En otra vida (cap.único)

950 148 45
                                    

El doctor Stench había muerto hacía mucho tiempo, sin dejar sucesor que le reemplazara.
Genos había quedado a su propio cuidado con el aspecto de un hombre en su treintena, mientras que Saitama se fue marchitando poco a poco pero solo por fuera, ya que en su interior la viva llama de su espíritu ardía tan intensamente como en su juventud.

Los años pasaron tan rápido, como el paisaje mientras se pasea en carro, hermoso y fugaz a través del cristal.

Saitama naturalmente envejeció.

Una noche, en vísperas de su muerte, con la vista nublada y una débil sonrisa en su rostro, arrastró su mano entre las sábanas hasta el dorso mecánico del rubio, agarrándose tan fuerte como podía e intentando controlar los temblores de su brazo.

- Genos...

- ¿Sí, sensei?

- ¿Crees en el destino?

El rubio silenció. Sus esferas doradas centelleaban mientras contemplaba sus manos entrelazadas, subiendo por el brazo del mayor, deteniéndose en el casi invisible subir y bajar de su pecho, su cuello delgado y por último, su rostro apacible.
Por un momento se heló, creyendo que había muerto. Pero sus ojos se abrieron y le buscaron a pesar de ser incapaces de ver. Qué precio tan caro había pagado por su fuerza, que se había llevado casi todo de él.

- No creía en él... Hasta que le conocí

El lampiño soltó una risa débil, seca, más parecida a un susurro.

Sin saber cómo o por qué, hicieron conexión.

Sus corazones se gritaban lo que sus bocas habían callado la vida entera: "Te amo, te pertenezco solo a ti. Ayer, hoy. Toda la eternidad". Palabras y un amor inmenso que habían ocultado por temor.
En un instante mirándose con transparencia y sin guardar nada, se dieron cuenta de que eran correspondidos. ¿Pero para qué decir algo al respecto? Era muy tarde.

¿Un deseo? Otra oportunidad.

Poder verse y enamorarse otra vez. Vivir juntos, disfrutar de las alegrías sencillas, del calor y la presencia del otro desde la mañana hasta la noche. Ser lo primero que ven al despertar y lo último antes de dormir. Pero a ello añadir los besos, los abrazos, los 'te amo', la pasión, todo de lo que se habían perdido.

- ¿Vas a autodestruirte?

El calvo preguntó con tono de disgusto y su alumno no respondió. No estaba seguro, pero sabía que en el instante que su maestro abandonara ese cuerpo, no tendría objeto alguno seguir viviendo.

Presionó ligeramente la mano del mayor y la levantó con cuidado, depositando un dulce beso en ella. Comprimiendo todo su sentir en los labios para transmitirselo.

- Espero verte en otra vida sensei

Alzó la mirada una vez más, hacia el rostro del héroe más grande que el mundo había tenido.

Del único amor de su vida.

Saitama no volvió a abrir sus ojos.

En otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora