Capítulo 1

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Capítulo 1

Aldea de Vistancia

Una madre ha dado a luz a su séptimo hijo varón y tan pronto como él nace ella está impedida de amamantar a su propio hijo.

Sin embargo, esa mujer llora ni bien visualiza a varios hombres de su aldea llegando y llevándose inmediatamente al niño de sus brazos.

-¡MI HIJO, NO! ¡NO! "

Ella llora, perdiendo su control y su marido la abraza con fervor y dice.

-Querida, no podemos quedarnos con este niño.

-¡Él es nuestro hijo!, insiste.

-¡Él está excomulgado! su marido insiste.

Con eso el niño que acabó de nacer es llevado a una casa en la aldea, donde un grupo de diez hombres están esperándolo.

-Aquí está. - Un hombre de pelo grisáceo dice, con el niño en sus brazos.

-¡Daré fin a la vida de este niño! Él no puede permanecer entre nosotros. – ordena el líder de la aldea, mientras que verifica el estado del niño. -Pero antes de eso, tienes que marcarlo.

Ellos llevan al niño a la parte exterior de la casa y caminan hacia una hoguera encendida. El líder de la aldea tiene una lanza de hierro y trae la punta de la lanza al rojo vivo con fuego. Después de algún tiempo él saca la lanza y se va hacia el hombre de pelo grisáceo, que está sosteniendo al niño.

-¡Gírenlo!- el líder le ordena.

Entonces el hombre coloca al niño con su barriga para bajo y sus delicados pulmones están expuestos al aire libre, porque el niño estaba enrollado en un paño viejo.

Y todo el pueblo escucha la voz del niño después de que el líder inclina la lanza caliente contra su pulmón izquierdo y lo marca con el símbolo del lobo.

La madre del niño abraza a su marido tan pronto cuando ella siente y escucha el llanto de su hijo y ella no puede hacer nada para salvarlo.

En ese momento, el niño es llevado por el hombre de pelo entrecano, que tiene el deber de eliminar al niño a cierta distancia de su aldea.

El hombre camina con el niño a orillas de un río y su función más importante es lanzar ese niño en el agua oscura del río.

Su muerte es inevitable.

Pero antes de que él tenga el coraje de hacerlo, él tiene al niño como si fuera su propio hijo y un sentimiento de culpa le atormenta. Entonces el señor con su pelo grisáceo mira a un pedazo de madera y de repente tiene una idea.

-Voy a dejar su vida por cuenta del destino. - Dice mirando al niño que se aferra de la pieza de madera.

-Si sobrevives a esto, es porque el destino quiere que te quedes en este mundo.

Después de esas palabras, el hombre sostiene la madera con el niño y lo coloca cuidadosamente en el agua del río.

El agua oscura del río continúa fluyendo llevando la madera y también al niño a un destino incierto.

-¡Tu suerte está echada, querubín!- dice el hombre sin dejar de mirar al chico que se está moviendo cada vez más en la distancia con la ayuda de las pequeñas olas del río.

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La Marca del Lobo NegroМесто, где живут истории. Откройте их для себя