CAPÍTULO 1

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Cuando respiraba sentía que ese sería el último de sus alientos, cerró sus ojos y reprimió las lágrimas que amenazaban con salir

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Cuando respiraba sentía que ese sería el último de sus alientos, cerró sus ojos y reprimió las lágrimas que amenazaban con salir. Tenía que ser fuerte, hacerse a la idea de que no sería la primera ni la última mujer en casarse en aquellas circunstancias. Tuvo el suficiente tiempo para comprender su posición y el predicamento en el que su familia se había metido. Sin embargo, algo dentro de ella le hacía zumbido en su cabeza. Estaba mal, todo absolutamente estaba mal. La decisión y su destino marcado le indicaban que el camino se había forjado para ella, pero de solo pensarlo, se hallaba perdida de nuevo. La noticia le había caído como si de un baldazo de agua fría se tratase. Caminó pasos lentos hacia el gran ventanal y sintió su mano en la vidriera que le hizo erizar su piel algunos segundos. Las aves salieron volando de los árboles, y por unos instantes añoró su libertad.

Cuando abrió sus ojos veía a cada miembro de la familia de Rupert pasar con distintas cosas en sus manos. La familia Charles se había esmerado en arreglar cada detalle, habían mandado a traer un sacerdote desde la Provincia de Nembris. Su mirada observaba todo con demasiado escrutinio. Algunos llevaban sartenes con guisos, otros llevaban los regalos a la gran mesa principal, cargaban flores y una estatuilla de cristal en forma de un cisne que había sido una pérdida de dinero por parte de ellos. Le hervía la sangre ver como su familia se regodeaba con éste intercambio. Porque para ella era eso, un trueque entre ella y la ayuda económica que ellos tendrían a causa de venderla como ganado. Los Storm, su misma familia se mezclaba con la de él para ayudarles en lo que necesitaran. Vestían con las mejores ropas de colores pastel, aunque el día se veía nublado y olía a tierra húmeda, parecía que nada impediría esa boda, deseaba con todas sus fuerzas que la peor de todas las tormentas deshiciera aquella "celebración". Su familia, en cambio estaba maravillada, ya casi podían oler toda la fortuna que su querida Eve compartiría con ellos. Sabía de qué iba todo eso, la familia Storm, la que alguna vez fue descendiente de una familia real, ahora estaba a nada de quedar en la calle, con deudas por todos lados desde hacía varias décadas. La responsabilidad que caía en ella no era para nada apremiante, ni esperanzador. Por supuesto, si hablamos de lo que la novia pensaba y sentía.

La joven tan solo estaba quieta observando como su vida se le iba acortando conforme las horas pasaban. Ella no quería casarse y mucho menos a conveniencia de su padre. ¿Qué culpa tenía de que Rupert Charles haya puesto su mirada en ella? ¡Vamos! Él tenía como treinta y tres años mientras que la joven tan solo tenía veintidós años de edad. Se atrevía a decir a ciencia cierta, qué a pesar de la fama de Rupert entre las mujeres del pueblo, él se había encaprichado con ella, y es por eso que él nunca antes había decido contraer matrimonio. Eve jamás había tenido ni siquiera un novio y de la noche a la mañana ya estaba por contraer lazos nupciales con un detestable ricachón. Él simplemente se regodeaba de todo el oro que la familia Charles tenía más allá de las colinas del norte.

A través de aquellas cortinas blancas veía el movimiento de ambas familias, no podía comprender como es que su familia aprobara que se casara con él. Tenía una larga lista de lo ruin de persona que él era. No era para nada agradable.

Dulce Bestia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora