Andrei

Valea Viilor

                                                                                

------------------------------------------ Prologo.

Rumanía. 1613

Era una amenaza para la vida, para los cristianos. Tenían que matarla. Aurora era considerada bruja, sirviente y novia de satanás, pero sólo tenía 14 años.

No se sabía si de verdad lo era. No lo era. Pero no lo sabían. Eran cegados como si un rayo de oscuridad los llenara con cada palabra que cualquier extraño dijera.

Y su vida estaba en peligro, por las mañanas, por las tardes…y por las noches era su único descanso.

***

Una hermosa mañana, en una humilde casa de uno de los pueblos más remotos del norte de Rumanía,  Valea Viilor, se encontraba una pequeña niña de largos cabellos rizados y negros, con una delicada y suave piel morena, una verdadera distinción en el pueblo. La niña jugaba con un blanco chivo mientras su madre lavaba la ropa en el campo. Justo ahí a lo lejos la niña observo como decenas de habitantes se acercaban con antorchas y sogas. Aurora asustada grita a su madre quien corre hacía ella con su hermano en brazos y grita que entre a la casa.

—No dejen que la novia de satanas entre a la casa, ella no puede estar en el sol es por eso que sólo sale de noche, aun no amanece y ya corre a su casa para esconderse. Maldita escoria—Grita a todo pulmón un viejo habitante de Valea Viilor. Estaba equivocado, ella no era tal cosa por la que la culpaban.

Aurora ignoró los gritos de su madre que le decían que entrara a la casa y se escondiera en el sótano. Se hecho a correr por todo el campo, el sol comenzó a salir mientras los gritos de los habitantes y de su madre corrían tras ella.

Estaba cansada de tener que vivir con eso, su única opción visible era salir, porque para ella ya no tenía caso volver a intentar convenserlos de que no era. Nadie le crecía la verdad.

Corrió si mirar atrás, corrió hasta entrar al bosque de  las afueras del pueblo. Las ramas cortaban su delicada piel morena mientras dejaba atrás su vida, su sueño. La tentación era mucha, era demasiado dolor el que recorría su cuerpo. No podía negar que entre más se alejaba, más sentía vibrar su cuerpo de libertad y deseo de no parar. Pero el miedo ocupaba gran parte de su cuerpo también.

Los arboles estaban altos y el olor a pino en vez de calmarla hacía que su sangre hirviera del terror. No sabía que se encontraría en aquel bosque, pero sabía que si volvía estaría muerta en cuanto pisara el territorio cristiano.

Llegó aun solitario prado después de varias horas corriendo y descansando, la puesta de sol ya esta cerca. Los pájaros volaban de árbol a árbol, el panorama no era seguro, el cielo que estaba nublando apenas se podía notar por encima de las ramas gruesas y toscas llenas de hojas casi negras con el color del atardecer.

Aurora estaba justo en medio del pequeño y solitario prado, una sombra se movió cerca haciendo que todos los  cuervos volaran asustados hasta lo mas alto de los arboles, se asusto. Dio un pequeño gemido y volteo hacia atrás, no había nada. Otro ruido apareció por su espalda provocandole un doloroso escalofrió que le llego hasta el corazón, giro la cabeza repentinamente, no había nada.

Harta del miedo gritó fuertemente pidiendo que saliera lo que fuera que estaba aturdiendo sus pensamientos. Aunque sabía lo estúpido que eso era. A lo lejos salió un pequeño niño de aproximadamente 5 años junto con un grupo grande de hombres y mujeres. Había pasado a un nuevo territorio. Se acercarón a ella.

Las personas la miraban con preocupación y horror al mismo tiempo, una hermosa joven estaba sobre los brazos de un hombre que lloraba desconsoladamente por al parecer su hija. ''Muerte'' escucho a lo lejos.