- ¡Qué sorpresa al verle aquí! ¿No te parece, Marinette? Él no suele pasar por aqui. - preguntó su encantadora y dulce Kwami, Tikki.

- Si qué es raro. Con su trabajo de modelo debe de tener poco tiempo libre. - reflexionó ella pensativamente. - Pero en cualquier caso, me alegro tanto de haberle visto. - dijo superfeliz.

A partir de eso no vinieron más clientes. Tal vez porque era mediodía pero un ruido estruendoso hizo que reaccionara al instante.

Salió de la panadería y vio a un hombre a lo lejos siendo controlado por un Akuma, unas mariposas endemonidas o akumatizadas por el malvado Epiloptero.

Epiloptero controlaba a las personas aprovechando sus debilidades y sus malos momentos fingiendo ayudarles en sus problemas pero él sólo les otorgaba poderes increibles para conseguir los prodigios de Chatnoir y Ladybug.

Marinette subió a su habitación y se transformó.

- ¡Tikki, puntos fuera!

Tikki se tornó en los pendientes de Marinette haciando que le salieran pumtos negros en ellas. Poco a poco su vestimenda fue sustituida por el traje rojo con lunares negros de mariquita de Ladybug.

Ladybug salió por la ventana de la habitación de Marinette y con la ayuda de su Lacky Charm, colgaba de un edifició en otro, acercandose más a la persona controlada por el Akuma.

Quedó agachada en el tejado de un edificio más alto y observó al Akumatizado.

- Como siempre pensando en el siguiente movimiento.

Ladybug se dio la vuelta y vio a su gatuno amigo aterrizar detrás de ella con su típica sonrisa, traviesa pero a la vez agradable y sincera.

- Me alegro de verte, gatito. - dijo Ladybug divertida.

- Lo mismo te digo mi lady. - se acercó a ella y le plantó un beso en la mano.

Ladybug sonrió pero le apartó suavemente con su dedo indice.

- Bien Chatnoir, vamos a salvar Paris. - dijo Ladybug levantándose de su escondite de forma decidida.

- Como gustes, mi lady.

Ambos enmascarados saltaron del edificio y aterrizaron en la espada del akumatizado.

Ladybug utilizó su herramienta para agarrar al hombre controlado mientras que Chatnoir lo golpeó con su bastón metalico un par de veces.

Este Akuma tenía alas y las utilizó para intentar quitarse a Ladybug de encima.

Estaba formado por una gran armadura azulada similar al de un robot y por eso no notó los golpes de Chatnoir.

Ladybug intentaba aguantar pero al final su yo - yo se soltó de la armadura del hombre. Ladybug iba a caer al suelo pero entonces sintió como unos fuertes brazos la atraparon en el último momento de caer al suelo.

- Parece qué me ha caido un ángel del cielo. - rió ligeramente mirándola a los ojos. Ladybug se sonrojó un poco pero enseguida volvió en sí al oir al grito de advertencia que lanzó Chatnoir al aire.

Ladybug salió ligeramente por los aires al ser apartada de los brazos de su compañero por él mismo y cayó al suelo al lado de una gran nube gris donde antes estaba Chatnoir. Ladybug pensó en lo peor.

- ¡Chatnoir!

La nube gris se fue disipando poco a poco y una sombra se asomó en ella.

- ¡Chatnoir! ¡Estás bien!

Él chico de ojos felinos la miró agradecido y luego dirigió su mirada al robot quien lo miraba con fastidio.

- ¡Acabaré con vosotros y conseguiré vuestros prodigios! - dijo.

- Deberias buscarte un hobby. Te veo muyyyy perdido.

Chatnoir tenía en ceño fruncido y se encontraba serio ante el demonizado.

El chico golpeó con fuerza lo que vendría a ser su punto débil y dio la señal a Ladybug.

- Es hora de que uses tus encantos bichito. - le dijo guiñandole un ojo.

- ¡Lacky Cham! - de su objeto mágico salió un boli que cayó en sus manos.

¿Un boli? ¿Y que quiere que haga con un boli? Pensó ella algo resignada, pero no podía darse por vencida, tenía que pensar en algo... hasta que lo vió. Si hacía rebotar el bolí desde el suelo hasta la farola cuando sacara la punta del boli, éste le daría a las gafas demonizadas de ese hombre y conseguiría liberar al Akuma de su interior.

Ladybug consiguió manejar la situación a la perfección. El Akuma salió de las gafas del hombre y Ladybug utilizó su prodigio para atrapar y purificar a la mariposa.

- Adiós mariposita. - la chica vió como la mariposa salió volando con sus hermosas alas blancas. - ¡Prodigiosa Ladybug! - una vez pronunciadas esas palabras, todos los estropicios de la pelea quedaron restaurados y todo, incluyendo al hombre demonizado, volvieron a la normalidad.

- ¡Bien hecho! - exclamaron ambos héroes chocando los puños en señal de victoria como siempre solían hacerlo.

Por raro que pareciera, a ninguno de los dos les tocó la hora de transformarse así que Catnoir aprovechó para hablar un poco con Ladybug.

- ¿Sabes? Estaría bien que habláramos de vez en cuando aunque no sea para proteger Paris.

- ¿Hablar? ¿De... de qué?

- Ya sabes, para conocernos mejor y estar más sincronizados en las batallas.

- Ah... pu... pues... no sé...

Ladybug no entendió por qué se puso de repente tan nerviosa. No tenía por qué preocuparse. Catnoir sólo era un amigo. Un amigo con el quien tal vez pueda compartir sus emociones y sus inquietudes.

- Bueno... ¿Qué me dices? - le preguntó Catnoir.

Ella se lo pensó detenidamente. Ella era Marinette y Ladybug. Vida normal por el día y superheroina por la noche.

- Esta bien. ¿Te parece mañana a las diez de la noche?

Catnoir sonrió.

- Me viene bien. Entonces ya nos veremos, bichito.

Se dio la vuelta y se fue lejos saltando de tejado en tejado cual gato negro que simulaba ser, dejando a nuestra pequeña mariquita medio en shock. Ella también se marchó a casa y al poco se transformó en Marinette en su habitación. Justo a tiempo porque su padre volvió ya había vuelto de la tienda. Hoy parecía ser el día de la suerte de Marinette; Adrian vino a la panaderia y habló con ella, salvó París una vez más junto con Catnoir y encima no vino ningún cliente en medio de su aventura Ladybug.

Pero espera... algo no cuadraba.

- ¿En serio has quedado con Catnoir? - le preguntó sorprendida Tikki.

Ahí fue cuando Marinette cayó en su error.

- ¡OH DIOS MIO! ¡HE QUEDADO PARA HABLAR CON CATNOIR! ¡¿COMO SE ME OCURRE?! - gritó Marinette alterada.

- Creo que te ha hecho un poco el lío. - contestó Tikki comprensivamente.

- No, no, no. Catnoir y yo sólo somos compañeros y quedamos en que sólo hablaríamos de sincronizarnos mejor en la batalla. - replicó Marinette más tranquila.

- Yo no escuche eso exactamente. - negó Tikki sonriendo.

- En cualquier caso... - se acercó a la pared donde tenía fotos de Adrian y sonrió. - Yo sólo tengo ojos para Adrian. - dijo feliz.

Las Aventuras De Ladybug Y Catnoir: Una Historia De Amor DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora