CAPITULO 1

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Carla levantó la pequeña la limpió como pudo y con una botella rota le corto el cordón umbelical. "Oh dio! y ahora que hago yo con esta bebita." Pensaba Carla era aterrorizada, era una prostituta y como tal no quería saber de la policía, al fin sin pensarlo y con miedo de que alguien màs la viera agarro la bebita la cubrió con su sucio abrigo y corrio para su casa como si el mismo diablo la estuviera siguiendo.

TRES AÑOS MÁS TARDE

Carla estaba sentada en el viejo sofà consumiendo media botella de alcohol barato y fumando cigarrillos sin filtro, sus dientes eran manchado por la falta de igiene oral, sus cabellos una vez teñido de rubio se le denotaban el color oscuro en el tronco eran graso y sucio, los vestido que tenia eran viejos y remendados, la letrina que llamaba casa era sucia y hedionda.

Si era arrepentida de haberse quedado con esa bebe que encontro tres años atras lo único que le había causado eran problemas y gasto, no era facil mantener otra boca, todavía se pregunta que cosa le había pasado por la cabeza, si era joven y no lo penso bien, y ahora no sabe como desacerse de la mocosa, este es el nombre que le dio nunca penso en llamarla diversamente pero de un tiempo para acá la llama con otros nombres que le pegaban muy bien.

Necesitaba deshacerse de ella màs ahora que encontró un hombre la quería y que queria, la idea era que se fuera que él a vivir con ella, y de seguro él no va a querer a una mocosa en medió, y ella se merecía una vida decente.

Stephen Morton, que era el nombre del hombre con que estaba saliendo era un vago sin arte ni parte y no tenía donde vivir por lo tanto ella como buena compañera le ofreció su casa y el mantenimiento hasta que él encontrara un trabajo para poder encargarse de ella y de la casa, así ella dejaría por completo de prostituirse aunque si es casi un año que solo trabaja dos veces a la semana ya que la moscosa trae dinero a la casa pidiendo la limosna en el mercado.

Stephen seguramente no querrá ocuparse de otra boca. Ella no había denunciado la niña a las autoridades cuándo la encontró, y casi nadie sabe que ella existe, solo algunos vecinos lo saben y lo único que le importa es encontrar una doce de cocaína, o cualquier tipo de droga que le comieran el cerebro, nadie se daría cuenta si esa niñita desaparecía, ella no puede ir a las autoridades después de tanto tiempo diciendo que se la encontró en la basura y se la llevo a su casa para criarla, la meterían presa, la única solución es hacerla desaparecer, pero ante de hacer eso pensaba de hablar con Stephen él tenía que darle una mano ella no podía hacerlo sola.

La niña llego a la casa después de haberse pasado todo el dia en el mercado que era el lugar donde solía pedir la limosna, estaba cansada y ese día no había dado mucho dinero por màs que lo intento, y aunque si solos tenia tres años sabía que hoy seguramente Carla se la haría pagar de malo modo seguramente le dara una paliza que el día después no podra caminar, pero ella aceptó su destino con designación. Era una pequeña muy inteligente a pesar de sus tres añitos parecía una adulta, la vida ya le había pegado bien fuerte. Sabía hacer cosas que ningún niño de su edad sabía hacer, para poder sobrevivir tubo que aprender a correr antes de caminar, ella no hablaba pues al parecer es muda, pero ella sabe que no es así solo que no tiene nada que decir.

Hoy fatigó tanto para ganar el poco dinero que llevaba y sabía que al entrar a la puerta de su casa Carla no estaría para nada contenta.

Por lo meno hoy había comido algo no era mucho pero tenia un pedazo de manzana en el estomago que se encontró en la calle, eso le daría un poco de fuerza. Pensando en ese pedazo de manzana marron por lo vieja que era, la parte de una manzana que alguna persona voto después de haberse comido la manzana aún se le hacia la boca agua.

A la edad de tres años no sabía lo que eran la gloria de ser niña, desde que se recuerda siempre ha ido a pedir la limorna en el mercado de la parte donde pasan todo los turista y mucha gente con dinero. Se mete allí con su jarrito pidiendo con sus tristes ojos si por favor alguien le daba una moneda para comer, Tenía grandes ojos azul claro como el mar, tenía una tonalidad de color muy rara, sus ojos recontaban una historia y la gente que pasaba por ahí le causaba pena y le daban algunas moneda, según se piensa para comer, La niña era bien flaca solo piel y hueso, y eso causaba pena a los paseante.

Carla trabajaba como siempre de prostituta pero después que Ana inició a llevarle mucho màs dinero lo hacia siempre meno, el problema de todo esto es que si Ana no lleva suficiente dinero a la casa Carla la golpeaba de manera brutal.

La mocosa entró a su casa en silenció y llena de miedo. Carla estaba tirada en el mugroso sofá aún bebiendo y fumando ya el sol se ha ido a dormir y ella esta en la misma posición de esta mañana. Al ver que la pequeña llegar la miró con rabia, la niña se acercó y le dio el dinero que se ganó en el dia Carla lo cogió y los ojos se le iluminaron pero al ver que no era tanto se le encendieron di ira y rabia. Sin curarse de la diminuta falda que llevaba encima, baja una pierna del sofà dejando la otra al largo sobre este dejando ver las viejas bragas de algodón, y con rabia le lanzó la botella de alcohol casi bacía a la pequeña, ella por milagro la esquivó.

-Esta es la minería que trae?- Le grita con rabia.

La niña esta temblaba, tenía miedo, sabía que le iba a ir muy mal.

-Respondeme estupida, ni siquiera eso sabes hace, maldita muda- La niña no osaba levantar la vista del piso tenía miedo, mucho miedo.

Carla se alzó del sofà agarró la pequeña por un brazo de tal modo que la lleva casi por el aire, la llevó al pequeño baño la metió en la ducha. -Esperame ahí, no te mueva Le dijo, algunos minutos más tardes volvió con un cepillo de pared, y brillo de hierro esos que usan para quitarle el sucio mas pegados a las ollas de la cocina, y sin piedad alguna inició a lavar la niña con esto dos instrumentos, se podían escuchar los gritos de desesperación, ella no quería gritar tan fuerte porqué sabía que mientras mas rumor hacía más le haría daño pero no podía el dolor era demasiado para su pequeño cuerpesito.

Carla estrujó la piel de la niña hasta que no le saco sangre de ella en algunas parte y en la otra parte de la piel era roja como un tomate y le ardía, pero la herida más grande que tenía la pequeña era en el corazón. -No trajiste dinero suficiente porqué esta muy sucia- Esta fueron la únicas palabras de esa horrible mujer.

En un rincón de la casa acostada sobre una pila de cartón que le servían de cama la pequeña temblaba de frío y de miedo, a pesar de que habían pasado varías hora de lo sucedido y que Carla no estaba allí, ella tenía un miedo espantoso y lo único que quería en ese momento era no sentirse así, a pesar de que era apena una bebé ya estaba cansada de la vida y en medió de la noche lloranba y le suplicaba a Dios que por favor la hiciera dormir para siempre, era el único deseo que pensaba que le le podía cumplir.

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Aquí le dejo el primer capitulo, pero no podre actulizar muchas veces porque tengo una historia que terminar. Esta historia es muy diferente a la otra, la Ana en esta historia es diferente a la otra y aunque si no me gustan las historias demasiada dolorosa esta lo es pero espero que sea solo por un tiempo, como saben a mi me gustan los finales felices. Voten y comenten si quieren que actualice mas pronto, si veo que a muchas personas le gusta yo actulizare más rapido. Besos.



50 SOMBRAS DE UN ALMA BLANCA (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora