Capítulo 2

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La verdad no es difícil acatar esas reglas...de momento.

#1: Mi familia debía darme por muerta.

Sinceramente no pensaba que mi tía me estuviera buscando. Tardé tres días en despertar desde que me mordió y él se había asegurado de que la policía no me estuviera buscando, lo cuál era normal porque con el negocio de prostitución, a ella no le interesaba tener a la policía rondando por allí ni haciendo preguntas por una simple chacha que podía reemplazar.

De todas maneras decidí ir a "saludarla" antes de irme.

Llegué a su casa y subí a su alcoba, donde estaba fumándose un cigarro tras haber copulado con un hombre feo con bigote y entrado en carnes, muy peludo, que se había quedado dormido a su lado.

Me dispuse a entrar cuando se me ocurrió una gran idea, ¿por qué decirle un adiós tan soso y simple, si puedo irme por todo lo alto?

Bajé corriendo a la cocina y cogí un cuchillo del segundo cajón, uno de los pocos que no estaban oxidados por la falta de uso, volví a subir con las manos en la espalda y entré la alcoba colocándome entre la puerta y el armario y la miré impasiva.

-Ya era hora de que volvieras, la fregona está esperándote en el trastero. No me molesté en responderle. No te quedes ahí parada, niña, vete a limpiar ya.
Volví a permanecer en silencio.
¿Estás sorda o es que no te lavas las orejas? ¡Estúpida mocosa!

Mi silencio y rostro imperturbable la estaba poniendo de los nervios y se destapó para sentarse en la cama, buscaba sus zapatillas mugrosas y desgastadas.

-Te voy a dar la paliza de tu vida, no vas a recordar ni tu nombre, muchachita insolente. Me amenazó.

Cuando alzó la vista con la alpargata en la mano derecha se quedó quieta al verme sacar el cuchillo con mi mano derecha que escondía en mi espalda. Hice que mi índice de la mano contraria rozase la punta del cuchillo y lo hize girar sobre él, por lo que cayó una pequeña gota de sangre que recorrió mi palma hasta caer al suelo.

El rostro de mi odiosa tía era terrorífico, veía hacercarse su fin sin que yo hubiera hecho apenas nada.

El cerdo seguía durmiendo sin enterarse de lo que pasaba a su alrededor, supongo que hizo un gasto energético enorme para moverse hace unas horas.
Separé mi dedo del filo y me lamí la sangre. La miré con odio.

-Te estás divirtiendo ¿verdad? Haré tu vida más miserable de lo que puedas imagi...

-¿Qué vida? La interrumpí. Yo ya estoy muerta. Abrió los ojos como platos. ¡Tú me has matado! Le grité.

Agarré fuerte el mango del cuchillo carnicero y trazeé una línea curva alrededor de mi cuello que se cubrió de sangre, lo que hizo que se le cayera la alpargata y le temblara todo el cuerpo.
Se subió a la cama rápido y pegó su espalda al cabecero con los brazos abiertos, igual que cristo en la cruz, y dí un paso.

Cerró los puños y dí otro paso.

-¡Para! Gritó.

Dí otro paso y pisé el cigarro, ya casi consumido, que estaba dejando un marca negra en la madera del suelo.

Y otro paso más, hasta que me coloqué a su lado. Levanté el cuchillo por encima de su cabeza y puse cara de loca.
Ella se cubrió con los antebrazos la cabeza, como si el cuchillo no pudiera atravesarla de esa forma, y gritó tan fuerte que al fin despertó al mugroso cerdo.

-¡No me mates,por favor! No me mates. Haré lo que quieras, pero no me mates. Repetía una y otra vez como si fuera el estribillo de una canción.

-¿Qué te pasa, Elizabeth? ¿Quién te va a matar? Le preguntó el puerco, pero yo ya había desaparecido hace minutos. Aquí no hay nadie, solo yo.

-No...ella estaba...yo la ví. Me buscaba con la mirada por todos lados y pensó que había sido un sueño, pero le dejé una gota de sangre en el suelo para que me recordara, y volvió a temblar. Lilith estaba aquí, está muerta, vendrá a por mí.

-¿Esa estúpida sobrina tuya? Eso no es posible, estás volviéndote loca.

-No te vayas, vendrá a por mí. Suplicó y se aferró a su brazo, pero él no tardó en vestirse y se desprendió de ella de un empujón.

Mi tía se abrazó al cabecero de la cama mirando a todos lados.
El puerco le dejó treinta dólares por su asqueroso servicio y se fue maldiciéndola por su repentina y extraña conducta .

Lo último que supe de ella por terceras personas fue que perdió la cabeza y se imaginaba cosas. Los clientes cambiaron de puta porque, ya ni para eso servía.
Dejó de comer, dejó de dormir, y una noche decidió que no esperaría más al ángel negro de la guadaña.
Pensó que no podía soportar otro día más con miedo esperando que un rencoroso espíritu acabara con su vida y se colgó del roble que había en el patio, que ya se estaba secando por el invierno por lo que tornó a gris en una noche oscura en la que se adorno del cuerpo inerte de quella mujer desesperada.

O eso me dijeron cuando pregunté, aunque mi informadora femenina le añadió muchos insultos a mi tía, creo que su marido fue uno de sus antiguos cerdos de la granja, quizás el de los jueves...}

Damián me informa poco a poco de todo lo perteneciente a mi nueva raza.

Si te metieras en internet, seguro descubrirías muchas falsas historias sobre vampiros debido al miedo que intenta implantar entre otros, la iglesia, para controlar a la gente: "Si pecas cuando mueras te convertirás en vampiro".
¡Venga ya! Muchos curas están podridos por dentro y dicen ir al cielo.

En fin, los vampiros no morimos fácilmente, para ello deben cortarnos la cabeza. Lo que es casi imposible porque podemos sentir acercarse todo desde un par de kilómetros y no dormimos.
Da igual que nos dañemos porque nuestras heridas sanan en menos de diez minutos. Y podemos mantenernos fuertes mientras nos alimentemos una vez por semana.

Al llegar a la cabaña abrí la puerta y me encontré a Damián mirando goloso a Salem, mi querido gato negro.

-Vete a cazar, no permitiré que te comas a mi gato.

-No puedes tener una mascota, es demasiada tentación.

-Habla por ti, a mí me hace compañía, así que aprende a controlarte.

Me puso una sonrisa desafiante y salió a alimentarse.

Salem tiene apenas 6 meses, creo. Lo encontré cuando nos ibamos de América del norte.
Olimos a sangre fresca una noche de lluvia y Damián corrió a investigar. Estaba malherido por una rama que le había caído encima. Damián pensaba en bebérselo pero a mí me enamoró con su mirada.

Le puse su nombre por el gato de las brujas de una serie de la que no recuerdo el nombre.
Salem significa paz, y él me la proporciona.

Bienvenida Al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora