En ese momento, se arrepintió de haber aceptado.
Ella le había dicho que sería un recado sencillo y con el tiempo le daría un puesto mejor que el de un simple soldado, pero ahora dudaba.
Siguió corriendo hasta al final del callejón. Calculó la distancia y saltó hasta agarrarse de la escalera de emergencia de uno de los edificios para cruzar al otro lado.
Sintió alivio al pensar que se había librado de sus perseguidores, pero al hacer algunos metros más vio a los gigantescos felinos saltar la pared.
Cuando miró hacia adelante para saber qué dirección tomar, en la siguiente esquina a la calle; se encontró con otro de ellos.
Mostró los colmillos a las criaturas que se acercaban e intento buscar una salida que no encontró. Estaba rodeado.
—Tengo un mensaje— informó apresurándose a decirles lo que la mujer de mechones azules le había solicitado.
Se confió por un momento, si el mensaje los dejaba satisfechos lo dejarían ir, entonces sonrió.
Las criaturas se miraron a los ojos entre ellas y una de un zarpazo, lo tumbó al suelo.
La que estaba más cerca le arrancó la cabeza.
Sus dudas se confirmaron al fin, no debería haber confiado en esa mujer.
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Muñeca De Sangre
VampireAmelia Larosse siempre llevó su vida lo más tranquila posible, aunque abrumada por la soledad. Una noche, contra su voluntad, fue arrastrada para formar parte de una sociedad vampírica oculta bajo la noche del barrio más rico de su ciudad, hasta aqu...
