Capítulo ventidos

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-¿Samuel?¿Ocurre algo?

-No pequeño, no ocurre nada.

-Ya.. Bueno... ¿Como te ha ido... allí? - pregunté a la vez que entraba al baño, no quería que Sandra me escuchara hablar con Samuel sobre esto.

-Fue horroroso, Guille. Tiene información de todas las personas a las que ha... matado. Igual no creo que sea apropiado que hablemos de algo así por teléfono. ¿Quieres que valla a verte?

-Yo.. No... Vamos a tener una especie de noche en familia, o algo así... - cerré los ojos esperando que me respondiera con un tono frío y cortante, pero eso no sucedió.

-Pasatelo bien, pequeño. Y disfruta de tu familia, luego te arrepentirás de no haber podido hacer con ella muchas cosas. - ¿que le ocurría? Tenía ganas de preguntarle si se encontraba bien, si había sucedido algo, pero un toque en la puerta captó mi atención.

Susurré un casi inaudible 'espera' y cubrí el altavoz del teléfono.

-¿Si?

-Te esperamos abajo - dijo Sandra desde el otro lado de la puerta -. Las pizzas ya han llegado.

-Vale.

Suspiré y mire el teléfono un par de segundos antes de volver a ponerlo en mi oreja.

-¿Samuel?

-Dime

-¿Nos veremos mañana? - pregunté tirando de la cadena, aunque no he usado el váter.

-Claro. ¿En el receso en mi despacho, o prefieres en la cafetería?

-Tengo clase contigo antes, ya veremos en el momento.

-Llevas razón - contesto riendo -. Hasta mañana, Guille.

-Adiós.

Tras unos segundos de silencio fue Samuel el que terminó colgando.

Cuando bajé las escaleras me encontré a mi madre tirada en el colchón, atenta a una película que echaban en la televisión y a mi hermana devorando un enorme cacho de pizza.

Sonreí.

Hacía mucho que no teníamos un momento así, y solo ahora me estaba dando cuenta de lo mucho que lo echaba de menos. Me lancé al colchón haciendo que mi madre me diese un manotazo -obviamente en broma- en la pierna, y Sandra gritara porque se le callo la pizza por el pijama.

Ahora estaba feliz, y algo en mi interior deseaba que así fuera durante mucho más tiempo.

Narra Samuel.

-Quizás a ella si la convirtió - dijo la rubia mientras se acercaba a mi tendiéndome una taza de café humeante.

-Quizás la dejó tirada en algún lado para que muriera lentamente - dije yo esta vez, como siempre esperando lo peor.

Pero es que esto era lo que la vida me había enseñado. No por que pienses que algo bueno va a pasar, simplemente pase. No había destino, ni casualidades, todo estaba en nuestras manos. Las personas somos las que decidimos lo que va a pasar, cuando va a pasar, y porqué. Quizás eso desencadene en otras cosas, pero es lo que hay, fin.

-No ganas nada pensando así, Samuel - me regañó Luzu, mientras que Lana se acercaba a él y se sentaba sobre sus rodillas.

-¿Y que quieres que haga? ¿Que sonría como imbécil y me ilusione? ¿Que comience a buscar a mi hermana como un sociopata? ¿Decepcionarme cuando me entere de que murió?

-Relajate, Samuel. Luzu no tiene la culpa de nada - le defendió Mangel.

-Claro que no tiene la culpa de nada - dije indignado, levantándome del sofá y despeinándome levemente. - La culpa es mía, por no regresar junto a ellos, por no cuidarlos como debía.

Atrévete a dominarme {Wigetta} Where stories live. Discover now