_ Ten, no tomes frío

_ Gracias- el sol acababa de esconderse en el horizonte y el viento ya soplaba helado y con fuerza- ¿De verdad tienes que irte?

_ Si pero es solo por unos días. Prometo estar de vuelta lo antes posible.

_ Voy a extrañarte

_ Yo también, más que a nada pero por lo menos me puedo quedar un poco tranquilo sabiendo que tu hermano estará aquí para cuidarte.

_ Emm... Dom volvió hoy a la facultad


Para cuando me adentré en la cochera Josh Landau, el vigilante, hacía dos horas que se había marchado y todo estaba en penumbras. La única razón por la cual yo y solo yo podía estar allí luego de la hora de cierre era porque él me había dado una copia de la llave del lugar. Josh era un hombre de reglas, alguien chapado a la antigua que se tomaba su trabajo muy enserio y que no solía darle privilegios a nadie pero como yo llevaba más de dos años guardando mi auto allí y como él me conocía desde que era bebe- era amigo de mi padre- había hecho una pequeña excepción. A pesar de la oscuridad y de la inmensidad del lugar- ocupaba más de media cuadra- halle mi auto sin problema. Podía distinguirlo con facilidad ya que tenía una pegatina que brillaba en la oscuridad en la parte superior derecha del vidrio trasero; era un símbolo raro del cual desconocía su significado pero me lo había regalado mi hermano de modo que lo conservaba por cariño a él.

"Bleu Rivière" no era un pueblo grande pero tampoco podía decirse que fuera pequeño. Tenía varias casas, negocios, fábricas e instituciones- muchos pueden pensar que vivir fuera de la ciudad (ya sea en el campo o en un pueblo) es una desventaja, todos los que residíamos allí pensábamos lo contrario. Podíamos vivir tranquilos sin demasiado ruido, los niños podían jugar en las calles sin el temor de sus padres de que les ocurriera algo y ante cualquier problema podíamos recurrir a un vecino ya que todos éramos amigos- El hogar de los Capwell estaba a metros del centro del pueblo, casi a los límites de la ciudad vecina del Este, y el mío al lado del gran bosque que funcionaba como frontera con la ciudad vecina del Oeste y que se extendía hasta una parte de la carretera. Había una distancia de 15 minutos en auto entre ambos lugares y por lo general el trayecto se me hacía bastante ameno, ya que no había mucho transito, pero esa noche con el cansancio que tenía y la poca luz que había en la ruta -gran parte del pueblo estaba sin electricidad por los fuertes vientos que habían llegado- se me hacía bastante complejo manejar con precisión y mantener los ojos abiertos...


El agua estaba congelada. Demasiado para mi gusto o el de cualquiera en una mañana tan fría como la de aquel otoño más debía atravesar ese río para llegar hasta donde estaba Dominic... ¿o era alguien más? No lograba recordar a quién buscaba. ¿Para qué lo hacía? ¿Cómo había llegado a aquel río si...

Un hondo estruendo me saco de mis pensamientos. ¿Qué había sido aquello? Comencé a asustarme. El viento soplaba cada vez más fuerte y los árboles se movían de un lado al otro. No sabía si cruzar el río o no, la corriente se había vuelto demasiado fuerte y temía que algo saliera mal. Cuando me decidí por cruzarlo, otro estruendo se hizo presente y el cielo se iluminó. Había sido un rayo.


Me sobresalte, seguía manejando. Nunca antes me había quedado dormida al volante, pero últimamente no había estado durmiendo bien debido que a la mitad de la noche me despertaba cansada, intranquila y con la sensación extraña en la boca del estomago. Quizás solo fuera porque hacía dos días que no podía comunicarme con Dom y estaba preocupada por él o tal vez fuera por alguna otra cosa que ignoraba. De cualquier forma no podía quitarme de encima esa sensación tan amarga y asfixiante que me acechaba, y para rematar mis oscuros sentimientos, la tormenta eligió ese momento para desatarse; primero horribles rayos luminosos surcaron el cielo por todo el alrededor, luego fuertes truenos se escuchaban demasiado cerca y por ultimo una gran cortina de agua cayendo, lo que sumado a los fuertes vientos hacia que el agua golpeara intensamente sobre el parabrisas. A lo mejor no debería haber ido a trabajar ese día o a lo mejor debería haberme quedado a dormir en lo de los Capwell... sin embargo aquello no importaba ya, ahora debía concentrarme en la ruta y en llegar entera a casa.

Bleu RivièreWhere stories live. Discover now