónde dormiré? — Preguntó intentando no perder los nervios.

—  Cierto, sígueme —  Subí a la segunda planta y le mostré la habitación en la que dormiría.

— Es un alivio... No esperaba que estuviera limpia... — Sonrió aliviada y agradecida.

— Es que no entro, a lo mejor hay polvo, no sé, eso ya lo arreglas tú si tanto te molesta un poco de suciedad — Hablé recordando sarcásticamente la conversación que tuvimos hace unos minutos.

— No creo que lo del salón sea comparable con esta habitación — Replicó dejando las maletas en una esquina de la habitación — Supongo que te acabas de levantar — Dijo mirando mi aspecto.

— No — Fruncí el ceño. ¿De dónde saca eso?

— Oh... — Parecía sorprendida — ¿No te asearás ni nada?

—  ¿Por qué iba a hacerlo?

— ¿Conoces el término higiene? — Alzó una ceja mirando mi horroroso aspecto.

— Yo estoy bien — La verdad era que si estaba pensando en la idea de afeitarme y arreglarme un poco, pero las ganas de molestarla me superaron. Ahora ya no me afeito.

— Sí, seguro — Susurró sin darse cuenta de que la oía.

Me di media vuelta y bajé al salón seguida por ella. Me senté en el sofá y ella se sentó en una butaca en frente de mí.

— Así que tienes veintidós años.

— Parece que alguien ha mirado en la wikipedia — Rodé en los ojos. ¿Ahora qué? ¿Me haría las típicas preguntas que hasta ella misma sabía?

— En realidad me lo ha dicho tu madre — Cogió una libreta y anotó algo que no pude ver.

— ¿Qué haces? — Pregunté frunciendo el ceño.

— Cosas mías — Me miró sonriente después de haber anotado sus cosas.

— No me gusta.

— ¿Y qué te gusta Harry?

La miré sin saber que decir: ¿qué me gustaba? ¿A qué venía esa pregunta?

Realmente me había pillado por sorpresa... Ahora que decía. Sacudí levemente la cabeza para salir de mi sorpresa y le contesté.

— La música — Respondí aún confuso por el cambio de tema.

— Eso imaginaba, he visto vídeos tuyos, eres muy bueno — Me halagó.

DepressiveWhere stories live. Discover now