general las pasaban en cámara lenta, de manera que los movimientos corporales y las voces tomaban un aspecto
extraño y fantasmal, como si los protagonistas estuvieran debajo del agua. Poco a poco, de tanto mirar las
películas, comencé a "ver". No tanto como puede ver un especialista -uno de ellos me dijo que tardaría por lo
menos dos años en entrenarme- pero sí mucho más de lo que veía al principio.
Porque ver es el secreto de la comunicación no-verbal. Sugeriría que el lector comenzara la lectura de este libro
sentándose frente al televisor. Enciéndalo pero deje sólo la imagen, sin sonido. Le recomendaría los programas
tipo conferencia -especialmente los de Dick Cavett y Johnny Carson-. En este tipo de programas la gente se
comporta de una manera normal; no "actúa" y las cámaras, al acercarse y alejarse del protagonista, brindan una
imagen total del individuo. Al eliminar la distracción que producen las palabras, su primera impresión será la gran
cantidad de movimientos que los protagonistas realizan con el cuerpo. En un momento dado, parece que están
haciendo demasiadas cosas al mismo tiempo. Una persona levanta las cejas, inclina la cabeza, descruza una
pierna, se echa hacia atrás en el asiento, juguetea con los dedos; unos segundos después, sus manos revolotean
en el aire, con gestos enfáticos, cuando comienza a hablar.
Si usted fuera un científico que se enfrentara con esta imagen, ¿qué estudiaría? ¿Cómo registraría lo que está
viendo? ¿Por dónde comenzaría?
En los últimos años, cientos de estudiosos de ciencias sociales se han formulado estas preguntas y han tratado
de descifrar el código de la comunicación no-verbal. Este libro pone en relieve los esfuerzos y los descubrimientos
realizados.
Quisiera aclarar desde el comienzo que este libro no es un código en sí. No ofrece la posibilidad de conocer a
otra persona simplemente a través del comportamiento no-verbal. El lector tampoco podrá sentarse frente al
televisor sin sonido y traducir los movimientos del cuerpo de los protagonistas como si éstos respondieran a un
vocabulario fijo: juguetear con los dedos no quiere decir necesariamente siempre lo mismo y cruzar la pierna de
izquierda a derecha, tampoco. La comunicación humana es demasiado compleja. De todos modos, la investigación
sobre la comunicación es todavía una ciencia incipiente.
Lo que sí pienso, es que llegará el día en que puedan realizarse cursos que permitan descifrar el comportamiento
no-verbal. No estoy segura de que esto sea algo muy valioso, especialmente si la gente espera demasiado de ello.
No obstante, todos tenemos una cierta habilidad para descifrar determinados gestos. La llamamos intuición. La
aprendemos en la primera infancia y la utilizamos a nivel subconsciente durante toda la vida, y es en realidad la
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mejor manera de hacerlo. En un instante interpretamos cierto movimiento corporal o reaccionamos ante un tono de
El lenguaje de los gestos
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