Capítulo Veinticinco

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Rebusqué en algunos cajones de mi cómoda y le lancé a Guille una sudadera unas cuantas tallas más grande que la suya y unos pequeños pantalones que no me valían. Se encerró en el baño y aproveché entonces para deshacerme de mi ropa, quedando en boxers. Pensé que quizás eso le incomodaría, y estaba a punto de ponerme unos pantalones cuando Guillermo salió del baño con su ropa entre sus brazos y mi ropa puesta. Sus mejillas se tornaron rojas y se aproximó al sofá para dejar sobre este la ropa y luego se metió en la cama. Me tumbé a su lado, cubriéndonos a ambos con las sábanas, abrazándolo por la espalda y apegándolo a mi cuerpo.

Su respiración se relajó lentamente durante los siguientes minutos, introduciéndome en una especie de vigía entre el mundo de los sueños y la realidad. Pero entonces empezó a moverse lentamente, parecía sacudirse, y su respiración comenzó a tomar un ritmo algo más acelerado.

-¿Que pasa, Gui..?

Me atraganté con mis propias palabras sintiendo como presionaba fuertemente su trasero contra mi miembro, provocando que mi respiración también se agitará. Guillermo se giró lentamente, posando sus manos sobre mi pecho y pasando una de sus piernas sobre las mías. La fricción que provocaron nuestros miembros al chocarse me hizo cerrar los ojos fuertemente, agarrando las muñecas de Guillermo.

-No creo que esto sea lo adecuado... - murmuré intentando calmarme.

-Me siento sucio, Samuel - dijo, haciendo que abriera mis ojos y pudiera observar los suyos, cristalizados. - Quiero que me toques y hagas desaparecer la sensación que sus sucias manos han dejado en mi cuerpo.

Sus labios formaron un involuntario puchero, mostrándome que estaba reteniendo el llanto tanto como le era posible.

-No creó que sea lo correcto ahora, Guillermo - dije contra sus labios, sus lágrimas comenzaron a derramarse.

-¿Ya no quieres tocarme? ¿Es porque el me tocó? - sus sollozos me hacían sentir como mi corazón se retorcía dentro de mi pecho.

-¿Que cosas estas meneando dentro de tu cabecita? - susurré cerca de su oído, golpeando levemente su frente con un dedo. - Claro que quiero, pero...

-Entonces tócame. Tu quieres, y yo quiero. No hay nada que lo impida.

Y ni siquiera me dio la oportunidad de contestar, se abalanzó hacia mis labios, besándolos con velocidad, impulsando mi cuerpo hasta que mi espalda quedó completamente sobre el colchón para quedar sobre sus rodillas, cubriendo con su cuerpo el mio.

Instintivamente llevé mis manos a sus caderas, subiéndolas lentamente por el interior de la enorme sudadera, acariciando sus costados y su abdomen, haciéndolo estremecer. Arqueó su espalda levemente, presionando ambas erecciones, provocando gemidos por parte de ambos. Separo sus labios de los míos y con una mano giró mi rostro, dejando camino libre hasta primero el lóbulo de mi oreja. El cual lamió y mordisqueó, descendiendo después hasta mi cuello, donde comenzó a morder fuertemente -incluso llevándome a causar dolor-, y a succionar, seguramente intentando dejar un chupetón en cierto lugar.

Sonreí.

Quería marcarme como suyo.

De un tirón me deshice de su sudadera, provocando una ligera risa por su parte. Comencé a acariciar sus pezones a la vez que el descendió lentamente y comenzó a succionar mi pezón derecho, ansioso, a la vez que pellizcaba lentamente el otro.

Jadeé a la vez que tiré de él hacia arriba para besarle a la vez que dirigí mis manos a sus nalgas, introduciéndolas bajo el pantalón y el bóxer, estrujándolas, haciendo que mi pequeño gimiera alto y fuerte, presionando nuestros cuerpos.

Atrévete a dominarme {Wigetta} Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora