Capítulo único.

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--"Hasta luego"-- su tono es triste pero ¿Porqué?

Somos dos desconocidos que compartieron un tren por tres horas. No debía sentir ese malestar en el pecho ahora que no estaba, tal vez nunca le volvería a ver.

Sacudo la cabeza borrando esas ideas, leo el libro de medicina, los ojos se me pasean por las letras y no entiendo una sola oración. Cierro el libro de un golpe y corro lo mas rápido que puedo saliendo del tren, lo veo a unos cuantos metros caminando lento. Las calles de san Francisco son teñidas por rayos naranjas y brillantes del atardecer.

--"¡Espera!''--.

Rozo con mi mano la suya, él voltea sorprendido y me avergüenza que nuestros rostros queden tan cerca, así que me alejo levemente, su boca se cuerva en una sonrisa extrañamente atrayente.

--"¿Cambiaste de parecer?"--

--"Algo así"--me limito a responder alzando los hombros, él niega suavemente divertido y luego vuelve su mirada al frente.

--"Por cierto, no me he presentado"--dice--"me llamo Peeta Mellark ¿Tu eres?"--

Estrecho la mano que ha estirado con la mía en un suave apretón--" Katniss, Katniss Everdeen"--.

--"Bien, Katniss Everdeen. Estaría encantado que me acompañaras en una caminata ¿te parece?"--

Me gustaría decir que las historias de amor, son algo fortuito y nada efímeros pero estaría mintiendo ¿No es así?

Para Peeta Mellark la idea de encontrar a la chica ideal estaba completamente anulada, no podría buscar a tal mujer si ya la tenia al lado.

Pronto nos vimos corriendo por haber robado unas manzanas en un basar, exactamente yo las había tomado y Peeta no tuvo otra opción que correr junto a mi, sin antes lanzar un par de dolares pidiendo a gritos disculpas. Nunca me había sentido tan viva, ya hasta me había olvidado de como reír , ese chico rubio me hacia jugar con mis limites, volver a ser yo misma.

--"¿Porqué hiciste eso?¿Estas loca?"--exigió respuestas, y doblo su cuerpo hasta que sus palmas se apoyaron en sus rodillas tratando de recuperar el aire.

Di mis ultimas carcajadas , que murieron con el viento--"no debe haber razón alguna, solo el querer hacerlo."--dije --"¿Quieres una manzana?"--

Me dio una mirada que pretendía intimidar por unos segundos y luego me arrebato una de las tres manzanas para empezar a caminar a mi lado, los tonos naranja estaban dando paso a unos tonos morados y azulados que indicaban la proximidad de la noche y con eso nuestra despedida, le mire de reojo, encontrándome que él también me veía, pareció avergonzado y rápidamente aparto su mirada.

--"no he estado mas de dos veces en San Francisco"--dijo sin verme--"pero me gustaría llevarte a un lugar"--

.

El cielo estaba completamente oscuro, las estrellas parecían luces en el filamento, los edificios estaban encendidos en muchos colores, el ambiente era cálida y la musica era suave, el olor a eneldo me envolvía los sentidos, apreté mis brazos entorno a su cuello y hundí mi rostro en su pecho, pronto sentí sus grandes manos apretar la carne de mi cintura.

--"¿Te han dicho que hueles a pan?"--

No había comparación, cuando las vibraciones de su pecho daban contra mi cara cuando se reía, hundió su nariz en mi pelo y se quedo ahí.

--"si, muchas veces"--confesó--"talvez soy un panadero empedernido"--bromeo, haciendo que ambos rieramos--"Hueles a bosque y a hierba recién cortada, me gusta."--sus largos dedos se posaron bajo mi barbilla haciendo que alzara el rostro--"me gusta mucho, Katniss Everdeen"--

Aún hasta la fecha no se si hablaba de su perfume o de su ecensia misma, puedo recordar aquel desesperado y torpe beso en la puerta del tren, cuando la hora de marcharse se hizo inevitable.

Aún guardaba la esperanza de verle y contarle la gran artista que se había vuelto, había dejado la escuela de medicina para seguir su sueño.

Si tan sólo, no hubiese subido a ese tren. Si tan sólo hubiese habido más tiempo.

Viajeros.Where stories live. Discover now